Julio César Ávila: el dirigente que convirtió a Colombia en potencia paralímpica de la región
Desde que este caleño con discapacidad visual asumió la presidencia del Comité Paralímpico Colombiano, en 2015, ha celebrado 69 medallas. Este año, en París, alcanzó la mejor representación de la historia de Colombia en unos olímpicos
Julio César Ávila Sarria (Cali, 46 años) regresó de los Juegos Paralímpicos de París 2024 con la mejor representación de una delegación colombiana en cualquier competencia olímpica, no solo paralímpico. “Se hizo historia”, dice, con tono festivo. Las 28 medallas que los atletas trajeron tienen que ver con el empeño que Ávila ha puesto en mejorar las condiciones de los paradeportistas del país.
Apasionado por el deporte desde pequeño, “jugaba fútbol, baloncesto, voleibol, y practicaba natación y bicicross”, nació con síndrome de Marfan, que afecta los ojos y el corazón, por lo que tuvieron que extraerle los cristalinos a los 10 años. Perdió su primer ojo a los 20, después de chocar contra un jugador en un partido de fútbol; el segundo, a los 22 años, “por una fuerza mal hecha”, cuenta. Con todo, se dedicó al paraciclismo desde 2002 hasta 2007.
Conocer de primera mano la precariedad en la que se ha practicado el deporte paralímpico en Colombia lo ha llevado, como presidente del Comité Paralímpico Colombiano (CPC), a encauzar su trabajo para que la única preocupación de los atletas sea entrenar en óptimas condiciones y así poder alcanzar un nivel que les permita codearse con los mejores del mundo.
En ocho años en el CPC, ha logrado cambios muy importantes. Que los atletas paralímpicos recibieran los mismos apoyos económicos y el mismo tratamiento que los olímpicos. “Cuando llegué al Comité, en 2015, durante la época de Coldeportes, a los atletas olímpicos les daban 50 dólares diarios de auxilio para los eventos multideportivos, mientras que a nuestros paratletas les daban 20.000 pesos [alrededor de 9 dólares]. Desde ahí comenzó el trabajo para lograr un equilibrio”, señala Ávila. Logró también que los paratletas fueran incluidos en todos los eventos multideportivos del circuito paralímpico, algo que no ocurría.
Impulsó, además, una ley para ampliar el número de federaciones de 4 a 20. “Ahora los paratletas se agrupan por deporte y no por discapacidad, lo que repercute en una mejor preparación técnica. Tenemos que dejar de hablar de discapacidad y empezar a hablar de deporte. La herramienta de inclusión social es el deporte”, reflexiona. Así mismo, además de conseguir patrocinios de la empresa privada, se ha dado a la tarea de garantizar la capacitación para los entrenadores y demás personal técnico.
Ha sido testigo de primera línea de los resultados. En 2016, en Río de Janeiro, el himno nacional de Colombia volvió a sonar después de 36 años desde la que era la primera y última medalla de oro, la lograda en 1980 por el paranadador Pedro Mejía). El oro en Brasil fue para Carlos Daniel Serrano. “Estábamos en la piscina, al lado de su mamá, que había ido a verlo competir, y se nos salieron las lágrimas al saber que había ganado oro después de tanto tiempo”, recuerda. La racha que empezó en Río, donde los atletas conquistaron 17 medallas, continuó en Tokio 2020, con 24, y repuntó en París 2024, con la cifra histórica de 7 oros, 7 platas y 14 bronces.
El deporte transforma vidas, dice Ávila continuamente. En su caso, lo transformó como paraciclista, y mucho más como dirigente deportivo, una carrera que comenzó en 2007 en un pequeño club de Cali y que lo ha llevado a ser vicepresidente de la Federación Colombiana de Deportes de Limitados Visuales, vicepresidente y hoy presidente del CPC y, desde 2019, presidente del Comité Paralímpico de las Américas. Ser dirigente, recalca, le ha permitido “servir” y “generar espacios y oportunidades a las personas con discapacidad”. Y concluye: “El atleta es el centro de nuestro sistema y el resto de nosotros trabajamos para darle las garantías que merece”.
*Apoyan Ecopetrol, Movistar, Fundación Corona, Indra, Bavaria y Colsubsidio.
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