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La guionista de las comedias del momento: de un despacho de abogados en Marbella a escribir en ‘La que se avecina’

Araceli Álvarez de Sotomayor, creadora de ‘Sin gluten’ y ‘Nails’ y escritora de ‘Animal’, dejó la abogacía a los 34 años para estudiar interpretación y terminó escribiendo algunas de las comedias televisivas más vistas

Si hay una mujer del mes en las series españolas, esa es Araceli Álvarez de Sotomayor. Tres comedias estrenadas en octubre tienen su firma. En el plazo de seis días se estrenaron Nails (creación suya para SkyShowtime), Sin gluten (que ha cocreado con Javier Aguayo y Germán Aparicio para La 1 y Prime Video) y Animal (en Netflix, creada por Víctor García León y en la que es coordinadora de guiones). “Me ha dado un poco de rabia no poder disfrutar calmadamente de cada una, pero no me voy a quejar”, decía la semana pasada en las oficinas de SkyShowtime en Madrid.

El nombre de Araceli Álvarez de Sotomayor está detrás de muchas de las comedias españolas más populares de los últimos años. Colaboradora habitual de los hermanos Caballero hasta que hace poco decidió volar en solitario, fue guionista de La que sea vecina durante 11 años, parte del equipo de escritura de El pueblo y es cocreadora de Machos alfa y Muertos S.L. Licenciada en Derecho, ejerció la abogacía durante nueve años en Marbella hasta que a los 34 años dio un giro a su vida y se trasladó a Madrid a estudiar interpretación. “Cuando sientes que te tienes que ir de un sitio, llámese trabajo, llámese relación, hay que hacerlo. Da mucho miedo, pero la vida premia la valentía”, dice. Vendió sus acciones a sus socios y pasó a compartir un estudio con otros compañeros de la escuela de interpretación, a quienes casi doblaba la edad. “Fue como volver a los 18 años pero con 34, haciendo botellón, me persiguió la policía… fue una época superloca”.

Por eso se siente tan identificada con las protagonistas de Nails, cuatro mujeres que deciden dar un giro en sus vidas: dejar sus trabajos y ser amas de casa a tiempo completo. “Nails habla de ser valiente, cambia, posiciónate, que nadie te meta miedo. Cuando dejé la abogacía, mi padre me decía: ‘Pero ¿dónde vas ahora a estudiar interpretación, con lo bien que te va?’. Mi madre, sin embargo, me dijo: ‘No hay nada peor que cumplir 60 años y no saber quién eres ni qué te gusta, hazlo”.

La serie que protagonizan Cristina Castaño, Teresa Cuesta, Gracia Olayo y Marimar Vega podría verse como el reverso femenino de Machos alfa. De hecho, la serie de Netflix tiene su origen en una historia que Araceli Álvarez de Sotomayor propuso en la productora Contubernio, pero entonces pensaron que había muchas series de mujeres. “Y yo pensaba, ¿cómo que muchas series de mujeres? Hay series con mujeres que escriben, que dirigen, que hacen la producción ejecutiva, que actúan… Yo estaba empeñada en que quería hacer esta serie, y cuando he volado sola he tenido la suerte de que SkyShowtime ha creído en el proyecto”. Tampoco quería parodiar las tradwives (esposas tradicionales) o su estilo de vida. “Yo no tengo ganas de polémica, solo hago la serie para divertir. Quería hablar de la libertad de elección, que todas las opciones sean respetadas. Y divertir, ese es el objetivo”.

El origen de Sin gluten es más mundano. Mientras iba en taxi en Marbella, vio el letrero de un restaurante que rezaba “Gluten Free”. Le gustó y pensó que sería un buen título para una serie. Así de sencillo. La buena acogida de la historia protagonizada por Diego Martín (los dos primeros episodios han logrado cuotas del 17 y 13,7% en La 1) fue una sorpresa para su creadora. “La veía muy entretenida, sin ninguna pretensión, y a veces las cosas con menos pretensiones son las que más funcionan”.

El tercer proyecto de Araceli Álvarez de Sotomayor en este mes frenético ha sido Animal. Como animalista, lo primero que hizo fue preguntar cuál sería el tono de la serie, y al comprobar que encajaba con su punto de vista, se sumó al proyecto. “Era una oportunidad de intentar mostrar el ganado como animales sintientes y no solo como comida”, explica.

¿Por qué, tras tantos años en la productora Contubernio, decidió que era este el momento de desvincularse de ella? “¿Por qué se separan los grupos de rock?”, reflexiona. “Llega un momento en que te desentiendes más que te entiendes. La vida son tres días y cada uno tiene que hacer lo que quiere”, explica. Con ellos entró en el mundo del guion directamente a la primera división, a una de las series más vistas de España. “Yo era tan friki de La que se avecina que, cuando se emitía, apagaba mi móvil. Un novio me presentó a Alberto Caballero y le dije que si podía hacer una prueba de guion, aunque yo lo que quería era actuar. Hice la prueba, luego otra y estuve 11 años. Fue un máster para mí”.

Según Araceli Álvarez de Sotomayor, todavía en 2025 existen prejuicios en torno a las mujeres y la comedia que hacen que ellas lo tengan más difícil para hacerse un hueco en ese mundo que ellos. “Es súper injusto. Y eso que a mí me beneficia, porque como está ese prejuicio de que las mujeres somos menos graciosas, cuando a una mujer le van bien sus comedias, como es mi caso, todo el mundo te busca. Pero hay un montón de mujeres que escriben comedia maravillosamente”, dice. “Sí creo que la comedia se escribe mejor cuanta más edad tienes, porque tiene un poso de amargura que, si no tienes un bagaje vital, tu comedia puede ser muy técnica pero tiene poca alma”.

Pregunta. ¿Qué hace reír a los españoles?

Respuesta. Reflejar todo lo posible nuestras miserias. Los personajes más deleznables, como Antonio Recio en La que se avecina, son los que más gustan porque son cosas que nos gustaría decir y no nos atrevemos. Es liberador, una fantasía. Tenemos un punto cruel, conectas con lo maligno y decir esas cosas incorrectas, o cuando alguien se cae, la caída con la cáscara de plátano es un clásico que sigue funcionando. Y también nos reímos de lo cotidiano. Me encanta Poquita fe, todos nos hemos visto en algo parecido, nos identificamos con lo cutre, lo patético, el miedo, lo pequeño. Funciona como un tiro.

P. ¿Qué hay de cierto en esa queja habitual de que ya no se puede hacer humor de nada?

R. Sí hay una censura en el humor que no había vivido hasta ahora. En La que se avecina podías decir la burrada que fuera, que no pasaba nada. No deberíamos tener la piel tan fina. Si como guionista de humor te empiezas a censurar, y yo ya empiezo a hacerlo, es un problema. Vamos a reírnos de todo, llamar las cosas por su nombre, que todos tenemos dolores y traumas, y si no podemos reírnos de eso, que es sanador, ¿de qué hacemos la comedia? Es como la medicina contra el estrés que tenemos ahora como país. Hay mucho dolor, muchas guerras…, pues vamos a reírnos. He vivido una época en la que no sentíamos presión, ahora yo sí siento presión al hacer comedia.

P. ¿Qué tienen sus comedias de usted?

R. En Nails hay esa cosa luchadora de agarrarme a mis impulsos. El instinto que tenemos las mujeres es brutal. En Sin gluten hay mucho mío en los diálogos costumbristas. Sin querer, los guionistas ponemos nuestra mirada del mundo ahí. Escribir comedia es liberador, y anda que no me he vengado yo de cosas de novios… Coger cosas que me han hecho sufrir y convertirlo en risa es sanador.

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