Con ‘Respira’, Netflix toma partido por la sanidad pública
La nueva serie del creador de ‘Élite’ es un drama médico que combina las vidas personales de doctores y estudiantes con un claro posicionamiento político y social
En el primer capítulo de Respira (Netflix), la presidenta de la Comunidad Valenciana —interpretada por Najwa Nimri— descubre que tiene cáncer. Defensora de la gestión privada de la sanidad, cuando pregunta en manos de quién debería ponerse le explican que donde tendrá más posibilidades de curarse es en la sanidad pública. Casualidades de la vida, el mejor on...
En el primer capítulo de Respira (Netflix), la presidenta de la Comunidad Valenciana —interpretada por Najwa Nimri— descubre que tiene cáncer. Defensora de la gestión privada de la sanidad, cuando pregunta en manos de quién debería ponerse le explican que donde tendrá más posibilidades de curarse es en la sanidad pública. Casualidades de la vida, el mejor oncólogo del país —interpretado por Borja Luna— es también el mayor activista en favor de la sanidad pública y uno de los principales promotores de una huelga sin precedentes contra su gestión. Los personajes de Respira se enfrentan constantemente a paradojas como esta. Otra: una ginecóloga ayuda a una mujer que asegura que han abusado sexualmente de ella; la doctora le presta toda su ayuda, pero todo da un vuelco cuando descubre que tiene muy cerca al supuesto abusador. Respira (ya disponibles los ocho episodios de su primera temporada) lanza preguntas al espectador a bocajarro y también obliga a pronunciarse a sus personajes: ¿cuántos miembros del equipo sanitario apoyarán una huelga sin servicios mínimos en un hospital público?
La nueva serie del creador de Élite no duda en posicionarse. “Yo soy una persona de izquierdas que cree en la sanidad pública ante todo. Pero intento que el resto de puntos de vista estén y ser lo menos maniqueo posible, aunque me posicione. Para mí era importante entender el personaje de Patricia [la política], por qué quiere privatizar, entender que es un problema muy serio y difícil de resolver. Pero después hay una deriva en la serie que es lo que yo pienso”, defendía el miércoles el guionista y productor Carlos Montero, sentado en una de las salas del plató de dos plantas en el que Netflix ha recreado prácticamente en su totalidad, con todo lujo de detalles, el ficticio hospital Joaquín Sorolla de Valencia en el que transcurre la acción.
Montero llevaba tiempo queriendo hacer una serie de médicos, subgénero televisivo del que es fiel seguidor (“Soy de los que se han visto las 20 temporadas de Anatomía de Grey”, confiesa). Pero quería diferenciarse de otras producciones similares por el punto de vista político. En ese sentido, cita otras ficciones televisivas médicas que ya han llevado los conflictos políticosociales al primer plano, como la británica Esto te va a doler o la francesa Hipócrates. “Estamos muy orgullosos de la sanidad en nuestro país y atraviesa un momento de crisis, pero la queremos mucho y no nos podemos permitir que la estén desmantelando”, reivindica Montero.
Para preparar la serie, el equipo se documentó a fondo no solo en el aspecto médico, también en todos los problemas que afectan a la sanidad pública. El más acuciante, la precariedad. Ese es el desencadenante de la huelga salvaje cuyos prolegómenos, ejecución y consecuencias vertebran la temporada. “No poder atender a los pacientes bien, las listas de espera infinitas, la impotencia que les genera a ellos saber que el paciente llega siempre enfadado porque le están atendiendo tarde y mal”. Montero reproduce en sus declaraciones las principales quejas que los médicos le trasladaron. También añade su propia reflexión: “Les hemos obligado a ser superhéroes, cuando no deberían ser héroes, deberían ser buenos profesionales. Pero tienen que hacer más horas de las que deben, atender más rápido pero igual de bien a los pacientes… El sistema les está obligando a ser unos superhéroes que no deberían ser”.
Aunque tuviera clara que la vertiente política tenía que ser central en la serie, el creador necesitaba un drama personal que la vehiculara. La clave fue tratar los asuntos políticos y sociales a través de los personajes. “La serie empieza a cobrar vida cuando decido incluir a la política enferma. Si no se me hubiera ocurrido enfermarla, todo lo ideológico habría sido un pegote. También la propuesta radical de esa huelga sin servicios mínimos. Ahí tienes un magma para que todo vaya saliendo de manera natural sin que lo ideológico o social lo tiña todo de manera artificial”, explica. También están en el centro los dilemas a los que se enfrentan el resto de personajes, a los que dan vida un reparto lleno de rostros conocidos como Aitana Sánchez-Gijón, Blanca Suárez, Manu Ríos o Alfonso Bassave. “Todos los personajes tienen su dilema y todos tienen una ideología, y la realidad les pone ante un espejo y les dice, ¿vas a seguir teniendo esta ideología o vas a cambiarla?”.
Será inevitable que el público piense en nombres propios en los que podría estar inspirado el personaje de Najwa Nimri, pero Montero aclara que no querían reflejar a ninguna política en concreto. “Los ejemplos son claros, pero no quería que Najwa parodiara a nadie. Quería crear el personaje, y si imitaba a alguien concreto, ya fuera Ayuso, Esperanza Aguirre… iba a rozar la parodia y no quería eso. Najwa hace algo que nos puede recordar a muchas de ellas, pero a nadie en concreto”. Ella aportó al personaje detalles como la pulsera que porta con la bandera de España.
El sistema está obligando a los médicos a ser unos superhéroes que no deberían ser”Carlos Montero
¿Una serie tan anclada en los conflictos del sistema sanitario español se entenderá fuera de España? Al fin y al cabo, Respira se ha estrenado en los más de 190 países en los que está presente Netflix. “Creo que en Europa se va a entender muy bien. Hemos estado hablando con periodistas latinos y también la han entendido sabiendo que es una idiosincrasia bastante española, porque ellos tienen una mezcla entre Estados Unidos y Europa bastante especial. Y en Estados Unidos no sé si se entenderá o no, pero como tiene muchas capas, creo que siempre pueden agarrarse a algo”, sostiene Carlos Montero.
Para asegurarse de reflejar el universo médico de la forma más realista posible, a los asesores con los que contaron en la fase de guion se sumaron otros tres durante el rodaje, todos médicos de urgencias que se fueron turnando para estar presentes cuando se grababan escenas de operaciones o que pudiesen plantear dudas a los actores. Eso sí, el creador de la serie advierte de que, al fin y al cabo, estamos ante una ficción. “Cuanto más te documentas, más libre te sientes para decir, esto lo cojo y esto no. Está todo llevado al límite y es una serie espectáculo. Sé que cuando la vean los médicos, muchos dirán: ‘Madre mía, a dónde han ido’. Pero otros muchos pensarán: ‘Bueno, está todo llevado al límite pero parte de una base muy real’. Ningún caso de los que contamos es mentira. A veces se aceleran los tiempos, se exageran las cosas, pero hay una base muy realista”, insiste.
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