Un terremoto inesperado para Milei en Buenos Aires
Por primera vez la provincia de Buenos Aires eligió a sus legisladores locales en comicios independientes de los nacionales. La Libertad Avanza, partido oficialista, perdió por casi 14 puntos porcentuales frente al peronismo


La política argentina volvió a verse sacudida por un pronunciamiento electoral inesperado. Fue este domingo que pasó, en unas elecciones inusuales: por primera vez la provincia de Buenos Aires, que es el principal distrito del país, eligió a sus legisladores locales en comicios independientes de los nacionales. Una competencia que parecía anodina, pero que se transformó en un terremoto: el partido de Javier Milei, La Libertad Avanza (LLA) perdió por casi 14 puntos porcentuales frente al peronismo del gobernador Axel Kicillof y Cristina Kirchner.
El comportamiento del electorado siempre es misterioso. Pero una lectura lineal del resultado indicaría que LLA y su aliado, el Pro de Mauricio Macri, perdieron alrededor de 1,5 millones de votos respecto de una elección comparable, la del año 2021. El peronismo sumó 375.000 votos. La evidencia más relevante es que, si se toma el desenlace bonaerense como un indicio de lo que sucede a nivel nacional, se reabrió la crisis de representación que llevó a Milei al poder. Pero esa crisis corroe más al sector no peronista de la política que al peronismo, que sigue manteniendo su caudal de votos sin demasiada alteración. Es una conclusión inquietante, porque se suponía que Milei venía a cerrar esa brecha.
¿Cuáles son las razones del resultado del domingo? En las últimas semanas, el Gobierno nacional perdió el control sobre el Congreso, donde está en una delicada minoría. Además, comenzaron a circular audios con la voz de un funcionario del área de Salud afirmando que Karina Milei, la hermana del Presidente, organizó un sistema de sobornos alrededor de las prestaciones destinadas a personas con discapacidad. La misma Milei había protagonizado un escándalo anterior por el aval que la Presidencia le dio a una estafa con la criptomoneda $Libra.
Estas son razones suficientes como para corroer el piso del oficialismo. Sin embargo, la raíz de la derrota habría que buscarla en otro lado. La prestigiosa Universidad Torcuato Di Tella publica todos los meses un índice de confianza del consumidor y un índice de confianza en el Gobierno. En la edición de agosto, ambos consignaban un derrumbe de 14 puntos en la evaluación de la Administración Milei.
Ese deterioro en la confianza puede ser adjudicado a un ajuste muy severo que lleva adelante el Gobierno nacional desde que llegó al poder. En el último mes, ese ajuste recrudeció en lo monetario: la tasa de interés que debe pagar una pyme para financiarse supera el 100%. Con una inflación anual de 25% estamos hablando de una tasa de interés real del 75%. Exorbitante.
Una de las dimensiones que más preocupa al Gobierno del fracaso bonaerense es que podría estar adelantando una derrota equivalente en las elecciones del 26 de octubre. Esas sí tienen un claro significado nacional. Si Milei no obtiene un éxito contundente, corre el riesgo de mantener una minoría en el Congreso. Imposible, entonces, realizar las reformas económicas que atenúen el dramático costo fiscal y laboral que pesa sobre la actividad privada en el país. Las principales variables de la economía, en especial el valor del dólar, que en la Argentina es un indicador de orden político, comenzarían a desbaratarse. Las encuestas aseguran que los candidatos de Milei ganarán en esas elecciones de octubre. Pero son las mismas encuestas que afirmaban que en Buenos Aires perdería por cinco puntos, no por 14.
El presidente pronunció un discurso el domingo a la noche que repitió el lunes por la mañana en una reunión de Gabinete. Las razones de la derrota son políticas. Tienen que ver con desorganización y escándalos de las últimas semanas. La marcha de la economía es ajena al resultado de las urnas. Por eso el ajuste no solo se mantendrá, sino que se va a profundizar. Esa interpretación de su propia desgracia promete dejar a Milei con menos apoyo con el paso de los días. En ese escenario, el país volvería a internarse en lo desconocido. Como cuando una mayoría optó por Milei.
Este paisaje adquiere tonos más oscuros cuando se examinan las capacidades del equipo de Gobierno. Se trata de un conjunto de amateurs, que se armó en la emergencia del triunfo inesperado del año 2023, que presenta enormes dificultades para gestionar la política, sobre todo estando en minoría.
La otra gran novedad de la provincia de Buenos Aires es que el gobernador Kicillof obtuvo un excelente resultado de su decisión de adelantar las elecciones provinciales. Lo hizo contra su antigua jefa, Cristina Kirchner, que había pronosticado una derrota. No es una discusión técnica. Se trata de la excusa de un desafío político. Es una gran novedad: por primera vez la señora de Kirchner quedó expuesta a un conflicto sucesorio en el que parece tener todas las de perder. Quien le impuso una derrota es un antiguo discípulo, Kicillof, que fue su ministro de Economía. Quiere decir que en el conflicto kirchnerista no hay dos visiones del país o del mundo. Hay solo una disputa entre dos personas que quieren lo mismo: mandar.
La vitalidad del peronismo, en su variante kirchnerista, es un castigo especial para Milei. Los agentes económicos, que dudan si apostar o no a su gestión, comienzan desde el domingo a presumir que podría haber un reflujo estatista, que es el mensaje de Kicillof.
Para enfrentar este reto, Milei debería resetear su Gobierno. Adoptar una política de ajuste más gradual y componer un equipo político con más experiencia en el manejo del poder. Son dos operaciones que chocan contra un límite: la personalidad del presidente, muy renuente a realizar un giro autocrítico a partir del cual reinventarse.
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