Filtraciones y guerra sucia agitan el final de campaña
Las repercusiones de los vídeos internos del Pacto Histórico, publicados por varios medios, desatan una batalla cruzada antes de las elecciones
A escasos días de que se abran las urnas para la segunda vuelta que enfrenta a Gustavo Petro y Rodolfo Hernández, la campaña presidencial en Colombia se ha enturbiado de manera irremediable. El aroma de guerra sucia que ya impregnaba el ambiente ha escalado con la publicación de una catarata de grabaciones internas de la campaña de Petro, en varias de las cuales miembros de la coalición de izquierdas discuten estrategias para desacreditar a sus adversarios políticos. Las repercusiones de las filtraciones, que el Pacto Histórico atribuye a un caso de infiltraciones ilegales, han marcado la recta final.
Nuevos videos han emergido desde el miércoles en varios medios. El propio Petro ha dicho que la revista Semana tiene muchas horas de grabaciones y apunta a que solo los organismos de seguridad del Estado cuentan con esa capacidad técnica. El candidato ha solicitado que se publiquen completas, sin ediciones ni manipulaciones, para que cada ciudadano pueda sacar sus propias conclusiones. Desde otras orillas políticas, cuestionan los métodos de hacer campaña que se evidencian en los videos.
El frente jurídico está abierto. Alfonso Prada, el jefe de debate de la campaña de Petro y Francia Márquez, ha presentado una denuncia formal ante la Fiscalía por violación a la intimidad, reserva e interceptación de comunicaciones en la que argumenta que la divulgación de conversaciones privadas pone en riesgo la seguridad del candidato y su equipo. La Fiscalía, por su parte, anunció que recibió también otra denuncia que pide investigar el contenido de los vídeos y ordenó abrir una investigación. Pero es en el terreno electoral donde están todos los focos.
Las consecuencias son por ahora imprevisibles. El impacto no ha sido capturado en unas encuestas que muestran una carrera muy igualada y, además, a partir de este domingo estarán prohibidos los estudios de opinión. El tracking diario que hace la firma GAD3 para el Canal RCN puede arrojar alguna pista. Este viernes, en la primera medición que recoge el impacto que hayan podido tener los primeros videos, Petro ha superado por tercer día consecutivo a Hernández, con 48,1% frente a 46,8%, aunque el exalcalde de Bucaramanga descuenta muy levemente esa ventaja.
Los estrategas de Petro creen que el impacto de la filtración ha sido bajo. De hecho, se agarran al dato del tracking, que solo le dio a Petro un ligero retroceso de dos décimas. Consideran que si esto hubiera sido un escándalo que le afectara se hubiera visto directamente reflejado en los sondeos del viernes. Esto, sostienen, no se mueve más allá del círculo de políticos y medios de comunicación y no llega a la gente. A su entender, la disputa entre Petro y Hernández está en empate técnico. Y consideran que no hay ningún hecho traumático que haya dado un vuelco a esa tendencia. Eso habría ocurrido, según ellos, si existiera una foto clara del candidato, un vídeo o un testimonio de alguien diciendo que ha recibido instrucciones de Petro para hacer algo ilegal. Como eso no existe, la filtración no ha derribado la campaña.
Cuando el resultado se antoja muy reñido, sobre todo en las campañas de segunda vuelta, es cada vez más usual que aparezcan las prácticas de campaña negativa, “que en este caso está rayando la campaña negra”, apunta Eugénie Richard, experta en comunicación y marketing político de la Universidad Externado de Colombia. “Las consecuencias son nefastas. Hace que la gente considere que la política es de cochinos, que las campañas se tienen que hacer a las malas, y eso le quita credibilidad de manera general a la política, más que a un candidato”, explica. “No creo que tenga ningún impacto sobre el voto duro de Petro, eventualmente sobre el voto de los indecisos y definitivamente podría incitar a la gente a votar en blanco”.
En medio del ruido por momentos ensordecedor de las grabaciones, también se ha despertado un debate sobre el papel de algunos medios. “No soy ingenuo: la política electoral es imperfecta y está llena de zancadillas y mezquindades. Tengo claro que Petro y Francia han recibido ataques injustos y que Semana divulga selectivamente esos videos, no para informar sino para favorecer a Hernández”, ha dicho públicamente el constitucionalista Rodrigo Uprimny, quien ya había anunciado que piensa votar a Petro en la segunda vuelta –y ha reafirmado esa decisión–, a pesar de que no lo respaldó en la primera. Sin embargo, también critica los métodos que se observan en los videos. “Un movimiento político que tiene como bandera lograr una Colombia decente debería esforzarse por mostrar la mayor decencia posible en su campaña. El estilo de la campaña prefigura el estilo de gobierno. Y la estrategia electoral de quemar y atacar al opositor es preocupante”, valora.
Algunos analistas interpretan las filtraciones como un síntoma de degradación de la campaña. Hace semanas que varios medios colombianos se han prestado a difundir videos editados “que vienen a todas luces de la campaña adversa y que presentan como el gran escándalo cuando terminan sugiriendo propuestas que el candidato nunca hizo o cosas más o menos irrelevantes, ya sabidas, o en el mejor de los casos, que merecería una investigación seria antes de lanzarse al aire”, señala el analista Yann Basset, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Rosario. Se refiere a varios segmentos sacados de contexto que habían precedido a la divulgación de las grabaciones internas de la campaña de Petro.
“Ya no hay mucho debate sobre propuestas, estamos realmente en una especie de lógica en la que las dos campañas están tratando de sacarse el escandalito más o menos fabricado para tratar de ver si conquistan un voto más porque están muy parejos los dos candidatos”, se lamenta Basset. Coincide en que esos escándalos no parecen tener grandes efectos, y recuerda que la controversia por la visita del hermano de Petro a las cárceles “no le hizo ni cosquillas”. Más que favorecer a un candidato, desacreditan la política. “Todo el mundo pierde credibilidad con este tipo de campaña”, concluye.
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