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Petro tilda de “víbora” a Leyva: “Siendo canciller me indicaba el camino para hacerme reelegir”

El presidente de Colombia ataca al exministro que ahora lo acusa de tener un problema de adicción a las drogas

Gustavo Petro en la reunión de Comités Consulta Popular, el 24 de abril 2025.
Santiago Torrado

Gustavo Petro pasa a la ofensiva y redobla sus ataques contra Álvaro Leyva. El presidente de Colombia tilda ahora de “víbora” a su antiguo canciller, un veterano político de origen conservador, por la carta pública en la que lo acusó esta semana de tener un problema de drogadicción que afecta su capacidad para gobernar. “Tenía era que insultarme y atravesarme una daga como a veces cierto lumpen bogotano hace por la espalda. Morder la mano, la víbora nunca deja de morder”, dijo Petro este jueves en un discurso en Soledad, en el departamento del Atlántico, en el norte del país, donde instaló los Comités Ciudadanos de la Consulta Popular con la que busca revivir su reforma laboral hundida en el Senado. También señaló la “contradicción” de que, como canciller, Leyva le aconsejaba hacerse reelegir, una opción prohibida por la constitución colombiana.

El presidente se lamentó de haber nombrado a Leyva en el arranque de su mandato, por “ingenuo”, aseguró, pues pensó que era “la mejor forma para que termine la vida política larga de un conservador que se atrevió hablar de paz”. Leyva, hoy con 82 años, comenzó el Gobierno como el más veterano y elogioso miembro del gabinete de un presidente que puso la diplomacia colombiana al servicio de su proyecto de paz total, con el que se proponía negociar en simultáneo con todos grupos armados, pero ha pasado a convertirse en el más venenoso crítico del Gobierno al que perteneció.

Durante su dilatada trayectoria, Leyva, un político camaleónico e hijo de un dirigente de la línea más dura del conservatismo, ha mediado entre varios gobiernos y diferentes grupos armados, lo que le ha ganado cierta fama de agitador. También fue miembro de la asamblea que redactó la carta política de 1991, como parte de las listas de la Alianza Democrática M-19, el partido surgido de la guerrilla a la que perteneció Petro en su juventud, que para la época acababa de firmar un histórico acuerdo de paz y nutrió sus listas con personas de otras líneas políticas. Así lo recordó Petro. “Pero ahora entendí que no quería a nadie del M-19”, lo fustigó el presidente en su discurso.

“Así son todos los oligarcas y por eso sus apellidos se repiten una y otra vez en la Presidencia de Colombia, como si la Presidencia no fuera una democracia sino una aristocracia por derecho divino, derecho divino que compran con el dinero sucio de narcotráfico”, prosiguió Petro con sus ataques. “Todos los días siendo canciller me indicaba el camino que tenía que utilizar para hacerme reelegir, esa es una contradicción”, aseguró en Soledad. “Yo siempre le dije que no, no me interesa”.

En su paso por la Cancillería, Leyva fue muy criticado por privilegiar la agenda de paz por encima de otros intereses diplomáticos de Colombia, además de sufrir el desgaste de varias salidas en falso, nombramientos de políticos cuestionados en misiones diplomáticas y los múltiples tropiezos en una fallida licitación para expedir pasaportes que acabó por costarle el cargo. Suspendido por la Procuraduría a comienzos de 2024, y eventualmente destituido, Leyva mantuvo influencia. Sin cargo oficial alguno, se dedicó a defender la tesis de que un párrafo del acuerdo de paz con las FARC abría las puertas para que Petro pudiera convocar una Constituyente por decreto. La idea fue ampliamente considerada un disparate, y desmentida por los negociadores del acuerdo de paz, pero tuvo eco en los medios públicos.

El excanciller provocó un vendaval político que todavía no amaina con la carta pública de cuatro páginas, dirigida al presidente, que divulgó el miércoles. “Fue en París donde pude confirmar que usted tenía el problema de la drogadicción”, escribe Leyva en el párrafo más explosivo, en referencia a la ocasión en que Petro “desapareció dos días” durante una visita oficial, en junio de 2023. “Guardo en mi interior la pena de no haber intentado extenderle la mano. Lo cierto es que nunca se repuso usted”, asegura en la misiva.

Petro ya había ripostado el mismo miércoles en la mañana. “La única manera para que la prensa publique cartas, es insultándome. No solo habla mal del escritor, sino de la prensa”, se lamentó en un mensaje en X, su canal de comunicación predilecto. “¿Es que acaso no tengo hijas y nietas en París, muchísimo más interesantes que el escritor?”, añadió. Horas más tarde, en un discurso público, lanzó un primer ataque a Leyva, sin mencionarlo todavía por nombre propio: “Somos adictos al amor a propósito... ¿por qué se pierde dos días, compañero? No hay que pensar mucho (...) lo que pasa es que el escritor ya no puede hacer eso”.

Andrea, la hija mayor del presidente, que para entonces vivía en París, respaldó sus descargos: “En Francia, mi papá encontró algo raro en Colombia: tiempo en familia, privacidad, calma. Su pasatiempo favorito fue estar con mis hijas, ser abuelo sin distracciones. ¿Culpable de desconectarlo un poco? Lo asumo”, escribió en sus redes sociales. “Estuve algunas horas con él. Mi papá también se tomó un tiempito de ir a una biblioteca (…) el resto de los detalles de la agenda ya los conoce exactamente el embajador Prada, que estuvo en cada momento”, añadió luego en W Radio.

El mandatario casi siempre llega tarde a sus citas, a veces con horas de retraso, o de plano las incumple. El asunto se ha convertido en un tema de Estado, con una oposición que suele cuestionar que esté bien de salud o tenga alguna adicción. Los rumores lo persiguen desde sus tiempos como alcalde de Bogotá, hace más de una década. Siempre ha negado los señalamientos. “La carta lo confirma todo”, reaccionó Sergio Fajardo, el candidato presidencial de centro en 2022. “No lo dice la oposición. No lo dicen los contradictores. Lo dice el excanciller de Petro, uno de sus hombres más cercanos: hay caos, crisis y contradicciones en la cabeza del presidente”, añadió. Desde la derecha han ido más allá, al pedir desde un tribunal médico que determine si el mandatario está en condiciones de gobernar hasta forzarlo a someterse a exámenes toxicológicos.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.
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