Kirchner reaparece en público al grito de “¡Cristina presidenta!”
La vicepresidenta argentina defiende la gestión económica del Gobierno y vincula a sus atacantes con funcionarios del Gobierno de Mauricio Macri en su primer acto multitudinario a dos meses de su intento de asesinato
Cristina Kirchner ha vuelto a aparecer en público, pero quien ha hablado ha sido su militancia. Al grito de “¡Cristina presidenta!, ¡Cristina presidenta!”, la vicepresidenta argentina ha sido aupada este viernes por una multitud reunida en Buenos Aires por la Unión Obrera Metalúrgica, uno de los sindicatos más poderosos del país. A dos meses de su intento de asesinato, y mientras el Gobierno emprende un ajuste económico por sectores para cumplir con las metas del Fondo Monetario Internacional, las expectativas por el primer discurso multitudinario de la vicepresidenta en más de dos meses eran enormes. Kirchner ha hecho un repaso histórico sobre su gestión al frente del Gobierno (2007-2015) que ha alimentado una idea que todos los presentes han coreado en la sala: sin un postulante claro en el peronismo para las elecciones del próximo año, la candidata debe ser ella.
La coalición de Gobierno, que nació por su iniciativa en 2019 para que el peronismo volviese al poder, parece rota sin remedio. Mientras el presidente Alberto Fernández evita los grandes actos públicos y la gestión la encabeza el tercer aliado de la coalición y actual ministro de Economía, Sergio Massa, el kirchnerismo ejerce de oposición desde dentro del Gobierno a pesar de haber abrazado en silencio el programa de ajuste que Massa llevó ante el FMI. Ya no hay tregua ni paz posible en la coalición peronista, pero este viernes Kirchner ha evitado echar más leña al fuego.
En un extenso discurso ante los afiliados al sindicato de trabajadores metalúrgicos, la vicepresidenta ha defendido el “gran esfuerzo” de Massa “administrando las consecuencias” de la gestión económica del Gobierno de Mauricio Macri, y ha pedido al presidente Fernández una “suma fija que vuelva a darle capacidad al salario de los trabajadores” ante la pulverización de los ingresos en una economía que sobrepasa una inflación del 83% interanual. Ha sido una de las pocas referencias a Alberto Fernández, a quien no ha nombrado incluso cuando se refirió a él directamente. “No me arrepiento, porque pudimos lograr el objetivo de votar en contra de determinadas políticas”, ha defendido la vicepresidenta sobre su decisión de formar Gobierno detrás de quien había sido uno de sus críticos más feroces años atrás.
“¡Cristina presidenta!, ¡Cristina presidenta!”, la recibieron este viernes los militantes en el acto en Pilar, en la periferia norte de Buenos Aires. La idea de que la expresidenta vuelva a presentar una candidatura en las presidenciales del año que viene ronda los actos públicos del peronismo desde hace meses. Y, a pesar de que los dirigentes de su partido prefieren no aclarar si esta es una posibilidad real, la falta de liderazgo claro en el peronismo ante las elecciones de octubre del próximo año echa leña al fuego. El presidente Fernández no ha descartado presentarse a la reelección, y esta puede ser la última oportunidad de Massa, el tercer líder de la coalición de Gobierno, de llegar al poder tras décadas en la segunda línea política. Ninguno convoca como la vicepresidenta, a pesar de que para los tres parece imposible volver a alinear al peronismo detrás de una boleta común.
Las primarias abiertas antes de la elección son otra grieta abierta en la coalición en las últimas semanas. Mientras funcionarios afines a la vicepresidenta impulsan su eliminación, el presidente y los pocos funcionarios afines que le quedan se niegan a dar la discusión. La propuesta de suprimir las primarias tampoco cae bien en la oposición, que no ha definido sus candidatos. El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y la antigua ministra de Defensa de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, son los candidatos más fuertes de ese frente. Pero el expresidente Macri, que acaba de publicar un libro criticando el “gradualismo” de las políticas de ajuste económico que llevó a cabo en su último Gobierno, no termina de decidir a quién dará su apoyo. Ni si se presentará él mismo.
El intento de asesinato, dos meses después
“Saben que yo también lo vi por la televisión, ¿no? No me di cuenta del arma que pretendía volarme la cabeza”, dijo la vicepresidenta sobre el intento de asesinato que la tuvo dos meses y tres días lejos de los escenarios. Kirchner no se había recluido del todo, pero apenas ha aparecido dos veces en los últimos meses: dos semanas después del atentado, el 14 de septiembre, se rodeó de religiosos y agradeció “a Dios y a la Virgen” haber sobrevivido el atentado en un acto a puertas cerradas en el Congreso. Después apareció en una transmisión en directo desde su despacho el 23 de septiembre. Haciendo un alegato de defensa ante sus juicios por corrupción, Kirchner cargó contra la gran bestia de su movimiento político: el Poder Judicial. “Desde el ámbito judicial se da licencia social para que cualquiera pueda pensar y hacer cualquier cosa”, dijo, vinculando las causas abiertas en su contra por corrupción con el intento de magnicidio.
La vicepresidenta también se ha referido a sus atacantes como “gente pagada por empresarios que se identificaban con el anterior Gobierno”. Hace dos semanas, la policía detuvo a cuatro militantes de ultraderecha que la habían amenazado de muerte y que habían organizado protestas violentas donde fue vista Brenda Uliarte, que planeó el magnicidio junto a su supuesto novio. El líder del grupo, un supuesto carpintero que tenía un negocio diminuto en Buenos Aires, habría recibido 50.000 dólares de parte de una firma vinculada a Nicolás Caputo, amigo de la infancia del expresidente Macri y primo de su antiguo secretario de Finanzas. Los cuatro fueron procesados esta semana, pero seguirán el juicio en libertad.
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