Bibiana Aído: “América Latina es la región que está moviendo la agenda de género de manera más sofisticada”
La directora de ONU Mujeres defiende que, frente a los retrocesos políticos, el movimiento feminista de la región ofrece muchos motivos para la esperanza: “Toca seguir construyendo alianzas entre convencidas y trabajar más con los hombres”
“Faltará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a verse cuestionados”. La nueva directora de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, Bibiana Aído (Alcalá de los Gazules, España, 48 años), cita la frase de la feminista francesa Simone de Beauvoir para evaluar la nueva arremetida de algunos países de la región contra los ministerios de la mujer. En los últimos años, Argentina, Panamá y Ecuador han eliminado estos departamentos bajo el argumento de recortar el gasto público, pese a los enormes desafíos de la mitad de la población del continente. La violencia de género sigue siendo una emergencia: en 2023, 3.897 mujeres fueron víctimas de feminicidio en América Latina y el Caribe, al menos 11 murieron por el hecho de serlo cada día.
En la región más desigual del mundo, la pobreza suele tener cara de mujer. Y, por el contrario, están infrarrepresentadas en la política: solo un 35,8% de los Parlamentos están ocupados por ellas. “Los desafíos están ahí en los distintos ámbitos porque sigue habiendo muchas brechas”, reconoce en entrevista con América Futura. Una de ellas es la de la violencia política, uno de los temas que más le interesa a Aído. Hace más de 17 años, cuando fue nombrada la primera ministra de Igualdad de la historia de España, con solo 31 años, entendió que se convirtió en “objetivo del patriarcado solo por existir”. La diferencia, asegura, es que, en aquel momento, ni siquiera sabía identificar ese tipo de violencia. “La normalizabas de alguna manera. Era como el costo de estar en política. Se suponía que tenías que aguantar, recibir insultos todos los días. Hoy por hoy, afortunadamente, creo que hemos sido capaces de debatir, de reflexionar mucho más sobre esto y América Latina está siendo referente y faro, con leyes que abordan de manera específica la violencia política, y con estrategias de participación política que incluyen los elementos para esta prevención”.
Casi dos décadas después, tras haber pasado por diversos cargos en ONU Mujeres en América — de Nueva York a Ecuador y Colombia, países de los que fue representante— en septiembre se convirtió en directora regional del organismo.
Pregunta. ¿Cuáles van a ser sus principales retos desde este nuevo cargo como directora de ONU Mujeres en este momento tan desafiante?
Respuesta. Creo que estamos en un momento tremendamente complejo con múltiples crisis que se cruzan —económicas, políticas, ambientales, sociales con altos niveles de polarización, de inseguridad— y con un backlash, con una amenaza en cuanto a la agenda de derechos en general y a la agenda de derechos de las mujeres en particular. Frente a un panorama así, creo que tenemos muchas razones para la esperanza. También es la región que está moviendo la agenda de manera más sofisticada, donde se dan debates, por ejemplo, sobre violencia política, sobre el nexo entre cambio climático, cuidado y género. Es la región capaz de aprobar un compromiso como el de Tlatelolco, que se suscribe en la Conferencia Regional de las Mujeres, que reconoce el derecho al cuidado, a recibir cuidados y al autocuidado. Me parece que es algo muy diferente, que está llevando a la región a vanguardia, está siendo un referente, un faro para otras regiones del mundo. Creo que es una región con un marco normativo muy sólido, de avanzada en muchos temas y con un movimiento feminista muy vibrante y con liderazgo de mujeres muy interesantes, no solo en lo nacional, sino también en lo territorial, que creo que nos dan mucho motivo para la esperanza y para creer que es posible no solo detener el retroceso, sino seguir moviendo una agenda hacia adelante.
La prioridad creo que es seguir avanzando en una agenda que tenga muy en cuenta lo territorial y lo local. Los cambios también vienen desde abajo y eso no podemos perderlo de vista. Poner mucho foco en lo interseccional. En las mujeres que están en una situación o en una circunstancia de mayor vulnerabilidad: mujeres afro, indígenas, con discapacidad, porque no todas somos iguales. La desigualdad tiene muchas capas y no es lo mismo la situación de mujeres blancas con un nivel alto de educación que quieren romper techos de cristal, con las mujeres que están en esos suelos pegajosos. Tener en cuenta las interseccionalidades va a ser algo muy importante. Y seguir avanzando en movilizar financiamiento y recursos en un momento donde sabemos que el multilateralismo atraviesa enormes desafíos. En este momento donde los vientos no son tan favorables como querríamos para la agenda que defendemos, toca seguir construyendo alianzas entre convencidas, pero también tratar de sumar a los no convencidos, trabajar más con los hombres, porque esto no es una agenda de mujeres contra hombres, sino que debe ser de mujeres y hombres contra un sistema obsoleto, decadente, ineficiente y que nos perjudica a todos, que es el patriarcado. Y seguir trabajando en redes intergeneracionales, público-privadas, en alianzas entre la cooperación internacional, y el movimiento de mujeres. Las redes sostienen. En momentos difíciles, son las que te salvan.
P. ¿Por qué es importante que los hombres se involucren activamente para no perder toda esa lucha de décadas por la igualdad?
R. Es que el feminismo beneficia al conjunto de la sociedad. Esto no es un tema de mujeres contra hombres, yo creo que tiene que ser de mujeres y hombres contra un sistema ineficiente que nos hace tremendo daño a todos. Y creo que el patriarcado ha sido hábil en cuanto a tratar de generar una división o de profundizar en brechas o de decirle a los chicos, sobre todo a los más jóvenes, utilizando las redes sociales, que el feminismo les perjudica cuando, por el contrario, el feminismo también beneficia a los hombres y es el patriarcado su real enemigo.
Hubo un momento muy interesante en cuanto a un movimiento feminista en las calles diverso, transversal, con mujeres de distintas generaciones, con hombres que se sumaban y yo creo que eso generó miedos y fueron hábiles en generar estrategias para tratar de frenar los avances tan claros que venían. No obstante, no hay que rendirse. Creo que el feminismo, como movimiento histórico, lo que ha conseguido en todo este tiempo es impensable. Hay que verlo como con perspectiva, porque a veces decimos: “Bueno, estamos en un momento de retroceso”. Sí, pero, ¿cuáles son los avances que realmente se han conseguido en estas décadas? Es increíble cómo las mujeres han incrementado su formación. Hoy son más las que salen de universidades, se han incorporado masivamente al mercado de trabajo, están en posiciones de liderazgo...
P. Dentro de la región, si hablamos de retrocesos, ¿hay algún país que le preocupe especialmente?
R. No mencionaría ningún país en concreto, pero es importante más que nunca tener datos, evidencias y trabajar en estadísticas duras que nos permitan poner de manifiesto cómo la igualdad de género es buena para los países: desde la perspectiva económica, de construcción democrática, de sociedades más eficientes, más justas. No comamos cuento, que dirían en algunos lugares, acerca de que esta agenda no debería ser tan politizada en el sentido de que es positiva desde la perspectiva en que se mire. Me da más miedo que el autoritarismo, los conservadurismos utilicen esto como arma arrojadiza cuando la igualdad de género es positiva para las sociedades y buena para el conjunto de las ciudades, de los países y creo que tenemos las evidencias, los datos para seguir haciendo pedagogía con esto.
P. La ONU dedica su semana de acción este 25-N a la violencia digital. ¿En qué consiste?
R. La violencia digital es real. No es algo que pasa solo en las redes sociales. Entre el 90% y el 95% de todos los deepfakes en línea tienen como objeto a mujeres. Según encuestas recientes y estudios con la Unesco, el 70% de las mujeres dice sufrir alguna forma de violencia, incluida sexual en las redes sociales. Es momento de concienciar a la población y de sensibilizar acerca de la no violencia en las redes, los impactos que esto tiene sobre la vida, sobre todo de las mujeres adolescentes y jóvenes, asociado a un nivel muy alto, por ejemplo, de bullying, de niveles de suicidio. Y la idea para esta campaña y esta estrategia Únete y los 16 días de activismo es poder visibilizar cifras sobre esta realidad de la violencia digital y hacer un llamado a los estados para que tomen medidas, adopten políticas públicas que permitan prevenirlo y se trabaje con las plataformas también.
Lamentablemente, creo que vamos muy por detrás, incluso desde los estándares internacionales, de lo que debe hacerse en este ámbito que va a una velocidad mucho mayor. Y no entremos ya en el mundo de la inteligencia artificial, de los algoritmos, que siguen haciéndose desde una hegemonía muy masculina. Hay que modificar eso también y tratar que haya más mujeres en la toma de decisiones en el mundo de la inteligencia artificial, las mujeres apenas representan un 30% de las STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). El apoyar a que haya una mayor participación de las mujeres en la construcción de soluciones nos parece también importante.
P. Unas mujeres latinoamericanas, las hermanas Mirabal —torturadas por el dictador dominicano Trujillo— inspiraron el día mundial por la eliminación de la violencia contra las mujeres. ¿Quién le inspira a usted dentro del movimiento feminista latinoamericano?
R. Aprendo de todas todos los días. Es un movimiento feminista inspirador, diverso, pero no disperso. Cuando saben que tienen un objetivo, son capaces de unirse hasta conseguirlo. Un movimiento feminista transformador que, a pesar de las presiones, no se calla y eso es importante porque se mantiene en movimiento persiguiendo transformaciones; que ha conseguido visibilizar temas como la violencia de género con campañas como la de Ni Una Menos o los pañuelos verdes, por ejemplo, con el tema del derecho al aborto en el caso de Argentina. Es un movimiento que inspira y un movimiento que actúa, que tiene claros los objetivos y diseña estrategia hasta que consigue alcanzar esos objetivos. En ese sentido, aprendo todos los días de ellas en cuanto a la capacidad de generar estrategia y de que aquí nadie se rinde, que siempre es posible seguir caminando juntas.