Paloma Cobo Díaz: “La cancelación es la forma que tomó la frustración”
La investigadora colombiana presenta el libro ‘El cierre. Sobre la cancelación’, un ensayo en el que reflexiona sobre ese término y cómo tomó gran relevancia en la vida moderna
Paloma Cobo Díaz (Madrid, 32 años) es una investigadora que nació en España, pero se siente tan bogotana como cualquiera. La candidata a doctorado en Antropología en la Universidad de Cambridge acaba de publicar el ensayo El cierre. Sobre la cancelación (Planeta) que gira alrededor de ese famoso término contemporáneo que, dice, ha sonado mucho, pero muy pocos saben qué es. Define esa sanción social como “denunciar a una persona y participar en un boicoteo en su contra por algo que ha dicho o ha hecho. Implica también limitar sus posibilidades de expresar y compartir sus ideas, excluirla de los grupos a los que pertenece y avergonzarla en público”. Agrega que es una estrategia que usan, sobre todo, “personas y grupos que han sido discriminados por su raza y etnia, su género, su sexo y sus preferencias sexuales”, para defenderse y exigir respetados.
Cobo explica que la cancelación se mueve en el espacio muy específico de las redes sociales y que opera allí donde no hay justicia. “Ante la frustración por falta de espacios de denuncia, las personas inventan alternativas. La cancelación es, por eso, una forma de creatividad… es la forma que tomó la frustración”, escribe. Con estas precisiones sobre el concepto, la ensayista se adentra en temas que la atraviesan y es entonces cuando el libro se abre a tratar de explicar el mundo actual.
Pregunta. A través del concepto de cancelación, su libro atraviesa toda la vida contemporánea. ¿Era esa su intención?
Respuesta. Creo que sí, que la cancelación se volvió una excusa para pensar en la vida actual y en una forma de relacionarnos que está muy mediada por las redes sociales y por el internet. Me gustó mucho el proceso de escritura, ver cómo el texto se transformaba de un ensayo sobre un fenómeno muy específico a una reflexión más amplia sobre mi generación, sobre mi vida y sobre cómo aparecen hoy en día los grandes temas como el amor o el humor.
P. Respecto al amor, usted explica que su generación decide “invertir” en una relación siempre y cuando tenga “rendimientos”
R. Esa fue mi impresión. Me imagino que no es la única manera en la que se vive el amor, pero leyendo muchos tuits y blogs de personas jóvenes me llamó la atención eso de no querer desgastarse en malas relaciones. Hablan de desgastarse como si fueran una máquina que es mejor usar en cosas más productivas como cuidarse a sí mismo. Sienten que relacionarse con alguien distinto, en un vínculo que podría producir algún conflicto o alguna molestia, puede resultar desgastante. Me interesa mucho la metáfora de verse como una máquina que funciona mejor o peor, según con quién está interactuando. También encontré algo llamativo en que el cuidado propio se vean solo como una forma de trabajar en tus propios sueños, de poder hacer tu emprendimiento, sino de tener una vida que te parezca productiva. Y es que muchas veces el amor es todo lo contrario, es lo que te distrae de esos sueños, lo que te cansa, lo que te hace llorar. Hay algo de una ambición de productividad afectada por esta emoción desbordada, descontrolada, molesta en muchas ocasiones, que es enamorarse de otra persona, que por definición no va a ser perfecta.
P. En su reflexión, define la “generación de cristal” de manera muy diferente al imaginario negativo, de que son jóvenes que se rompen con facilidad, y habla de una generación del cuidado
R. En el capítulo sobre la generación quise fijarme en esa metáfora. Claro, el cristal se rompe, pero también produce un efecto: cuando lo usas, te modifica, te invita a relacionarte con él de una forma distinta. Por eso tenemos a nuestro alrededor objetos que se rompen y no los cambiamos por unos más duros. De alguna manera nos gusta que se puedan romper, eso les da cierta belleza. Creo que una invitación de la generación de cristal es a tratarte a ti mismo, y a tratar a los otros, con más cuidado, sabiendo que todos tenemos la potencia de quebrarse.
P. Ya en el tema específico de la cancelación, señala que no ocurre con tanta frecuencia, pero parece tan usual que muchas personas tienen miedo a que las cancelen
R. Hay dos posiciones: algunos niegan que haya cancelaciones y otros argumentan que ha habido muchas. Yo no creo que ni lo uno ni lo otro. Creo que hay una sobredimensión del fenómeno por las figuras a las que ha afectado. Es más prevalente en el mundo de las artes, entonces se conocen muchos casos de famosos envueltos en ella. Creo que al comienzo sí era minoritaria, en el sentido de que solía hacerse contra personas famosas, y después se ha sentido un poco más general y comenzó a ocurrir entre conocidos, sin ser nunca tan recurrente como se ha imaginado.
P. “La exigencia corporal y laboral ha sido reemplazada por una forma de autoexigencia moral”, dice en el libro. ¿Por qué cree que se ha dado ese cambio?
R. Yo venía de trabajar en oenegés, en un ambiente de lo que llaman gente biempensante. Allí era muy frecuente esa exigencia moral hacia sí mismo. Y, leyendo novelas o viendo películas de hace unos años, notaba que es ahora que ha tomado tanta fuerza la preocupación por la moralidad, por cómo ser buenas personas, ser correctos y no herir a nadie. Hay algunas explicaciones, como la influencia que de la cultura norteamericana y su puritanismo. Creo que casi todos los discursos más populares que se están produciendo para jóvenes en las redes sociales tienen ese componente muy moral, en el que ser buenas personas es la última ambición. Y es muy buena, pero se convierte en un problema si es tan obsesiva que no le das cabida a ningún error, que nos da susto equivocarnos moralmente. Esto lleva a mucha gente a encontrar al mundo como un lugar muy difícil de navegar, y a desear mayor libertad. Por ejemplo, los seguidores de Milei o de Trump quieren poder hacer los chistes que quieran, tener espacios donde puedan hablar tranquilamente, tener espacios para equivocarse sin que les den tan duro.