El nombramiento de Armando Benedetti fractura la relación entre Petro y su núcleo más cercano

La ministra de Ambiente, Susana Muhamad; los congresistas Iván Cepeda y María José Pizarro; el director del DPS, Gustavo Bolívar; el director de la UNP, Augusto Rodríguez; o el exdirector del Dapre, Jorge Rojas, son parte del primer círculo del presidente. Todos critican su decisión de llevar al político a la jefatura de su despacho

Gustavo Petro y Armando Benedetti durante el Consejo de Ministros, en Bogotá, el 4 de febrero.Presidencia de la República

La llegada de Armando Benedetti a la jefatura de despacho de Gustavo Petro ha desatado una ola de críticas en todos los sectores de la política colombiana. Solo lo ha defendido el presidente, que enfrenta incluso a sus aliados más cercanos. El núcleo de sus mujeres y hombres de confianza, que suele respaldar sus decisiones y que lo ha acompañado con devoción desde hace décadas, ha rechazado públicamente la designación del antiguo embajador ante la FAO a un cargo en el corazón del Ejecutivo. Lo consideran una traición al proyecto político progresista. El malestar que en noviembre había causado el regreso de Benedetti a la Casa de Nariño a un cargo menor, se ha convertido esta semana en una crítica explícita contra Petro, dentro y fuera del Ejecutivo.

Desde hace tiempo, muchas mujeres feministas y de izquierda han criticado la vinculación de Benedetti al Gobierno. En el Consejo de Ministros televisado este martes, la vicepresidente Francia Márquez abrió las esclusas de un aluvión de críticas. “Respeto a Benedetti, pero no comparto su decisión de traer a este gobierno a esas personas que sabemos tienen gran parte de responsabilidad con lo que está pasando”, dijo en referencia también a la nueva canciller, Laura Sarabia, quién llegó a la política con Benedetti y desde la campaña presidencial se convirtió en persona de confianza total de Petro. La secundó La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, que ha sido una de las funcionarias más respetadas por Petro desde que fue secretaria de ambiente en su alcaldía. “Son casi 20 años de militancia política en el progresismo. Presidente, como feminista y como mujer, yo no me puedo sentar en esta mesa de gabinete, de nuestro proyecto progresista, con Armando Benedetti”, dijo entre lágrimas.

Su cuestionamiento se debe a la denuncia que interpuso hace unos meses la esposa de Benedetti por supuestos malos tratos en Madrid, España, hechos que él siempre ha negado y de los que ella se ha retractado. El exembajador también cuenta con otros señalamientos de machismo. Por ejemplo, en unos audios revelados en 2023 en los que insulta y maltrata a Sarabia tras una desavenencia de marca mayor, se refiere a ella de forma despectiva como “coya”, una forma vulgar de decirle “puta”.

Todo ello ya ha producido más críticas a Petro, por fuera del Ejecutivo. Sofía, su hija, ha cuestionado la presencia en el Gobierno de hombres acusados de machismo, incluyendo el ahora jefe de despacho. “La violencia machista ha permeado al Gobierno”, dijo en entrevista con EL PAÍS. La senadora María José Pizarro, muy cercana al presidente, rechazó la designación tan pronto se conoció, en la tarde del martes. “Mi posición sigue siendo exactamente la misma, cuidar el progresismo y nuestro proyecto político. Como mujer, hija y dirigente la reitero, sin ambigüedades”; dijo en X, citando su rechazo a la llegada inicial de Benedetti al palacio presidencial. Este miércoles reiteró sus críticas. “En coherencia con mis principios, cuestiono la permanencia de quienes a través de sus acciones lesionan a nuestro gobierno; la lucha contra la corrupción, por los derechos de las mujeres y de las gentes de Colombia, son para mí innegociables”, escribió en X.

Laura Sarabia, Gustavo Petro y Armando Benedetti, en Bogotá, el 25 de abril de 2024.Cortesía

En el Consejo de Ministros, más voces del primer círculo de Petro se sumaron a las críticas, recordando tanto la trayectoria del político en partidos tradicionales e incluso en la derecha, como sus investigaciones en la Corte Suprema en casos de posible corrupción. Una de ellas fue la de Gustavo Bolívar, a quien Petro impulsó en la política como cabeza de su lista cerrada al Senado en 2018 y candidato a la alcaldía de Bogotá en 2022. El director del poderoso Departamento de Prosperidad Social insistió en que ni Benedetti ni Laura Sarabia debían ocupar cargos del Estado tan importantes.

Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección, amigo íntimo de Petro y exguerrillero del M19, visiblemente afectado, se sumó. “Después de una ‘semiconfesión’ del señor Benedetti, que realizó ante medios en estado de excitación, sobre situaciones que no sabemos si realmente ocurrieron o no, pero que muestran el temperamento y la clase de persona que es. Pienso que este espacio no es para el señor Benedetti”, dijo, en referencia a los videos en los que el político asegura que consiguió 15.000 millones de pesos para la campaña de Petro que no fueron reportados y significarían que Petro violó los topes de financiación.

Otras críticas se dieron por fuera de la reunión. El senador Iván Cepeda, otro de los más cercanos al presidente en su bancada, dijo en X que retomaba sus palabras de noviembre, cuando Benedetti regresó a Colombia y fue enganchado en la Presidencia: “Expreso mi respaldo a las ministras y los ministros de nuestro gobierno que piden una reflexión crítica sobre la llegada de Armando Benedetti a la Casa de Nariño. Existe una serie de hechos que cuestionan severamente la compatibilidad de esa decisión con nuestro proyecto político” escribió entonces. Jorge Rojas, designado menos de una semana antes como director de la Presidencia, y Juan David Correa, Ministro de las Culturas, sencillamente renunciaron a su cargo en la mañana del miércoles.

Petro no ha explicado por qué decidió llevar a Benedetti al corazón de un Gobierno al que le quedan 18 meses y que está atrasado en el cumplimiento de sus promesas, según él mismo dijo en el Consejo de Ministros. Allí esbozó varios argumentos, más buscando debilitar las críticas que respondiendo esa gran pregunta. “El feminismo no es para destruir al hombre, como el hombre no es para destruir a la mujer”, dijo con titubeos, tras la intervención de Muhamad. Sabía que se metía en un terreno pantanoso, dijo, y continuó: “Si somos amantes de la vida, tenemos que ser amantes de lo que produce la vida, el sexo en primer lugar, el erotismo dirían en Roma y en Grecia, y al final el amor, cualquiera que sea la pareja (...) he visto feminismo que destruye al hombre y he visto hombres que destruyen las mujeres”. En suma: las acusaciones contra Benedetti por machismo no son lo suficientemente graves como para apartarlo del cargo.

Luego señaló que nadie es perfecto, que las personas se merecen una segunda oportunidad y que Benedetti fue uno de los pocos senadores que lo defendió cuando denunció la parapolítica en el Congreso, el primero en apoyar su candidatura presidencial. Entre risas, hizo una comparación que desató la indignación de varios de sus excompañeros de la guerrilla del M-19 que ahora están con él en el Gobierno. “Cada ser humano tiene algo que vale. Aunque él no lo cree, no se ha dado cuenta, Benedetti tiene un toque de Jaime Bateman, que es la magia. No es lo mismo un cachaco haciendo política, que un costeño haciendo política”. Se refería a quien fuera comandante de esa guerrilla, que murió en un accidente aéreo en Panamá en 1983.

Armando Benedetti, en un evento en Cúcuta (Colombia), en 2022.Mario Caicedo ((EPA) EFE)

Rodríguez, compañero de Petro desde los años en la clandestinidad, criticó esa comparación: “No acepto que se compare al señor Benedetti con Jaime Bateman: el hombre Caribe, el hombre limpio, el hombre transparente, el hombre alegre que nos enseñó a luchar con alegría. La revolución es una rumba y el sancocho nacional. Nos habló de la coherencia y yo estoy pidiendo en este momento coherencia”, dijo. Petro, quien señaló que lo han expulsado de muchos partidos, pero no del M.19, no le respondió. Benedetti, sentado durante las seis horas de la reunión a su costado izquierdo, solo tomaba notas, estoico. El presidente cerró el debate, una vez más, contraatacando a los críticos, sin explicar sus motivaciones: “Aquí se dividen entre benedittistas y antibenedettistas. Es un gabinete triste. La noticia que sale aquí, en vez de ser un gran esfuerzo democrático, de mostrar ante el pueblo cómo es que se gobierna, es una pelea entre ustedes. Eso se llama sectarismo”, dijo. Varios negaron que sus críticas fueran tal, pero lo que nadie dijo es que el único que defendió a Benedetti fue el presidente.

Este miércoles, Petro aceptó la renuncia de Rojas y designó en su lugar a Angie Rojas, una asesora del ministro de Salud. En los próximos días, el presidente deberá decidir entre escuchar a las personas que lo han acompañado desde siempre o insistir en el respaldo de su nuevo amigo Benedetti.

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