La victoria de Maduro con plomo en el ala

El peor escenario para las fuerzas democráticas venezolanas se concretó. Los resultados parciales anunciados por el CNE en la madrugada del 29 de julio otorgan un 51,2% de los votos a Nicolás Maduro. María Corina Machado y la oposición aseguran que Edmundo González Urrutia obtuvo el 70% de los votos. Saber la verdad sobre estos números será fundamental.

¿Qué viene en lo inmediato?

El presidente de Chile, Gabriel Boric, fue de los primeros en reaccionar. Declaró sus dudas sobre los datos leídos por el presidente del CNE, el rector Elvis Amoroso y demandó “total transparencia de las actas y el proceso”, a la vez que afirmó que Chile no reconocerá ningún resultado que no sea verificable. Estados Unidos; el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell; Colombia, España, Guatemala, Perú, Uruguay, Costa Rica emitieron comunicados con la misma tónica. Brasil y México, con gobiernos progresistas, habían guardado silencio hasta entrada la madrugada, mientras 1ue Cuba, Honduras, Nicaragua y Bolivia saludaron la anunciada reelección de Maduro.

El objetivo de Maduro al celebrar esta elección era lograr el reconocimiento internacional. De esta manera buscaba superar una etapa de aislamiento y sanciones. Este respaldo parece que le seguirá siendo esquivo.

A las primeras de cambio, su supuesta victoria está llena de dudas. Para hacerla creíble deberán mostrar no solo los resultados mesa por mesa sino dar acceso a todas las actas. Esto último podría ser imposible. Como en un guion de telenovela de mala calidad, el CNE aseguró que el sistema había sido “hackeado” y por eso retrasó la publicación del primer boletín.

No es la primera vez que el gobierno atribuye a causas inverosímiles algunos eventos. Por ejemplo, en el pasado ciertas fallas del sistema eléctrico han sido atribuidas a la mordedura de una iguana a un cable de alta tensión o a “ataques electromagnéticos”.

El organismo electoral informó que los datos de la votación serían publicados en su página web, diseccionados mesa por mesa. Sin embargo, estos resultados podrían no ser auditables. Uno de los mecanismos de verificación de los resultados es que los partidos que tienen testigos en el acto de votación reciben una copia del acta que emite la máquina de votación. La oposición denunció que no tuvo acceso a todas las actas, debido a la negativa de las autoridades.

Pero no se trata tan solo de un asunto de matemáticas o estadística. Lo que está en juego es la credibilidad del Gobierno de Maduro. La necesita para avanzar en una nueva relación con socios de la región. Después de la caída del gobierno interino de Juan Guaidó, la diplomacia de Caracas logró progresos significativos, entre ellos una flexibilización en las sanciones sectoriales que le impuso EEUU.

Maduro ha maniobrado para hacer ver que su gobierno garantiza la estabilidad en Venezuela. Sin embargo, el país vive una emergencia humanitaria compleja que ha empujado el desplazamiento forzoso de millones de venezolanos. Según encuestas previas a la elección, el 45% vinculaba su decisión de permanencia en el país a que hubiera un cambio político.

El impacto de la reelección del mandatario sobre la migración en el continente es otro de los aspectos que preocupa a los países vecinos, especialmente Colombia, que acoge a más de dos millones de venezolanos.

Desconfianza en los resultados

La base de la desconfianza sobre los resultados ofrecidos por el CNE es que la oposición venezolana organizó encuestas a boca de urnas y aplicó cuatro conteos rápidos, cuyos datos no son consistentes con los declarados por el organismo electoral.

Aunque hay una delegación del Centro Carter en el país y un panel de expertos de la Organización de Naciones Unidas, no están en capacidad de declarar sobre la verdad de los resultados, porque no desplegaron una misión de amplio alcance.

Machado dijo que el comando opositor defendería la verdad. De acuerdo con este sector, González Urrutia obtuvo una ventaja de 3 a 1. La líder de la oposición venezolana se basa en un 40% de las actas.

En los próximos días Maduro deberá demostrar que ganó, si eso realmente ocurrió. No será la primera vez que la sombra lo rodea. En 2013 ocurrió en su primera elección, en 2018 su reelección fue considerada irrita por distintos países, lo que llevó a que en 2019, más de 50 países lo desconocieran.

Siga toda la información de El PAÍS América en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.