El dirigente sindical más poderoso de México, intocable ante la crisis
La bolsa de recursos que va directamente a la cúpula del gremio que dirige Carlos Romero Deschamps se incrementó un 18% en plena debacle de la empresa mexicana
El Sindicato de Petróleos Mexicanos (Pemex) que dirige Carlos Romero Deschamps no ha sido tocado por la crisis que vive la petrolera estatal. Pemex atraviesa serios problemas económicos porque la producción ha caído y las deudas van en aumento. Sin embargo, la bolsa de recursos que van directamente a la cúpula del poderoso gremio de trabajadores se incrementó un 18% en plena debacle de la empresa mexicana. Desde que se aprobó la reforma energética en diciembre de 2013 la bolsa anual pasó de 302,9 millones de pesos (16,8 millones de dólares) ese año a 358,9 millones (19,9 millones de dólares) para 2015. Además en los últimos 10 años el presupuesto que administra el influyente sindicalista aumentó un 105%.
El Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana es uno de los que más dinero recibe en América Latina y el que más se opone a transparentar los recursos que Pemex le transfiere. Su líder Carlos Romero Deschamps (Tampico, Tamulipas, 1943) durante décadas ha sido criticado en los medios mexicanos por la vida ostentosa que presume. El también senador por el gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) es un amante de los viajes, los relojes finos, los yates y los autos de lujo. En dos décadas al frente del gremio nada ha podido mermar su poder. Al contrario ha sabido pactar con los presidentes que no son de su partido.
La reforma energética no tocó ni un ápice del poder del líder petrolero. Pese a que las modificaciones legislativas redujeron las sillas que su cúpula tenía en el consejo de administración de la empresa mexicana, los acuerdos económicos que pacta cada año no han mermado. En el contrato colectivo de trabajo que la paraestatal negocia anualmente con el sindicato, hay ciertos rubros que van directamente a la cúpula sindical —compuesta por comisionados, consejeros, asesores y líderes locales en los Estados— y que son los más opacos de los acuerdos. En 2012, antes de que comenzara el debate de la reforma energética en México, el líder petrolero recibió un apoyo económico de 100,3 millones de pesos (5,5 millones de dólares) y otros 30,9 millones de pesos (1,7 millones de dólares) para los gastos de viaje de sus colaboradores cercanos. En 2014, año en que el presidente Enrique Peña Nieto promulgó las leyes reglamentarias de la reforma, ambas partidas se incrementaron un 25 y 13%, respectivamente, según consta en información otorgada vía ley de transparencia.
Los trabajadores no tienen claridad sobre la administración que su dirigente hace de la bolsa de recursos. Federico Mora Palacios, del Grupo Unido Regeneración Sindical —una facción disidente— afirma que en la cúpula dirigida por Romero Deschamps hay una corrupción insostenible. “Nunca ha rendido cuentas de nuestras cuotas sindicales ni de las prestaciones que le otorga la empresa para el sindicato. El trabajador no puede preguntar sobre sus cuotas sindicales porque está sometido y sabe que si levanta la voz se queda sin trabajo. A uno los jubilan, a otros los amenazan o los despiden”, afirma.
El sindicato recibe dinero para celebrar la expropiación petrolera, el día del trabajo y para “revisar” el contrato colectivo de trabajo, entre otros rubros, En 2014 Pemex les entregó 137, 2 millones de pesos (7,6 millones de dólares) para este último rubro, la cifra más alta en los últimos 15 años. “En esas revisiones ellos se dan vida de reyes, van a playas paradisiacas, beben y comen hasta el cansancio y ahí, en ese ambiente, deciden qué prestaciones le van a pedir a Pemex”, dice Joaquín Moreno, miembro del Frente Nacional Petrolero, otro grupo disidente. Romero Deschamps, expone, se ha enriquecido invirtiendo los recursos del sindicato en tiendas recreativas, estacionamientos, locales de renta y otros negocios. “Esos son bienes del sindicato, pero nosotros no sabemos cuántas ganancias dejan. Lo que sí tenemos claro es que termina en las cuentas bancarias de este señor y su gente”, afirma.
Sin transparencia
Desde principios de mayo los sindicatos —incluído el de Pemex— están obligados a rendir cuentas e informar sobre los recursos que reciben. Sin embargo, el gremio petrolero no ha contestado las solicitudes de información que se le han hecho a través del sistema previsto en la ley de transparencia, según se puede corroborar al hacer una revisión en la plataforma. Jacqueline Peschard, quien fue la comisionada presidenta del órgano de transparencia en México hasta 2013, cuenta que durante su gestión el sindicato más renuente a la transparencia fue el de los petroleros. “Hace unos años ni siquiera se podían conocer los contratos colectivos. Era el más resistente y se sabía que recibía muchísimos recursos por parte del Estado para distintas cuestiones” explica.
En una petición de información hecha por este medio directamente al sindicato, el gremio no contestó. En otra petición hecha a la petrolera, ésta entregó el monto de los recursos que van a la cùpula sindical, pero no remitió copia de los comprobantes de pago o facturas que demuestren el uso que le dan a ese dinero porque el gremio se amparó e impidió que Pemex entregara la documentación. Esta vía ha sido una práctica legal muy recurrente en el sindicato de Pemex, explica Peschard. El sindicato de Deschamps es el único que llega a los amparos para impedir que se conozca cómo se ejercen los recursos que le entrega Pemex. “Se respaldan en tratados internacionales que avalan la autonomía de gestión y la no intromisión del Estado en sus asuntos“, dice la experta en temas de rendición de cuentas.
Desde el inicio de mandato de Enrique Peña Nieto, la producción de Pemex —con el 78% de su plantilla laboral sindicalizada— no ha logrado remontar y las pérdidas han alcanzado su máximo histórico: 40.000 millones de dólares en 2015. En febrero de este año, ante la crisis petrolera, Emilio Lozoya, director de Pemex, fue sustituido por órdenes presidenciales. El único que logró salvarse fue Romero Deschamps, el intocable sindicalista que dirige el gremio desde 1996 y que tras reelegirse en 2012 estará al frente de los petroleros hasta 2018. En los 20 años que lleva liderando a los trabajadores, también ha sido legislador por el PRI, el partido al que pertenece el presidente Peña Nieto.
Durante la discusión del sistema nacional anticorrupción, el año pasado, Romero Deschamps fue captado hojeando un catálogo de yates. El político posee un navío de 1,5 millones de dólares similar al que tiene el cantante mexicano Luis Miguel, según ha publicado el diario Reforma. En Cancún, pleno paraíso del caribe mexicano, cuenta con un departamento de 1,3 millones de dólares y porta relojes de más de 200.000 dólares. Además en 2013 la prensa publicó que el senador había regalado a su hijo, un coche Ferrari valuado entre 3 y 6 millones de dólares. Aunque EL PAÍS buscó al senador para una entrevista, éste nunca respondió.
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