Cómo hacer que los niños vuelvan a ver la tele en catalán, euskera y gallego
Gestores y expertos analizan la caída constante de audiencia de los canales tradicionales y buscan formas de atraer de nuevo a un público que prefiere plataformas y redes sociales
A la espera de que la ley audiovisual establezca los porcentajes que las plataformas han de dedicar a producción en las lenguas oficiales del Estado, una realidad se ha abierto paso en los últimos años en España: la audiencia de los programas y canales infantiles tradicionales ha ido cayendo, algo que se nota especialmente en Cataluña, País Vasco y Galicia. Gestores y expertos analizan qué ha fallado y b...
A la espera de que la ley audiovisual establezca los porcentajes que las plataformas han de dedicar a producción en las lenguas oficiales del Estado, una realidad se ha abierto paso en los últimos años en España: la audiencia de los programas y canales infantiles tradicionales ha ido cayendo, algo que se nota especialmente en Cataluña, País Vasco y Galicia. Gestores y expertos analizan qué ha fallado y buscan alternativas, algunas ya con éxito, para no perder a este público, más pendiente ahora de redes sociales y plataformas. Así está el panorama en estas tres comunidades.
Cataluña
La caída de audiencia de la programación infantil en TV-3 viene de lejos. En los años noventa, cerca del 90% de los niños veían la televisión sobre todo en catalán, pero la irrupción de plataformas y canales digitales alteró el panorama. Tras la crisis de 2008, que generó fortísimos recortes presupuestarios en TV-3, la cadena apostó por apuntalar el canal principal y dejó de lado otros, incluido Super3, dedicado a los más pequeños. En 2013, este canal aún era el segundo más visto de la programación infantil en Cataluña, con un 1,7% de cuota de pantalla, poco por debajo de Clan, el canal temático de TVE, que se situaba en un 1,9%. Hace dos años, la cuota de pantalla del canal infantil de TV3 era del 0,8%. No había dinero para comprar programas como los que habían convertido Super3 en líder indiscutible y referencia en catalán. Esos niños que ahora, ya adultos, no se creen que Doraemon hable castellano o que constatan que sus hijos ven Bola de Dragón, así, Dragón, y no Drac. El cambio de formatos acabó de dar la puntilla a la televisión tradicional infantil y, según datos de Kantar Media, actualmente la cuota de pantalla de Super3 está en el 0,5%.
“Vivimos una tormenta perfecta para que todo fuera mal”, afirma Laia Cervera, recientemente nombrada directora del departamento de programación infantil de TV3. “El cambio en el sector ha sido brutal y nos encontramos con chicos, influencers [prescriptores] de pocos años más que nuestro público, que contactan mucho más con los niños que nosotros, que habíamos sido la única plataforma de consumo de audiovisual para varias generaciones. Hay que asumir este hecho, no ser arrogantes y reconocer que estos nuevos comunicadores lo están haciendo bien”.
La televisión pública catalana hace tiempo que asumió que necesitaba un cambio radical de planteamiento. Vicent Sanchis, director de TV3, lo reconoció el pasado viernes en la comisión de control a la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) en el Parlament: “El cambio se está gestando desde hace tiempo y está clarísimo: nosotros teníamos una programación que ya no consideramos adecuada a los tiempos que corren y en un soporte que no era el oportuno”.
En junio, se despidió, después de 15 años La família dels Supers, una ficción dentro de Super3. Ese fue el momento de inflexión, porque coincidió con la convocatoria de un concurso de la CCMA para la presentación de propuestas para la producción del nuevo proyecto de ficción de Super3. El pasado día 15 de octubre, se conoció el ganador del concurso, la productora catalana Gestmusic (responsable de formatos televisivos de gran éxito como OT), con un proyecto que va un poco más allá de la ficción al pretender interactuar con los seguidores del programa los 365 días del año. La idea encaja con la intención de la cadena de reubicarse en el marco mental de los niños de ahora. “La pandemia nos enseñó una cosa clave”, explica Cervera. “Nuestra parrilla estaba muy enlatada. Solo Info K era un programa en directo en el que se podía interpelar a los niños, que estaban aislados en sus casas”. En la cadena se dieron cuenta de que hace falta generar comunidad.
País Vasco
En Euskadi la irrupción de plataformas y canales digitales también ha alterado el panorama del consumo de productos audiovisuales y, en consecuencia, de las audiencias. Un panorama en el que la cadena pública EITB, que dispone de un canal propio para niños en euskera 24 horas al día los siete días a la semana (ETB3, con una media mensual de 0,2% de cuota de pantalla, que asciende a 2,5 % entre el público de 4 a 12 años ), intenta adaptarse. “El consumo dirigido a la infancia ha cambiado mucho, desplazándose del habitual consumo televisivo lineal al que se hace a través de plataformas y soportes digitales”, aseguran desde la cadena a este diario, hasta el punto de que “la principal apuesta de EITB para la programación infantil se centra hoy en día en su oferta digital”.
ETB3 no es el único canal público que programa en el idioma cooficial, también se encuentra ese tipo de productos para niños en la franja de siete a nueve de la mañana de ETB1, el principal de los canales en euskera del ente público vasco, que programa en castellano en ETB2. La dirección de ETB asegura que ha mantenido en los últimos años su inversión en producción propia de contenidos infantiles en euskera, pero con un ojo puesto en los nuevos productos y plataformas que han dispersado las audiencias: ETB incluye una oferta de dibujos animados y ficción doblados al euskera y además participa en la producción de programas como la ficción transmedia Go!azen, que cerró la temporada pasada (la séptima) con el 23% de cuota de pantalla entre niños de 4 a 12 años.
El director conservador de la Filmoteca vasca, Jon López, asegura que los largometrajes de animación para niños en euskera mantienen un ritmo difícilmente predecible y más vinculado a las subvenciones que a las audiencias. En cualquier caso, el número ha ido cayendo poco a poco. Las películas de este tipo registradas de 2010 a 2013 fueron 11; de 2014 a 2017, siete y de 2018 a 2021, apenas cuatro, aunque este último periodo se ha visto influido por la pandemia.
El portal de internet de EITB alcanzó los 25.000 usuarios en octubre. Por otro lado, las aplicaciones de Go!azen, con 30.000 descargas, y la comunidad digital 3 Kluba, con 22.000, completan, junto con los 5.500 usuarios de los canales de televisión inteligente, el alcance de la apuesta infantil de EITB. Asimismo, el canal de YouTube de 3 Kluba llega a las 6.500 suscripciones, donde sus vídeos más populares alcanzan las 400.000 visualizaciones, según datos de ETB.
Galicia
Hay dos fenómenos televisivos que definen lo que fue y lo que proyecta ser la programación infantil y juvenil de la Televisión de Galicia (TVG): Xabarín Club (1994-actualidad) y Dígocho Eu (2020-actualidad). El primero es el buque insignia de la programación para niños en gallego, posiblemente la marca más conocida de la casa, con un jabalí rockero dibujado por Miguelanxo Prado como protagonista. Hoy sobrevive en el segundo canal de la televisión autonómica (TVG2) con solo tres horas de emisión diarias y una cuota de pantalla del 0,3% (la cuota media de TVG para el público general es de más del 10%). El segundo fenómeno, Dígocho eu, son miniespacios que se publican en YouTube, Tiktok e Instagram y que directamente enseñan gramática con una presentación divertida, fresca y válida para todos los públicos a cargo de una casi recién licenciada en periodismo que ama con pasión el idioma, Esther Estévez.
Si el Xabarín, un programa del que los niños se hacían socios (con carné físico que se les enviaba por carta), cosechó algo más de 140.000 afiliados durante años; Dígocho Eu, con 1.100 vídeos difundidos, suma ya 147.500 seguidores en Tiktok. Además, acumula 33 millones de visualizaciones (Galicia tiene 2,7 millones de habitantes) y 10.500 usuarios en dos meses de vida en Instagram. A la vista del éxito, cuenta José Pereira, director de Innovación y Negocio de la Compañía de Radio Televisión de Galicia, diversas televisiones foráneas están buscando la manera de adaptar la fórmula.
Xabarín Club conoció su máxima gloria en los noventa: era el espacio de las tardes con el que los niños gallegos del momento no solo aprendían con naturalidad la lengua mientras veían Shin Chan, Doraemon o Dragon Ball, sino que cultivaban su gusto por el pop y el rock autóctonos a través de las canciones que los grupos (emergentes y consagrados como Siniestro Total, Aerolíneas Federales o The Killer Barbies) creaban para el programa. Era una simbiosis perfecta: salir en el Xabarín Club era el mejor escaparate para las bandas, y los temas musicales se convertían (y siguen siendo para esa generación) en verdaderos himnos de identidad cultural. Aquellas canciones acabaron convirtiéndose en CD y se celebró una Xabaxira de conciertos repletos de infantes. Hoy todavía se emiten unos 30 carnés a la semana, pero en aquellos tiempos, el Xabarín tenía una media diaria de 65.000 espectadores y una cuota del 17%.
“Los jóvenes, ahora, están en otros lados”, explica Pereira en referencia a tabletas y móviles, “con Dígocho Eu rompimos los corsés de la televisión y nos marcó cuál es la puerta de la tele para el público infantil, el camino que tenemos que seguir para adaptamos a la nueva realidad. No queremos un Xabarín conservado en formol”. “Nosotros no podemos competir con Netflix o Disney+, pero nuestra estrategia pasa por aliarnos con el mal”, bromea.
Con una inversión de millón y medio de euros, la previsión es que en la primera mitad del año 2022 se lance la plataforma PetisGo, para dar cobertura en el campo educativo, a través de una aplicación, a muchachos entre 6 y 16 años. La plataforma ofrecerá contenidos en realidad aumentada.
Y mientras los profesionales del sector audiovisual ven con esperanza este proyecto, la producción de series, películas y espacios infantiles está prácticamente desmantelada en Galicia. Del medio centenar de productoras que se agrupan en el Clúster Audiovisual, hoy solo dos se dedican a este público. “Es necesario reciclarse, adaptarse”, defiende Jorge Algora, presidente del clúster: “Llegamos a ser una potencia en animación, pero cayó, porque es muy cara. Cualquier largometraje es un proceso de más de cuatro años, se hace por capas y muchas de estas se realizan generalmente en países como la India o Argentina”.
Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.