El Gobierno de Milei se autoinflige una crisis para intentar recuperar la iniciativa

Después de una crisis autoinfligida que terminó con el despido del jefe del Gabinete de ministros, el Gobierno de Javier Milei intentó mostrarse activo e iniciando una nueva etapa. Pero el malestar interno y las dificultades políticas y económicas que enfrenta la administración ultraderechista derivaron en el reconocimiento oficial de que habrá más cambios en el elenco gubernamental. Con el presidente Milei de gira por Estados Unidos —en su cuarto viaje a ese país en menos de seis meses—, el nuevo ministro coordinador, Guillermo Francos, asumió en lugar del despedido Nicolás Posse. El Ministerio del Interior, que hasta ahora conducía Francos, fue degradado a secretaría y quedará bajo el control de la nueva Jefatura de Gabinete. La Agencia de Inteligencia fue descabezada y pasará a la órbita directa de la Presidencia. También se confirmó la creación de un nuevo ministerio para modernizar el Estado.

Si bien el Gobierno de Milei ya sufrió numerosas bajas entre sus altos funcionarios, la cesantía de Posse —a quien el presidente definía como un amigo personal— fue el primer gran golpe para el Ejecutivo. Desde hace al menos dos semanas las desavenencias entre Milei y Posse habían alcanzando un punto de no retorno y el lunes por la noche se anunció formalmente el desenlace, explicado por “la diferencia de criterios y expectativas en la marcha de Gobierno y las tareas encomendadas”. Tanto el presidente como su hermana, Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, cuestionaban a Posse por las demoras en la toma de decisiones y por su falta de compromiso con las iniciativas del mandatario.

En sus cinco meses y medio como jefe de Gabinete, a Posse se lo vio hablar en público una sola vez, ante el Congreso. En contraste, su sucesor se ha mostrado como el ministro más locuaz del Gobierno y volvió a hacerlo en su primer día en el nuevo cargo. Este martes, primero reunió a los ministros en la Casa Rosada y después trasladó el encuentro a una cafetería, a metros de la Plaza de Mayo. También habló por radio y dio una conferencia de prensa. Dijo que Milei lo eligió porque “se da cuenta de que con la política argentina a él se le hace complicado, porque no la entiende, porque tiene diferencias”. Hasta ayer ministro del Interior, Francos ocupó el rol de negociador con la oposición dialoguista y con los gobernadores provinciales. Esa función la extenderá ahora a la Jefatura de Gabinete, en un Gobierno con minoría parlamentaria, necesitado de consensos pero limitado por el discurso de Milei contra la “casta política”.

Aligerar y desconcentrar

“Tenemos que reorganizar la estructura del Gobierno, tenemos que aligerar”, dijo Francos, al anunciar que habrá más cambios de funciones y funcionarios. “Quizás por la forma en que asumimos, proviniendo de una fuerza que no tenía historia, andamiaje institucional, se concentraron demasiadas tareas en la Jefatura de Gabinete que creo deberían distribuirse en el resto de los ministerios”, agregó.

No obstante, la Jefatura de Gabinete absorberá a la nueva Secretaría del Interior, que hasta el momento tenía rango de ministerio y autonomía.

Al conservar ese área dentro de sus atribuciones, Francos enfrentará en las próximas horas una prueba clave: el destino en el Congreso de la llamada ley bases, la propuesta de desguace del Estado y desregulación de la economía que impulsa Milei. Francos es el principal operador del Gobierno para que se convierta en ley el proyecto ya aprobado por la Cámara de Diputados y aún en trámite en el Senado.

Modernizar y desregular

Francos anunció que ya hay un hombre elegido para un ministerio todavía sin nombre. El economista Federico Sturzenegger será designado como ministro para impulsar “la modernización del Estado y la desregulación económica”, dijo. “El nombre (de la nueva cartera) se va a resolver en los próximos días”, agregó.

Sturzenegger es un viejo conocido de la política argentina. Fue secretario de Política Económica del Gobierno de Fernando de la Rúa, la Administración que cayó en 2001; fue diputado nacional; y también presidió el Banco Central entre 2015 y 2018, durante el Gobierno de Mauricio Macri. En los últimos meses se venía desempeñando como asesor ad honorem de Milei: es el autor intelectual de gran parte de las reformas instrumentadas por el presidente por decreto y de otras incluidas en el proyecto de ley bases.

El espionaje

A la salida de Posse se sumó la del titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Silvestre Sívori, quien había sido nombrado por el ex jefe de Gabinete. Francos anunció, además, que la AFI volverá a depender directamente del presidente, una decisión que alimentó las versiones sobre la existencia de espionaje dentro del propio Gobierno.

“Hay que pensar en una reorganización de la inteligencia en la Argentina. Tiene que haber inteligencia exterior para tener en claro lo que está pasando en el mundo. Y tiene que haber inteligencia interior, para pensar lo que está pasando con el crimen organizado, el narcotráfico, con las fronteras”, detalló el jefe de Gabinete y mencionó la posibilidad de dividir al organismo para que cumpla esas funciones.

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