Joaquín Prat: “Las entrevistas con políticos son un peaje que tenemos, pero hunden la audiencia”
Tras pasar por diversas franjas horarias en Mediaset, el presentador es el nuevo rostro de las tardes de Telecinco con ‘El tiempo justo’: “La gente está hasta las pelotas de ver al tertuliano que va mañana, tarde y noche y que sabe de todo”
Joaquín Prat (Madrid, 50 años) lleva 17 años siendo el chico bueno de Mediaset. ¿Cubrir la mañana? Aceptado. ¿Moverse a Cuatro a hacer política? Venga, “soy un mandado”, reconoce. ¿El mediodía en Telecinco? No me encanta, pero de acuerdo. Pero el año pasado no fue una temporada fácil. ...
Joaquín Prat (Madrid, 50 años) lleva 17 años siendo el chico bueno de Mediaset. ¿Cubrir la mañana? Aceptado. ¿Moverse a Cuatro a hacer política? Venga, “soy un mandado”, reconoce. ¿El mediodía en Telecinco? No me encanta, pero de acuerdo. Pero el año pasado no fue una temporada fácil. Ana Rosa Quintana, su mentora, volvió a la mañana y relegó su programa. Un camarero del restaurante cerca de Mediaset donde se hace la entrevista comenta: “¡Con lo tranquilo que estabas en las mañanas!”. “No me queda otra”, responde él. Quizás por ese talante ahora recibe lo que califica de “premio”: con El tiempo justo encabeza las tardes, de 15.45 a 18.30. De momento lo que espera es que ese premio no esté envenenado. A Telecinco le está costando acertar con esta franja. Prat, en todo caso, busca estabilidad. A estas alturas, siente que puede hacer lo que quiera. Hoy, “toca remar”.
Pregunta. Se pasa a las tardes, lugar clásico de Sálvame. Llamó “error” a su cancelación.
Respuesta. Es que era un programa líder, que cubría una franja amplia y muy barato. Ojalá tener la fórmula para cubrir cinco horas con tan poco dinero. Pero también dije que su recorrido había llegado a su fin. Aunque ellos no lo digan, estaban hasta las pelotas. Jorge [Javier Vázquez] estaba saturado. Y creo que cometieron un error con el tema Rocío Carrasco. Si la gente ve que hay pensamiento único, huye.
P. ¿Cómo vivió esa etapa?
R. Se disparó un ambiente casi guerracivilista en Telecinco. Fue una etapa oscura. Pero ha cambiado. Jorge me mandó un mensaje diciendo: “Me encanta que vayas a darme el relevo”.
Creo que no había que cancelar ‘Sálvame’, pero cometieron un error de pensamiento único en el tema Rocío Carrasco. Se disparó un ambiente guerracivilista en Telecinco
P. ¿Es otra Telecinco?
R. Después de 20 años líderes, toca remar a contracorriente y con un remo partido. No es fácil. Todos los cambios de tendencia son de largo recorrido, hay que tener paciencia y compromiso con los recursos. Yo pedí estar en la calle, con siete reporteros y buscar la piel del ciudadano. Fácil no va a ser, pregúntaselo a Ana Rosa. ¿Cómo sacas a la audiencia de la novela, si son tan fieles? Yo de momento me conformo con que ,en la publicidad, pasen por aquí y digan “hoy me quedo dos minutos, mañana tres”. Voy con humildad, porque luego llega el dato…
P. ¿El mínimo histórico de agosto ha hecho daño?
R. Ha sido demoledor. Es un momento complicado. Pero solo se puede remar. Y si tienes un remo, pues te jodes. Y noto mucha responsabilidad. Y me da pereza eso de personalizarla en mí. Me parece injusto.
P. ¿No tiene miedo de que pierdan la paciencia y vuelva ese corazón? Lydia Lozano ya ha vuelto.
R. Creo que la gente está saturada del corazón y la política. En dos horas me tiene que caber todo. Yo no sé qué más hablar de la Pantoja, pero da audiencia. Como espectador me agota, pero como presentador me tiene que entusiasmar.
P. ¿La política espectáculo es el nuevo corazón?
R. Empezó el corazón, luego el deporte y ahora la política. Se ha salvamizado. Todo es opinar y opinar. Yo quiero el tiempo justo para la opinión. A la gente se le ha endurecido la piel con tanto escándalo. Nada sorprende, y además todo sigue igual, pase lo que pase. Y personajes como Ábalos ya son tertulia social.
Tenemos la clase política más mediocre de la historia de este país. Son necios e incompetentes. Las entrevistas a políticos son un peaje, pero nos hunden la audiencia
P. ¿Se han rebasado barreras?
R. Se ha desprofesionalizado la política, y son muy necios, torpes e incompetentes. Es la clase más mediocre de la historia de este país. Me encanta decirlo porque así no los entrevisto. Las entrevistas con políticos son un peaje que tenemos, pero hunden la audiencia.
P. Con el nombre de El tiempo justo vuelve a su padre, que presentó El precio justo. ¿Por qué ahora?
R. No lo decidí yo, suelo participar poco en producción y contenido porque lo mío es comunicar, pero cuando me lo dijeron se me puso la piel de gallina. Curiosamente, Pilar Miró llamó a mi padre para ofrecerle el concurso, y ahora Gonzalo Miró está en frente en La 1. Además es el objetivo: tratar el tiempo justo el tema que merezca. Si hay comparecencia de Sánchez, desmontamos la mesa de actualidad. Si muere Armani, para mí era el dios de la moda, intentamos ir a Italia. Tiene que ser un programa vivo y recuperar la función pública de estar con el ciudadano.
Siempre seré hijo de... Y en lo profesional me vino muy bien. Pero nunca fui cum laude de nada, ni aspiro, porque me encanta que me manden
P. ¿Usted sintió que tenía privilegios por ser hijo de…?
R. A los 13 años yo supe que iba a ser hijo de siempre. Nepobaby que se llama ahora. Y orgulloso. Yo entré en Cadena Ser con 22 años y no era un becario más. Los técnicos a quienes pedir un favor habían trabajado con mi padre. No era lo mismo si era yo u otro. En lo profesional, me vino muy bien. Pero luego tienes que demostrar el doble, ser el doble de exquisito. ¿Necesitamos a alguien en verano? Yo. Queremos mandar a alguien… Yo. Mi intención era que esa alargada sombra no me cobijase tanto. Ahora con 27 cotizados, ya me siento seguro, pero nunca pierdo sus mantras.
P. ¿Cuáles?
R. No te olvides de que trabajas para el espectador, aunque te paguen otros. No pierdas de vista que se lo dices a miles de desconocidos cuya realidad social es diversa, y trátalos con respeto siempre. También que para que te quiera la gente, tienes que quererles tú. ¿Cómo voy a decir que no a una foto, aunque me saques de mi mundo o a las 3 de la mañana? Yo de niño con él no lo entendía, pero va en el sueldo. A mí me pagan muy bien por hacer lo que más me gusta, somos unos privilegiados.
P. Su perfil es curioso. Empezó en Telecinco hace 17 años primero como copresentador de Ana Rosa y fue poco a poco haciendo su personalidad. Ahora tiene la codiciada tarde.
R. Yo nunca fui cum laude de nada, ni aspiro, porque me encanta que me manden. Traté de aprovechar las oportunidades. Trabajo, esfuerzo y sacrificio era otro de los mantras. Y se lo digo a mi hijo: no te pido que seas un erudito, el cum laude tienes que serlo en la vida. Lo más difícil que he hecho es esa crianza.
P. ¿Aprendió mucho?
R. Y cuanto más te cuesta, más lo disfrutas y menos hostia de más. Yo he visto pasar por Mediaset muchos cojofichajes, que luego se pegan una hostia. Vienen con mucho ego, que es lo más difícil de gestionar en la tele.
P. ¿Mejor tardes o mañanas?
R. Yo busco estabilidad. A ver si ya… Pero las mañanas son mejores para conciliar. Era maravilloso dejar a mi niño en la parada y recogerlo. Ahora solo lo recogeré. Pero es lo de muchos padres. Mi pareja vive en Ibiza, y Cuatro al Día me partía. Ahora voy a poder hacer un buen desayuno con ella el lunes y volver a las 12.00 a Madrid.
P. ¿La conciliación es importante?
R. Mucho. De hecho, muchas compañeras con hijos los han primado en vez de venirse de reporteras con una oportunidad de crecimiento. Compañeros, no tanto. Yo hubiese hecho lo mismo. Hay un camino que recorrer. Ahora que hablamos tanto de igualdad, tratemos eso, no del feminismo radical o de la barbaridad de que todos los hombres son violadores. Cualquiera que nos hayamos criado en un ambiente estable, entiende que quien manda son las mujeres. Yo nunca he tenido que avanzar en igualdad: tengo dos hermanas y una madre con unos cojones… ella nos sacó adelante al fallecer mi padre. A mí nadie me tiene que enseñar igualdad.
P. ¿Y de qué temas habría que hablar más?
R. La pérdida de poder adquisitivo. La falta absoluta de vivienda pública. El descrédito de la política. La inseguridad. Las listas de espera, ¿Cómo es posible que con lo que recauda el Estado y con lo que pagamos de impuestos no priorice determinados asuntos? Es que a ellos no les preocupan los temas reales. Claro que hay que mirar a lo internacional, pero con toda la mierda que tenemos dentro… Hablemos de los trabajadores más vulnerables, esos que tienen tres trabajos y no llegan. Y a ver quién se atreve a meter mano a los subsidios y las paguitas. Aunque no me guste el término por su uso, las ayudas tiene que tener un límite. Falta control. No vamos a tirar del carro 12 millones para que seis vivan del cuento.
“Si me llaman, mi deber es contar las historias que pasan con los ocupas y poner la cara colorada al jeta”
P. ¿Pero son tanta gente?
R. No sé cuáles son las cifras, pero hay que optimizar los recursos. ¿Hay algo más progresista que cortar ayudas a un jeta?
P. Se ha criticado mucho que se hable tanto de okupas en la televisión…
R. Es que tenemos una responsabilidad de servicio público. Cuando me llama un ciudadano que ha ahorrado para una casa y se les han metido estando de vacaciones… Te mando un reportero. Igual al salir en la tele se soluciona. Mi deber es contarlo y poner la cara colorada al jeta. La administración deja la solución en manos del propietario. Tienen que ponerse a hacer vivienda, que para eso pagamos impuestos.
P. ¿No es convertir una anécdota en un problema global?
R. Lo entiendo. No es ni de cerca de las primeras preocupaciones. No es un problema como tal, pero lo tiene mucha gente, así que me tendré que ocupar. Porque ningún Gobierno ha hecho nada. ¿Por qué no se cumple la ley?
La gente está hasta las pelotas de ver al tertuliano que sabe de todo que va mañana, tarde y noche
P. ¿Y qué contenido sobra?
R. Me sobran los vividores que no aportan, esos personajes artificialmente creados, por ejemplo en el corazón. También en Telecinco.
P. ¿Los tertulianos?
R. La gente está harta de ver al que sale mañana, tarde y noche y sabe de todo. Se queman. Queremos a expertos que conozca su tema. Y no me gustan los incendiarios, ya estoy yo para incendiar y apagar el fuego.
P. ¿Cuál fue el peor momento de una pasada temporada que definió “rara”?
R. Cuando me llamaron al despacho y me dijeron que Ana Rosa volvía a la mañana, y tuve que quedarme detrás con dos horas de programa. Son criterios de cadena, y tienes que respetarlos, pero tengo derecho al pataleo. La entendí, aunque no me gustó. Eso sí, lealtad con Ana Rosa es inquebrantable; he aprendido con ella todo lo que sé de televisión.
P. ¿Pensó en irse?
R. Fuera hace mucho frío. Tienes un momento de calentón y dices: que les den a todos, cambio de vida. Corren malos tiempos en Telecinco, pero sería injusto decir ahora que abandono el barco. Es un sitio que me ha dado todo, y soy leal.
P. Hablamos de la mala audiencia. ¿Nervios?
R. Los primeros días. Pero sacas lo mejor. Es verdad que cuando las cosas vienen bien dadas, trabajas más cómodo. No jugamos en las mismas condiciones de la pública, y Antena 3 tiene muy buen arrastre con La ruleta. Si veo los malos datos, me voy a correr o al gimnasio a boxear, y vuelvo a tope.
El peor momento fue cuando me llamaron al despacho y me dijeron que Ana Rosa volvía a la mañana
P. El público medio de la televisión, además, tiene 58 años. ¿Es difícil probar algo nuevo?
R. ¿Vamos a innovar en el magacín? Nada. Está todo inventado. Ahí es donde entro yo, ver si consigo fidelizar con mi imagen. Es que los chavales pasan olímpicamente de la televisión, solo te ven en casa de la abuela. Tenemos que saber con qué baraja jugamos.
P. ¿Se busca apelar a esos mayores?
R. Sí, y va a ser complicado. Yo noto que se me dan bien. Es público muy cualificado, saben lo que quieren y te calan.