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Bombas incendiarias, gas pimienta y piedras: graves incidentes en la protesta contra la ley de desguace del Estado de Milei

El presidente argentino acusa a los protagonistas de los disturbios de ser “terroristas” que “intentaron perpetrar un golpe de Estado”. El Senado aprueba el proyecto de ley en general y debate a posteriori los artículos más polémicos

La policía acordona el Congreso mientras los legisladores debaten un proyecto de ley de reforma en Buenos Aires, (Argentina), el miércoles 12 de junio de 2024.Foto: Mariana Nedelcu (Reuters) | Vídeo: AP

Argentina tiene una larga tradición de resistencia en las calles a las leyes más polémicas y el proyecto que le otorga herramientas al ultra Javier Milei para desguazar el Estado no ha sido una excepción. “La patria no se vende, la patria se defiende”, cantaban miles de personas concentradas este miércoles frente al Congreso argentino en protesta a la ley que el Senado aprobó en general en una sesión maratónica. La tensión era alta desde las diez de la mañana, cuando los legisladores comenzaron a debatir, pero aumentó con el correr de las horas. Un grupo de manifestantes arrojó piedras y cócteles molotov y la policía reprimió de inmediato la protesta. La plaza frente al Congreso se convirtió en escenario de una batalla campal y los senadores kirchneristas pidieron sin éxito pausar la sesión por la violencia en las calles. Hasta el momento hay al menos 30 detenidos y decenas de heridos.

Policías disparan gases lacrimógenos a manifestantes que protestan afuera del senado durante un debate este miércoles, en Buenos Aires (Argentina).Foto: Juan Ignacio Roncoroni (EFE) | Vídeo: Reuters

A través de un breve comunicado, el presidente argentino acusó a los protagonistas de los disturbios en Buenos Aires de ser “terroristas” que “intentaron perpetrar un golpe de Estado atentando contra el normal funcionamiento del Congreso de la Nación argentina”.

El Gobierno ultraderechista había diseñado un gran operativo de seguridad para impedir que los opositores cortasen el tránsito de las avenidas que rodean al edificio legislativo. La manifestación transcurrió de forma pacífica hasta pasado el mediodía, cuando se registró el primer incidente grave. Los policías antisdisturbios reprimieron con gas pimienta a personas que intentaban entrar en la plaza, entre ellas seis diputados kirchneristas, que tuvieron que recibir asistencia médica.

“Es una situación muy violenta la que se está viviendo en el día de la fecha. Tenemos a cinco compañeros hospitalizados. Pero también fueron reprimidos y gaseados y pateados trabajadores y gente que se acercó al Congreso a manifestarse pacíficamente”, denunció ante las cámaras la diputada peronista Cecilia Moreau, de la coalición Unión por la Patria. “Hoy el Gobierno le está declarando una guerra al pueblo argentino. Se votaron leyes muy controversiales, pero nunca pasó que haya un operativo policial, te diría paramilitar, como este”, subrayó Moreau.

Desde la plaza, una sindicalista se dirigió a sus compañeros megáfono en mano para pedirles que no se dejen amedrentar ante lo que consideró “una nueva provocación del Gobierno” y de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. “Una ley antipopular no puede pasar si no es con represión”, destacó mientras arengaba a los presentes para que permaneciesen en una plaza caldeada.

La situación empeoró con rapidez. Alrededor de las cuatro de la tarde, varios manifestantes lanzaron piedras y cócteles molotov contra las fuerzas de seguridad y derribaron las vallas que impedían acceder a la calle frente al Congreso. Los antidisturbios usaron primero tanquetas lanza agua y después avanzaron en bloque para desalojar a los opositores con gases lacrimógenos y balas de goma. El aire se volvió irrespirable a varias cuadras del Congreso.

Al desconcentrarse, se multiplicaron los episodios violentos. Algunos manifestantes quemaron contenedores, papeleras e incluso dos automóviles. En otras calles cercanas, en cambio, se mantenían pequeñas protestas pacíficas. La policía impedía que los peatones accediesen a los alrededores del Congreso, pero sí permitía el paso de vehículos.

Aprobada por la mínima

Organizaciones sociales y políticas, tanto cercanas a la izquierda como al peronismo, habían desplegado sus banderas entre la multitud desde temprano, mientras algunos seguían el debate en el interior del Senado teléfono en mano. El resultado de la votación tuvo al país en vilo hasta las once de la noche. Tal y como se preveía, la Cámara Alta se dividió en dos mitades idénticas, con 36 senadores a favor del proyecto en general y otros 36 en contra. La última palabra la tuvo la vicepresidenta, Victoria Villarruel, quien desempató a favor del Gobierno. La sesión continúa ahora con la votación capítulo por capítulo y el proceso se repetirá después con el paquete fiscal.

Horas antes, los manifestantes oscilaban entre la resignación y la esperanza. “Senadores, hoy se convierten en héroes. No a la Ley Bases”, decía la pancarta de uno de los optimistas, parafraseando la célebre frase de Javier Mascherano al portero de la selección argentina, Sergio Romero, en el Mundial de 2014.

Los opositores rechazan toda la ley, pero recelan especialmente de la delegación de facultades legislativas a un presidente que busca dinamitar el maltrecho Estado de bienestar argentino ―”soy el topo que destruye el Estado desde dentro”, se autodefinió días atrás― y la privatización, cierre o desfinanciación de empresas y organismos públicos. Los sindicalistas advierten que la reforma laboral incluida en el borrador abaratará los despidos en un contexto de recesión económica donde miles de personas ya se han quedado sin empleo.

Cacerolazos

Por la noche, la protesta se trasladó de las calles del centro de Buenos Aires al corazón de los hogares argentinos. Los vecinos disconformes con el Gobierno salieron a puertas y balcones para golpear cacerolas y otros objetos metálicos contra la ley y la represión policial.

La votación de este miércoles es crucial, lo que explica la tensión con la que se sigue en todo el país. El partido oficialista La Libertad Avanza tiene solo el 10% de las bancas del Senado y ha tenido que hacer numerosas concesiones para conseguir el respaldo de parte de la oposición dialoguista. El proyecto regresará a la Cámara de Diputados para su sanción definitiva, pero allí se da por descontado que tendrá los suficientes votos positivos para convertirse en ley.

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