Musk reactiva a los periodistas suspendidos en Twitter después de lanzar una consulta
Más de tres millones de personas votaron en la encuesta propuesta por el magnate, quien acusaba a los reporteros de compartir información privada sobre su paradero
Pulgar arriba o pulgar abajo. Elon Musk sometió al juicio de la audiencia global de Twitter el futuro en la red social de una decena de periodistas. El empresario suspendió el jueves las cuentas de varios informadores, sin advertirles de antemano, por supuestamente infringir las reglas de Twitter, plataforma cuyo control adquirió el también dueño de Tesla el pasado mes de octubre, tras pagar 44.000 millones de dólares (41.460 millones de euros). El súbito silencio que impuso a reconocidos reporteros de cabeceras como CNN, The Washington Post y The New York Times, entre otros,...
Pulgar arriba o pulgar abajo. Elon Musk sometió al juicio de la audiencia global de Twitter el futuro en la red social de una decena de periodistas. El empresario suspendió el jueves las cuentas de varios informadores, sin advertirles de antemano, por supuestamente infringir las reglas de Twitter, plataforma cuyo control adquirió el también dueño de Tesla el pasado mes de octubre, tras pagar 44.000 millones de dólares (41.460 millones de euros). El súbito silencio que impuso a reconocidos reporteros de cabeceras como CNN, The Washington Post y The New York Times, entre otros, desató una honda preocupación mundial ante un gesto que amenaza la libertad de expresión. Ante estas tensiones, el magnate sudafricano sometió a una especie de consulta popular la posibilidad de levantarles el castigo. Musk dio a elegir entre readmitir a los afectados inmediatamente o en una semana. Más de 3,6 millones de usuarios participaron en el sondeo. El 59% se puso del lado de los reporteros expulsados, apostando por su regreso inmediato. Pulgar arriba. Las cuentas de los periodistas estuvieron de vuelta al instante, pero el veto temporal que les impuso Musk sienta un peligroso precedente en una red social cuyo prestigio parece tambalearse con cada estrambótica decisión de su nuevo dueño.
“La gente ha hablado”, dijo Musk —con 121 millones de seguidores— tras el cierre de la encuesta, que estuvo activa durante 24 horas. “Será levantado el castigo a las cuentas que compartieron mi ubicación”, añadió el magnate sudafricano, hasta hace poco el hombre más rico del mundo. Este fue el segundo sondeo. La noche del jueves hizo un ejercicio similar (con el mismo resultado), pero quiso repetirlo porque el anterior presentaba “demasiadas opciones”.
“Quiero agradecer a todos por su apoyo y a sus amables palabras”, escribió Aaron Rupar tras volver a la plataforma. “Inicialmente, me entristeció mucho ser sorprendido, pero pronto me di cuenta de que todo estaría bien”, añadió el periodista independiente, quien tiene casi 800.000 seguidores.
Para Musk, el problema fue una supuesta violación a los códigos de conducta de Twitter, que fueron modificados el miércoles por la noche tras un incidente que involucró a uno de sus 10 hijos, X AE A-12. El empresario reveló aquel día que el menor había sido seguido por un conductor de un Hyundai en Los Ángeles (EE UU), quien después bloqueó el paso al coche y se subió al capó. El magnate apuntó a Jack Sweeney, un joven de 20 años que a través de la cuenta @ElonJet brindaba a su medio millón de seguidores información al minuto de la localización del jet privado del magnate. “Se han tomado acciones legales contra Sweeney y las organizaciones que han apoyado el daño a mi familia”, escribió Musk, quien insiste en que su aeronave utiliza una programa especial que permite bloquear su ubicación de radares públicos.
Twitter no solo eliminó la cuenta operada por Sweeney, sino también su cuenta personal. El miércoles, la red social borró de golpe 25 usuarios que, de acuerdo con la compañía, compartieron información personal en tiempo real, algo que se conoce como doxxing [neologismo que define el acto de revelar información personal de otro usuario en internet].
Musk informó además la noche del viernes de que la red social permitirá bloquear y silenciar a quienes paguen la suscripción a Twitter Blue, que tiene un coste de 11 dólares mensuales. Estas funciones podrán ser empleadas para penalizar la opinión de otros usuarios.
La noche del jueves, mientras muchos buscaban explicaciones por la suspensión de las cuentas de periodistas que escribían sobre tecnología, se reveló que ese había sido el motivo del castigo. La fuente fue el propio Musk, quien se sumó a una conversación de Spaces (la función de Twitter que permite audio) para hablar del tema. “En el futuro no habrá ninguna distinción entre periodistas, o quienes se hacen llamar periodistas… Todos serán tratados igual. No son especiales, son ciudadanos como todos. Si compartes ubicaciones serás suspendido. Fin de la historia”, dijo el magnate entre cientos de participantes. Algunos de estos fueron los periodistas expulsados de Twitter.
Cuando los periodistas comenzaron a hacer preguntas a Musk, este abandonó la conversación. La función de Spaces desapareció minutos después para sorpresa de muchos. Volvió varias horas después, hacia la tarde del viernes, cuando Musk anunció que lo habían habilitado de vuelta, pero seguía presentando muchos problemas. Katie Notopolous, la periodista de Buzzfeed que había servido de anfitriona a las explicaciones de Musk, afirmó el viernes por la tarde que su cuenta estaba vetada de Spaces por haber violado las reglas de la plataforma.
Varios de los periodistas que fueron suspendidos, y que hoy han vuelto a la plataforma, se defendieron asegurando que no compartieron en tiempo real la ubicación del avión privado de Musk. Es el caso de Linette Lopez, una periodista de Business Insider, que fue borrada de Twitter la mañana de este viernes. “No estaba tuiteando sobre su ubicación, sino documentos judiciales de una demanda suya en contra de una de mis fuentes y donde el propio Elon amenaza con revelar información personal de sus críticos. Su equipo de seguridad admite también que hackearon, acosaron y amenazaron a mis fuentes, incluyendo el acceso a su correo electrónico y a fotografías de sus hijos”, aseguró Lopez en la cadena MSNBC. La columnista del medio económico admitió que algunos de los documentos que publicó en línea pudieron haber incluido el email del dueño de Tesla.
Algo similar ha dicho a este diario Steve Herman, uno de los reporteros afectados. El periodista de The Washington Post que fue suspendido, Drew Harwell, añadió contexto al debate al afirmar que su diario ha utilizado anteriormente información pública de vuelos de aeronaves privadas para coberturas periodísticas. En marzo de este año siguieron un avión que transportaba a Donald Trump y que tuvo que aterrizar de emergencia en Nueva Orleans por un problema en un motor. En 2018, publicaron una historia sobre el dueño del rotativo, Jeff Bezos, y sus 12 vuelos mensuales en su Gulfstream G650ER, la mayoría de ellos rumbo a Los Ángeles.
El castigo parece haber reafirmado las convicciones de varios de los afectados. Ryan Mac, periodista de The New York Times, fue expulsado de la red social y después lanzó un mensaje desde una cuenta alternativa: “Escribo sobre Elon Musk y sus compañías y lo seguiré haciendo”. La cuenta secundaria fue eliminada también.
Tony Webster, un estudiante de la Universidad de Wyoming, que es también fotógrafo y periodista, ha redoblado su apuesta tras la suspensión. El joven ha dicho que seguirá usando un receptor ADS-B para seguir aeronaves en su entorno y con el apoyo de información pública. “El rastreo está protegido por la Primera Enmienda y ha facilitado muchos reportajes”, escribió Webster en Mastodon, una red social en ciernes a la que muchos han migrado tras la caótica gestión puesta en marcha por Elon Musk al frente de Twitter.
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