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El destino fatal de Landy Párraga, reina de belleza ecuatoriana

La modelo asesinada, de 23 años, aparece citada en los mensajes guardados en el teléfono de un narcotraficante

Landy Párraga.
Landy Párraga.
Juan Diego Quesada

Landy Párraga, una reina de belleza ecuatoriana, ha sido asesinada por dos sicarios que entraron al restaurante de un centro comercial el pasado 29 de abril. En cuestión de segundos, los pistoleros se acercaron a ella, que permanecía de pie junto a una mesa y a otra persona, le dispararon hasta en tres ocasiones y salieron corriendo. Párraga era una reina de belleza que había participado en Miss Ecuador.

La modelo era muy activa en Instagram, donde tenía 172.000 seguidores. Además, era dueña de una conocida tienda de artículos para el hogar y una marca de ropa deportiva. Vivía en la ciudad de Quevedo, al sureste de Quito, la capital. Apareció mencionada en unas conversaciones obtenidas del teléfono del narcotraficante ecuatoriano Leandro Norero, alias El Patrón, quien supuestamente fue asesinado por una pandilla enemiga en prisión.

Años atrás, Norero había simulado su muerte por covid-19. Las autoridades lo encontraron y lo encarcelaron. Después, su cadáver fue calcinado en el motín en el que él murió, de acuerdo a la versión oficial. Sin embargo, nunca hubo pruebas fehacientes, su ADN no estaba en ninguna base de datos. Su fama de escapista despertó las sospechas. Para evitar estos casos confusos, el Gobierno de Daniel Noboa comenzó a recolectar las pruebas genéticas de los presos, aunque de forma ilegal: no se les informaban para qué servía, porque podía utilizarse para identificarles después de una masacre, pero también para implicarlos en otros crímenes del pasado. Cuando EL PAÍS hizo esta revelación, las tomas de muestras se pararon y no han sido reanudadas hasta el día de hoy.

Las conversaciones de Noreno en las que citaba a la Párraga se encontraban dentro del caso Metástasis, la investigación de una red criminal encargada de corromper a funcionarios del Estado ecuatoriano. Decenas de personas han sido procesadas por dar dinero a cambio de favores a jueces, policías y carceleros. No a cualquiera, sino a los principales jefes de esas estructuras. El caso continúa siendo investigado en los tribunales.

Daniel Noboa llegó a la presidencia hace cinco meses. Encontró un país sumido en la corrupción y la violencia que había carcomido el país en apenas tres años: en épocas anteriores, Ecuador era una de las naciones más seguras de Sudamérica. Sin embargo, las pandillas han cogido el mando del negocio del narcotráfico y, en alianza con los carteles mexicanos, ahora el país es el principal exportador de cocaína del mundo. El puerto de Guayaquil es el centro de esas operaciones a gran escala. El año pasado se cerró el año con 40 asesinatos por cada 100.000 habitantes, una de las tasas más altas de la región.

Después de un fin de semana de violencia en febrero, Noboa decretó un estado de excepción con el que sacó los militares a la calle y enfrentó de forma bélica al crimen organizado. Según los datos de los primeros meses de este año, consiguió rebajar los homicidios a la mitad, aunque han continuado los asesinatos de políticos, las fugas carcelarias y las masacre. Sin ir tan lejos, hace un mes fueron asesinadas 80 personas en tan solo 24 horas. La suspensión de las libertades civiles ha venido acompañada de abusos a la población por parte de policía y los militares.

El asesinato de Párraga ha tenido una enorme repercusión en Ecuador, en parte por su popularidad y en parte por las imágenes del asesinato, que ha quedado grabado en las cámaras de seguridad del restaurante. En el mensaje que fue interceptado al narcotraficante se da a entender que tuvo una relación con la modelo de la que temía que se enterase su esposa.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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