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Crónica

Rosalía, en ‘La revuelta’: una diva balsámica

La artista lo pasó bomba en el programa de Broncano: se entregó a la causa, repartió bizcocho, echó un pulso y cantó

Rosalía Vila Tobella, nacida en San Esteban Sasroviras en septiembre de 1992, apareció en La Revuelta con una maleta vacía, “puro atrezzo”, pero cargada de latiguillos. Dijo mil y una veces “ole”, “toma”, “dale”, cosas así, y enlazó risitas un poco adolescentes, también un poco automáticas, ensayadas desde casa. Es una estrella cuando canta, y una muchacha naif delante de David Broncano. Es una mujer muy simpática, pizpireta, que hace como que todo le sorprende muchísimo y que considera que cada comentario del presentador es el mejor gag que ha escuchado en su vida. A veces puede exasperar un poco, pero claro, no le vamos a preguntar por el juicio al Fiscal General del Estado.

Es una diva que pone la intensidad en los discos y en los conciertos, y es ligereza cuando va por la vida. Es un bálsamo para la crispación. Rosi, no te mueras nunca.

La catalana lo ha pasado bomba este lunes por la noche, se ha entregado a la causa, al bombo y a un presentador que tuvo momentos deliciosos, como cuando se puso a hablar en italiano al presentarla y que la interpelaba cuando la invitaba se puso a repartir entre el público un bizcocho “de catorce kilates” que había hecho con sus propias manos. “¡Rosi, el bizcocho rurale con la mano!”, gritaba Broncano. Y ella muerta de la risa, claro, con la actitud de la que va por primera vez a un parque de atracciones con su mejor amigo. Vivan la Rosi y “el Davi”, que dice otra catalana que también es una estrella llamada Candela Peña.

También el programa anoche dio el resto, quitando minutos al rato ese que se pasan hablando con el público -y que en muchas ocasiones se hace bastante largo- para asomarse sin complejos a Saturday Night Live. Se vio en esa reunión de vecinos con personas que nos han hecho muy felices, como Carmen Machi, Alexia Putellas, Javier Calvo y los Estopa, don Pedro Almodóvar Caballero. También estaban por ahí Manuela Carmena, La Zowi –“me suda el coño” como aportación- y el deportista Joan Pradells. También se vio brillantez en el intermedio de la entrevista, con ese chanante homenaje a la Super Bowl con un señor cantando Torero de Chayanne que tantas veces hemos bailado donde hemos podido y unos cuantos bailarines de orquesta. A favor de todo lo sucedido y contado en este párrafo.

La Rosi se tocó mucho los brazos, no se sabe si para dar las gracias a la gente por su cariño o porque estaba muerta de frío, pronunció frases como “hacer regalos es mi gran ilusión” y puso la misma voz cuando contó que hace unos días tuvo un sueño erótico. Se escabulló del público que, nada más ser alimentado con su bizcocho, le pidió -más bien le gritó- entradas. “¡Esto se está desmadrando!”, dijo. Pero todo esto con una enorme sonrisa y dando las gracias en repetidas ocasiones por tanto cariño, porque para eso es una estrella mundial.

Hizo un pulso con Broncano y lo ganó con un poco de trampa, habló un poquito de religión y citó varias veces a dios, prometió tirarse por el tobogán a la próxima y llevar una ropa más adecuada para hacerlo, también mencionó a su abuela, a sus padres y su hermana, nos contó cosas acerca de sus clases de canto, tuvo sus segundos dedicados a la introspección y vimos unos segundos del videoclip de Berghain. Sin venir a cuento se arrancó a capella con un trocito de La perla que nos enmudeció a todos.

“Me lo he gozado”, dijo antes de despedirse. “Un besito para Jimmy”, añadió. Se refiere a Jimmy Fallon, con el que tiene una entrevista dentro de unos días. Y volvió a sonreír. Una diva balsámica.

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