El nazismo y sus conflictos internos, en lo nuevo de ‘Babylon Berlin’, el gran hito de las series europeas
El trío creador de la mastodóntica ficción histórica alemana habla del cambio de los felices veinte a los trágicos treinta en el que se ambienta su cuarta temporada, que llega el 19 de octubre a Movistar Plus+
En ficciones como Babylon Berlin la historia es el mejor cliffhanger. La tercera temporada de esta serie policiaca, ambientada en las tensiones vividas durante la República de Weimar y basada en las exitosas novelas de Volker Kutscher, terminó con un policía corrupto trabajando en favor del ascenso del Tercer Reich y con el estallido desatado por el crack financiero del 29. Las tramas quedaron en todo lo alto, a la espera de una nueva tanda de capítulos que llega este 19 d...
En ficciones como Babylon Berlin la historia es el mejor cliffhanger. La tercera temporada de esta serie policiaca, ambientada en las tensiones vividas durante la República de Weimar y basada en las exitosas novelas de Volker Kutscher, terminó con un policía corrupto trabajando en favor del ascenso del Tercer Reich y con el estallido desatado por el crack financiero del 29. Las tramas quedaron en todo lo alto, a la espera de una nueva tanda de capítulos que llega este 19 de octubre a Movistar Plus+, con la serie alemana convertida en la gran apuesta televisiva de la industria europea.
En esta cuarta entrega, los felices veinte dan paso a los oscuros treinta. La historia salta hasta el 31 de diciembre de 1930 y se centra en el gran y esperado enemigo a las puertas: el nazismo. Como espectador, cabe preguntarse si alguien puede a estas alturas abordar la historia de Adolf Hitler desde una perspectiva novedosa. Es lo mismo que se cuestionaron los tres creadores de la serie, Tom Tykwer, Achim von Borries y Henk Hadloegten, cuenta el último de ellos. “Esa es una de las razones por las que el nazismo no ha sido protagonista en las temporadas anteriores. Queríamos encontrar un enfoque algo más original para un asunto que no podía obviarse de ningún modo”, confiesa a principios de octubre desde Berlín, a través de Zoom. “Nos dimos cuenta de que ese punto ciego eran las luchas de poder internas entre los nazis antes de que Hitler se convirtiera en Canciller de Alemania”, continúa Hadloegten.
En estos nuevos capítulos, aparece un personaje real, Walther Stennes, cabecilla del grupo paramilitar nazi SA (conocido como los camisas pardas) que a principios de los años treinta lideró una revuelta contra los líderes de su propio partido, Hitler y Goebbels. Mientras tanto, el guion recuerda cómo un bache macroeconómico terminó por consolidar el ascenso de la extrema derecha, en un juego de espejos que puede remitir a la inminente recesión de 2023 y al ascenso internacional de la ultraderecha. Los paralelismos con la actualidad resultan inevitables —”no lo eran tanto cuando comenzamos con la serie hace casi 10 años; Europa ha cambiado mucho desde entonces”, puntualiza Tykwer—, incluida la lograda sensación de incertidumbre que transmite la serie. A pesar de que su final es conocido por todos los espectadores, sus personajes bailan y festejan como si no hubiera un mañana o, al menos, como si intuyeran lo sombrío que va a resultar ese mañana. Lo hacen en el primer episodio de esta temporada a ritmo del famoso crooner local Max Raabe y la canción Ein Tag wie Gold (Un día vale oro).
De Alemania para el mundo
La superproducción de Baylon Berlin comenzó a rodarse en 2016 como una colaboración conjunta entre la filial alemana de la plataforma Sky y la cadena pública del país, ARD. Contaba con 40 millones de presupuesto y casi 200 días de rodaje para su primera tanda de episodios. Son cifras inéditas en el continente. Así logró llegar a las pantallas de más de 90 países sin formar parte del catálogo de una plataforma mundial, aunque en algunos de ellos se puede ver a través de Netflix.
A lo largo de estos años, sus creadores se han servido de los hechos reales para entrelazar las vidas de sus personajes imaginados. El ascenso del psicoanálisis de Freud tras los estragos de la Primera Guerra Mundial, la convivencia de comunismo y capitalismo en un lugar en donde solo puede quedar uno, la influencia del expresionismo alemán en un arte incipiente como el cine sonoro y la efervescencia nocturna del Berlín de entreguerras son parte esencial del relato. Algunas de sus imágenes bien podrían haber nacido en un cuadro de Otto Dix o de Kirchner, o en una película de Fritz Lang.
En el centro de todo este tumulto, afectados por las alegrías y las tragedias globales, se encuentra la pareja protagonista. El inspector Gereon Rath (interpretado por Volker Bruch) es uno de los muchos exsoldados traumatizados por el conflicto bélico y un apasionado defensor de la democracia. Charlotte Ritter (Liv Lisa Fries), que no aparece tal y como se creó en las novelas originales y se adaptó para el guion de la serie, es una resolutiva joven que se abre camino en la policía. Durante el día, encabeza una familia que vive en la miseria y, al caer el sol, brilla como seductora flapper en los vibrantes clubes de la ciudad. La historia de amor lenta y progresiva entre ambos, que ha evitado hasta ahora culebronescas idas y venidas, encontrará esta vez serios obstáculos.
Tykwer, cineasta de culto a nivel internacional gracias a títulos como Corre, Lola, corre (1998) y El atlas de las nubes (2012), destaca que uno de los asuntos más complicados para el trío de creadores desde el primer capítulo ha sido perfilar a Gereon. Hasta ahora, han mostrado a un héroe vulnerable alejado casi siempre de la masculinidad tóxica, aunque lleno de contradicciones. “No importa todo lo que el espectador simpatice con él, siempre va a mantener un poso de misterio en torno a su personalidad. Nadie sabe hacia dónde va a dirigir sus pasos. En estos nuevos capítulos, hemos querido confrontar a Charlotte y a la audiencia con la versión menos deseada de Gereon”, avanza, asegurándose de no destripar la trama. Achim von Borries insiste en la dificultad de construir al personaje: “Una de nuestras grandes luchas desde el principio ha sido que el recorrido de Gereon no acabara en la primera temporada. La gente que pone el dinero para la serie se quejaba de que no conocían al protagonista. Bueno, de eso se trata”, defiende en la misma conversación telemática.
Este ambicioso drama histórico se rueda “como si fuera cine”, cuentan sus creadores, en los centenarios estudios Babelsberg. Situados a las afueras de la capital alemana, han alojado desde clásicos primigenios como El gabinete del doctor Caligari (1920), El ángel azul (1930) y Metrópolis (1927) a recientes éxitos de taquilla como Capitán América: Civil War (2016) a The Matrix Resurrections (2021). En sus instalaciones se ha construido casi una ciudad entera para recrear el Berlín que necesitan los responsables de esta serie. Y eso que solo lo usan “en la cuarta parte de las secuencias”, apuntan.
Las dimensiones del proyecto han sido siempre tan mastodónticas que se decidió desde el principio que tres cineastas consolidados se aliaran para sacarlo adelante. Todos ellos participan como escritores, directores y productores. “Como puedes imaginar, hay mucho ego en el ambiente que no se disipa. Y que sale a relucir en las partes del rodaje en las que no están los otros dos. Por fortuna, somos impares y cuando tenemos distintas opiniones elegimos siempre la opción que gana 2 a 1. Al final, la unión de los tres es más poderosa que nuestros talentos individuales”, admite el trío.
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