‘Nuevo sabor a cereza’: miedo y asco en Los Ángeles
En el último estreno de Netflix hay canibalismo, decapitaciones, zombies y el sexo que emocionará a David Cronenberg, pero también mucho humor. Y gatitos
¡La zorra ha potado un gato!, es la frase del año y Nuevo sabor a cereza una de las series más singulares de un verano profuso en estrenos. Los artífices de obrar el infrecuente milagro de la originalidad son Nick Antosca (Channel Zero) y Lenore Zion (Ray Donovan), que con su libérrima adaptación de la novela de ...
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¡La zorra ha potado un gato!, es la frase del año y Nuevo sabor a cereza una de las series más singulares de un verano profuso en estrenos. Los artífices de obrar el infrecuente milagro de la originalidad son Nick Antosca (Channel Zero) y Lenore Zion (Ray Donovan), que con su libérrima adaptación de la novela de Todd Grimson aúnan dos territorios que conocen bien: terror y estrellas de Hollywood con problemas peculiares.
Al Los Ángeles de los primeros noventa, en el que hay halcones que devoran a los chihuahuas de Glenn Close y mujeres operadas para parecerse a Daryl Hannah, llega la directora Lisa Nova tras la promesa de un productor de convertirla en algo parecido a “ese chico de Sexo, mentiras y cintas de vídeo”. Las cosas se tuercen cuando pretende de ella algo que jamás le habría pedido a Soderbergh y tras verse rechazado, la despide —lo que las mujeres de Miramax llamaban un día más en la oficina—. Airada, no opta por la solución aburrida, quejarse al sindicato, sino por aceptar la ayuda del típico diablo milenario que siempre te ronda con zalamerías cuando tienes una mala tarde. Lo que pasa a continuación no te sorprenderá, e incluye canibalismo, zombies y sí, potar gatitos.
El duelo entre Catherine Keener —buena conocedora de ese cine de los noventa y tan cómoda con su personaje de demonio sarcástico como en el sillón de Déjame salir— y la Rosa Salazar de Alita, Ángel de combate, es el punto fuerte de un guion que arranca como El juego de Hollywood y termina como La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos. Y, lo más importante, que jamás busca una coartada para la moralina, solo para la diversión, porque en Nuevo sabor de cereza hay sangre y vísceras, pero también mucho humor.
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