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Incendios de California: una ventana a cómo el cambio climático potencia los eventos extremos

Desde hace varias décadas, estudios científicos han advertido sobre los riesgos que tiene esta zona por el calentamiento global. Las temporadas de grandes incendios que ocurren en el sur del Estado pueden alargarse hasta por el doble de días

Un bombero combate el fuego durante los incendios de Palisades, el 11 de enero en Los Ángeles, California.Associated Press/LaPresse Jae C. Hong (APN)

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Los últimos inicios de año en el continente americano han estado en llamas. Entre enero y febrero de 2024, los incendios consumieron los bosques y cerros de Sudamérica, incluyendo el mortal megaincendio de Valparaíso, Chile. Y este 2025, en Los Ángeles, California, el fuego ya ha arrasado con 160 kilómetros cuadrados de tierras y casas, dejando, hasta el momento, 24 muertos y más de 150.000 personas evacuadas.

En la crisis actual, parece que todo está relacionado con el cambio climático. Pero el caso de California es especial. A pesar de que aún no se tiene lo que se conoce como un estudio de atribución para comprender exactamente qué rol jugó el cambio climático en estos incendios puntuales —son análisis que toman tiempo— desde hace más de 20 años se ha publicado una larga serie de investigaciones y alertas sobre lo expuesta que está esta zona no solo a las altas temperaturas, sino a que los incendios sean desproporcionados.

“Los incendios tienen múltiples causas, incluyendo que sean iniciados por una persona”, explicó Kaitlyn Trudeau, investigadora principal asociada de ciencia climática de Climate Central durante una rueda de prensa. “No me animo a decir que el cambio climático fue el responsable del fuego. Pero lo importante es entender que sí los está haciendo más peligrosos”. Es decir, actualmente, y debido a perturbación climática causada por las actividades humanas, hay más probabilidad de que un incendio se convierta en un megaincendio.

Para que las llamas encuentren las condiciones perfectas para propagarse, se deben cumplir varios factores. Trudeau, sin embargo, apunta a tres claves: el aumento de la temperatura, la humedad y los vientos. “El calor extremo es el evento sobre el que se tiene más certeza de que sí está siendo impactado por el cambio climático y, definitivamente, es una pieza importante para explicar los incendios en California”, asegura. De hecho, a mediados del año pasado la Oficina de Evaluación de Peligros para la Salud Ambiental (Oehha, por sus siglas en inglés), advirtió de que las temperaturas medias anuales en todo el Estado han aumentado alrededor de 1,4 grados centígrados desde 1895 y que siete de los últimos ocho años han sido los más cálidos registrados.

Un trabajador de servicios públicos observa los daños causados por el incendio de Palisades, el pasado 12 de enero.David Ryder (REUTERS)

Mientras, dice la científica, sobre los vientos de Santa Ana, no hay aún certeza sobre el papel que tiene el cambio climático, a pesar de que sí han sido más fuertes que en otras temporadas. Lo cierto, insiste, es que estos vientos han ayudado a amplificar drásticamente las llamas y son la razón por la que California aún se encuentra en alerta.

Lo que sucede en el Estado estadunidense podría verse como una suerte de laboratorio. Se trata de un lugar sobre el que se han realizado varios estudios que advierten sobre su alta vulnerabilidad. En 2015, un artículo científico concluyó que las emisiones humanas aumentaron la probabilidad de que, en California, los años en los que llueve poco también sean años cálidos, lo que explicaba en parte la fuerte sequía que vivió la región en esa época.

Para 2018, también aclaró otro estudio, el Estado quintuplicó su superficie quemada anual por incendios forestales comparado con lo que sucedía en 1972. Y, según otra investigación, esta vez publicada en 2022, las temporadas de grandes incendios que ocurren en el sur de California serán más largas debido al cambio climático: si entre 1970 y 1999 se estimaba que duraban unos 36 días al año, bajo un escenario de aumento de emisiones moderado pasará a ser de 58 días para los años 2070 y 2099. Pero si las emisiones que generamos los humanos no se contienen y, en cambio, incrementan fuertemente, la situación será peor: aumentará a 71 días al año.

Es una crisis climática y una de salud. En un comunicado de la Universidad de Standford, Lisa Patel, profesora asociada de pediatría de la Facultad de Medicina, recuerda que “el humo de los incendios forestales es unas diez veces más tóxico que la contaminación atmosférica habitual que respiramos por la quema de combustibles fósiles [principales responsables del cambio climático]”, lo que, señala, expone la encrucijada a la que nos ha llevado tanto un sistema energético basado en el petróleo, el gas y el carbón, como la deforestación sin tregua.

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