La falta de elegancia de Kamala Harris
No será la causa principal de la victoria de Trump, pero es imposible no pensar que en ella ha influido el hecho de que los medios den la misma importancia a un candidato que habla de políticas concretas que a otro que se limita a soltar un atajo de bulos sensacionalistas
Todavía no había certificado Associated Press la victoria de Trump y Vicente Vallés ya estaba afeándole a Harris que no saliese a reconocer su derrota. Trump no había esperado a que su victoria estuviese oficializada por AP, los encargados de tal formalidad desde 1848, le bastó con que lo hiciese...
Todavía no había certificado Associated Press la victoria de Trump y Vicente Vallés ya estaba afeándole a Harris que no saliese a reconocer su derrota. Trump no había esperado a que su victoria estuviese oficializada por AP, los encargados de tal formalidad desde 1848, le bastó con que lo hiciese Fox News, su canal favorito, para salir a dar el discurso de la victoria. Aún se contaban votos en los estados clave cuando Susanna Griso contactó con un Vallés más autoconsciente que nunca de su papel como faro moral. Siempre se siente así, pero la cosa electoral lo potencia. Es curioso el efecto que la fiesta de la democracia tiene en los ciudadanos.
Lo que más me gusta de ir a votar es la circunspección con la que actúan los miembros de la mesa electoral, gente que cuando recibió la notificación bajó a todos los santos del cielo y probablemente intentó escaquearse: es ponerse detrás de la urna, coger el boli y la hoja del censo y convertirse en el guardián de las esencias de la democracia, parece que llevan años entrenando para mirarte el DNI y escrutar tu rostro como las arañas espía de Minority Report. Ebrio de ese espíritu estaba Vallés cuando lamentó el “feo gesto” de Harris. Se ve que la demócrata no había sido lo suficientemente elegante con el tipo que días antes simuló una felación a un micro y durante la campaña la llamó “vaga” y “fea”, se burló de su cociente intelectual, cuestionó su raza y hasta si estaba drogada o borracha en una entrevista. Harris aceptó su derrota horas después, Trump, sin embargo, nunca ha reconocido la suya, un “feo gesto” que aderezó con una rebelión que causó cinco muertos y socavó de manera invaluable la democracia estadounidense.
Las razones de la victoria de Trump son diversas, pero no puede obviarse que mientras los medios escrutaban las políticas de Harris, reían las gracietas de él; a ella se le exigía una opinión ponderada sobre el fracking y él despotricaba sobre que las escuelas envían en secreto a los niños a cirugías de cambio de sexo sin el consentimiento de los padres. El periodista de la NBC Joe Scarborough censuró que tanto él como sus colegas estuviesen cayendo en la “falsa equivalencia”, o sea, dar la misma importancia a políticas concretas que a un atajo de bulos sensacionalistas y generalmente racistas, misóginos y transfóbicos. No será el motivo principal de la derrota de Harris, pero seguro que tampoco la ayudó demasiado.