Stephen Ibaraki, asesor tecnológico internacional: “Necesitamos prepararnos para lo que va a suceder en cinco años”
El tecnólogo canadiense observa una vertiginosa evolución de la inteligencia artificial con beneficios en todos los ámbitos, pero tan disruptiva que obliga a la humanidad a anticiparse
El reciente Nobel de Física, Geoffrey Hinton, galardonado junto a John Hopfield por el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), quiere dedicar sus últimos años a advertir de los peligros de la tecnología que ha contribuido a desarrollar. En la otra orilla se encuentra Stephen Ibaraki, emprendedor, profesor y asesor mundial sobre tecnología nacido hace 70 años en la ciudad canadiense de Kelowna, cercana a Vancouver, donde reside.
Ibaraki, que ha participado en el doble encuentro internac...
El reciente Nobel de Física, Geoffrey Hinton, galardonado junto a John Hopfield por el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), quiere dedicar sus últimos años a advertir de los peligros de la tecnología que ha contribuido a desarrollar. En la otra orilla se encuentra Stephen Ibaraki, emprendedor, profesor y asesor mundial sobre tecnología nacido hace 70 años en la ciudad canadiense de Kelowna, cercana a Vancouver, donde reside.
Ibaraki, que ha participado en el doble encuentro internacional World Congress on Innovation and Technology y Digitec de Ereván (Armenia), a los que ha acudido invitado EL PAÍS junto a una docena de medios internacionales, aporta una visión más optimista de la revolución tecnológica actual, aunque su sosiego al hablar contrasta con el vértigo que anticipa. Fundador de AI For Good, asegura que en cinco años se va a vivir una convergencia de avances sin precedentes en la humanidad para el que la sociedad tiene que prepararse.
Pregunta. ¿Cuál es el futuro inmediato de la IA?
Respuesta. En una imagen global, veo que la penetración de la IA aumenta y puede ayudar a reducir desigualdades. Todo el mundo va a tener acceso a ella, por lo que el despliegue mundial de la IA tendrá un impacto positivo en todos los sectores. Es cierto que habrá una escasez de habilidades. De hecho, algunas predicciones para 2027 apuntan a que el 70% de la fuerza laboral tendrá que ser recapacitada. Pero la IA también puede ayudar. Cualquier persona en el mundo puede participar en su desarrollo u obtener recursos.
P. Pero hay muchos riesgos también.
R. Eso es cierto para todo. La electricidad, la edición genética e incluso la atención médica pueden usarse de mala manera. No hay ninguna tecnología que no pueda ser destructiva en manos de las personas. No se puede evitar que un coche se use de mala manera.
No hay ninguna tecnología que no pueda ser destructiva en manos de las personas
P. Entonces, ¿no se pueden prevenir los malos usos?
R. Creo que el uso de la tecnología por buenas razones es mayor y será más positivo en general. Se trata de ser muy cuidadoso en el seguimiento de lo que hay ahí fuera y, si hay alguien que la usa de mala manera, habilitar políticas o salvaguardas para evitarlo.
P. Regulaciones como la europea, ¿previenen estos malos usos o suponen un freno para el desarrollo de la IA?
R. La regulación es una difícil cuestión de equilibrio. Es positiva, pero también puede evitar la inversión de recursos. Las comunidades y los Gobiernos tienen que preguntarse si la regulación está protegiendo o limitando. Además, no todo el mundo va a tener la misma regulación y hay muchos modelos de código abierto. Creo que es positivo algo de gobernanza con la que todo el mundo esté de acuerdo.
P. ¿El futuro inmediato pasa por los robots?
R. La IA no tiene cuerpo y eso la limita. Una IA con sensores y capaz de manipular el mundo alrededor puede, potencialmente, aumentar su capacidad. Pero existe la preocupación ética sobre la personalización de las máquinas. Pueden tener capacidad computacional y sensores para interactuar y retroalimentarse, para aprender. Ya hay empresas desarrollándolos para que puedan trabajar todas las horas del año a un nivel de producción enorme sin desgaste. Todo esto está escalando. Ese robot va a terminar siendo un compañero en tu hogar, un asistente con el que probablemente puedas conversar y que te va a ayudar.
El robot va a terminar siendo un compañero en tu hogar, un asistente con el que probablemente puedas conversar y que te va a ayudar.
P. ¿Cuándo?
R. En los próximos cinco años se van a ver capacidades inimaginables de estos robots. Puede que la gente no quiera creerlo, pero los dispositivos autónomos o semiatónomos se están volviendo lo suficientemente baratos como para que, al menos en algunas partes del mundo, se puedan convertir en un producto masivo.
P. ¿Existe el riesgo de que esa humanización de las máquinas altere la complejidad de la relación personal?
R. Ya está pasando. Hace 10 años se lanzó un chat en China al que algunos usuarios adoptaron como amigos. Y no era nada comparado con lo que tenemos ahora. Sucederá.
P. ¿Estamos preparados?
R. Estamos en un periodo de transición durante el que no se puede predecir con precisión porque las cosas se están moviendo muy rápido. En los próximos cinco años vamos a ver la convergencia de todas las tecnologías en escalada y de tal forma que necesitamos prepararnos.
P. ¿Cómo?
R. Es necesaria una mente abierta y agilidad para ser resiliente, para mirar lo que está en los límites y pensar en las implicaciones. Tenemos que prepararnos para tener responsabilidad, pensamiento crítico, y asegurarnos de que no perdemos la capacidad de empatía. Este periodo de transición es nuevo para la humanidad, nunca se ha dado esta convergencia de tecnologías al mismo tiempo. Tengo 70 años y el mundo es totalmente distinto al que observaba cuando tenía 10 años. Pero ahora las cosas se mueven mucho más rápido. Es lo que llamo la doble tasa exponencial de innovación. ¿Imagina qué van a ver los niños de ahora cuando tengan mi edad? Será 1.000 veces mayor. Va a ser alucinante porque estamos en un momento de tremendo cambio.