Netflix: la sociedad de la niebla

Si un árbol cae en el bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido? Y si Netflix estrena una serie o una película y no tenemos datos de su audiencia, ¿alguien la ha visto?

Una imagen de la película 'La sociedad de la nieve'.

Si un árbol cae en el bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido? Y si Netflix estrena una serie o una película y no tenemos datos de su audiencia, ¿alguien la ha visto? El del bosque suena cuando se cae, lo oigamos o no, pero cuánto ruido hace cada árbol de Netflix nos resulta imposible saberlo con certeza.

El estreno en cines españoles de La sociedad de la nieve (en Netflix a partir de...

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Si un árbol cae en el bosque y nadie está cerca para oírlo, ¿hace algún sonido? Y si Netflix estrena una serie o una película y no tenemos datos de su audiencia, ¿alguien la ha visto? El del bosque suena cuando se cae, lo oigamos o no, pero cuánto ruido hace cada árbol de Netflix nos resulta imposible saberlo con certeza.

El estreno en cines españoles de La sociedad de la nieve (en Netflix a partir del 4 de enero) ha sido más grande que ningún otro de una película española de la plataforma en nuestro país: 110 salas han proyectado la criatura de Bayona. Pero no sabemos cuánta gente la ha visto porque Netflix ha vetado sus datos de taquilla. No es novedad. Como viene haciendo desde sus albores, la plataforma de la ene roja es opaca porque esa falta de transparencia ha protegido sus intereses.

Así lo reconoció Ted Sarandos, coCEO de la empresa, la semana pasada en la presentación de un informe sobre qué y cuánto se ha visto en la plataforma —limitado a producciones con más de 50.000 horas vistas— durante la primera mitad de 2023. Un entornar la puerta inédito, y aún así, insuficiente. Sus datos siguen sin ser auditados por empresas externas salvo en casos contados en los que entra en juego la publicidad y son cifras globales, no hay datos por países.

Que esta estrategia sea beneficiosa para los intereses de la plataforma no quiere decir que lo sea necesariamente para sus series y películas, y, desde luego, perjudica a la industria, y por extensión a los creadores y trabajadores del sector. También le hace flaco favor a la prensa, que se limita a ser altavoz de los datos que publica la propia compañía y a demandar claridad en esta sociedad de la niebla.

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