Humanos 3D, un laboratorio de innovación social en el que la ingeniería se pone al servicio de la dignidad humana

En un taller lleno de piezas de colores, motores diminutos y el constante zumbido de una impresora 3D, las manos de un grupo de jóvenes ingenieros fabrican dispositivos capaces de transformar vidas. Entre moldes y filamentos surgen prótesis que devuelven la movilidad y la confianza a quienes un día la perdieron. Así trabaja Humanos 3D, organización colombiana radicada en Medellín.

El proyecto nació en 2017, impulsado por el australiano Adam Armfield, quien llegó a la capital antioqueña con la idea de dejar el mundo tradicional de los negocios y emprender un proyecto social basado en la impresión 3D. Conocía el impacto del conflicto armado en Antioquia y se le ocurrió apoyar a las víctimas fabricando prótesis con el par de impresoras que traía. “Teníamos una base desde la cual arrancar porque existían muchos diseños libres para la fabricación de prótesis de mano”, explica Esteban Rojas (Caldas, Antioquia, 32 años), actual director y quien en 2023 obtuvo la Beca de Liderazgo de la Real Academia de Ingeniería del Reino Unido, en la categoría de ‘Diversidad, equidad e inclusión’, gracias a la cual inició pruebas piloto en Perú, Kenia y Ruanda.

Rojas llegó a Humanos 3D como voluntario en 2019, poco después de haberse graduado de Bioingeniería en la Universidad de Antioquia, y se quedó. Con el tiempo se dio cuenta del impacto que podían tener no solo en las personas con discapacidad, sino en los estudiantes y jóvenes de zonas vulnerables interesados en aprender sobre lo que ellos hacían. “Viví en zonas rurales y sabía de los retos que existen para estudiar”, dice.

“Empezamos siendo un grupo de voluntarios nacionales e internacionales, pero con el tiempo quise darle un toque colombiano –acota Rojas–. Contacté a universidades y estudiantes para que se unieran al proyecto. Hoy somos una red de cien voluntarios, entre ingenieros, diseñadores, comunicadores y profesionales de distintas áreas, los que hacemos posible este proyecto”.

El propósito de la organización, explica su director, es democratizar el acceso a dispositivos de asistencia para personas con discapacidad en miembros superiores, con un enfoque especial en comunidades rurales y en víctimas del conflicto armado. “Queremos llegar a ellos porque sabemos que de otra manera no podrían acceder a este tipo de tecnología, y son los que más la necesitan”.

Para lograrlo crearon el programa “Clínicas móviles”, en el que el equipo viaja a distintos municipios para tomar medidas y fabricar prótesis personalizadas, un proceso que tarda solo una semana. Las piezas se imprimen en PLA, un material biodegradable hecho a base de almidón de yuca o papa, reforzado con caucho o fibra de carbono para mayor resistencia.

Gracias a este modelo de trabajo, el proyecto ha entregado 500 prótesis a más de 450 personas (si las dañan, se las reponen) en 10 departamentos del país, entre ellos Antioquia, Meta, Tolima, La Guajira, Norte de Santander y Cundinamarca. “En Meta hicimos la mayor entrega de prótesis, a unas 45 personas, en alianza con el Batallón de Ingenieros de Desminado Humanitario del Meta”.

Uno de los beneficiarios es Rigoberto Zapata, de 47 años y oriundo de Caldas (Antioquia), quien perdió ambos antebrazos en un accidente con explosivos, en julio de 1999. El deporte fue su principal terapia de rehabilitación y, desde hace tres años, encontró en Humanos 3D una forma de continuar su pasión por el tenis de mesa.

“Yo no necesitaba una mano, sino una solución para poder sostener la raqueta”, recuerda. Antes debía amarrarla con velcro, lo que le causaba heridas. Los ingenieros de la organización diseñaron para él una prótesis especial para que pudiera jugar tenis de mesa, adaptada a su medida. Fue el primer modelo de ese tipo en el mundo. También han fabricado prótesis para violinistas y pescadores.

Desde que Zapata recibió la prótesis su vida cambió, tanto en lo deportivo como en lo personal. En el tenis de mesa encontró una disciplina que lo mantiene activo, concentrado y motivado. “Este deporte me ayuda física y mentalmente, y me recuerda que siempre se puede seguir adelante”, dice. En 2024, logró clasificar a un torneo internacional en Alemania.

En su caso, como en todos los demás, la organización mantiene un acompañamiento posterior a la entrega, con seguimiento a los usuarios, evaluación de mejoras y rediseño de las piezas cuando es necesario. Para garantizar la continuidad de estas acciones, la iniciativa se financia con el apoyo de instituciones públicas y privadas, además de su red de voluntarios. En un inicio, la Fundación Viva Air facilitó los traslados a las regiones y apoyó el sostenimiento de las misiones; actualmente, cuentan con el respaldo de One Inversión Social.

A ese respaldo se suman estrategias propias como talleres educativos y servicios de impresión a empresas y organizaciones, que les permiten mantener la operación y seguir produciendo prótesis sin costo para los beneficiarios. “Nuestro objetivo es que el usuario nunca pague, pero necesitamos ser sostenibles; por eso buscamos ingresos que mantengan la operación sin perder nuestro carácter social”, detalla Rojas.

En 2024, recibieron el reconocimiento de Titanes Caracol, en la categoría de ‘Ciencia y tecnología’, por “crear puentes entre la discapacidad y la oportunidad”. En 2025, se convirtieron en la primera ONG colombiana en ganar el premio internacional Impact.ORG Awards, que celebra a las organizaciones que han impactado positivamente a la sociedad, entregado en Washington D.C. Además, Rojas viajó a Arabia Saudita para participar en una ronda de innovación social.

Más que una fundación, Humanos 3D se define como un laboratorio de innovación social en el que la ingeniería se pone al servicio de la dignidad humana. Desde Medellín, su equipo continúa diseñando soluciones que, impresas capa por capa, fortalecen la independencia de las personas y su participación activa en todos los ámbitos de la sociedad.