Así se manifiestan en redes tus relaciones tóxicas
Guía para identificar comportamientos perjudiciales y una única solución, según la psicóloga Silvia Congost: “Alejarse de inmediato”
Una persona tóxica, según escribe la psicóloga Silvia Congost, nacida en Santa Cristina de Aro (Girona) hace 45 años, es aquella que, “cuando la tienes cerca o te relacionas con ella, te genera tristeza, angustia, obsesiones o inseguridad”. Siempre han existido, pero la expansión de las redes sociales (el 59,3% de la población mundial las utiliza y entre los mayores de 13 años la proporción supera el 75%, según el último informe de Hootsuite) les ha dado un enorme, sofisticado y permanente escenario para actuar. “La úni...
Una persona tóxica, según escribe la psicóloga Silvia Congost, nacida en Santa Cristina de Aro (Girona) hace 45 años, es aquella que, “cuando la tienes cerca o te relacionas con ella, te genera tristeza, angustia, obsesiones o inseguridad”. Siempre han existido, pero la expansión de las redes sociales (el 59,3% de la población mundial las utiliza y entre los mayores de 13 años la proporción supera el 75%, según el último informe de Hootsuite) les ha dado un enorme, sofisticado y permanente escenario para actuar. “La única vía para eludirlas”, advierte Congost, autora de Personas tóxicas (Zenith 2022), “es alejarse de inmediato de esa relación” y la clave, identificarlas, detectarlas lo antes posible. Así son y así se comportan en redes, según la psicóloga, que admite haber sufrido personalmente sus efectos:
Narcisista. Es una persona con un trastorno de personalidad incapaz de empatizar con el dolor de otras personas. “Te falta el respeto, se ríe de ti, te toma el pelo, abusa y te humilla, pero no es consciente del dolor o el daño que está provocando”, explica Congost. En redes se manifiestan con conductas de control, como exigir imágenes, la localización, establecer horarios de vuelta, especificar con quién se está e incluso pruebas de la veracidad de lo que se dice. Sus principales herramientas son las plataformas de mensajería.
Luz de gas. “Te hacen creer que aquello que tú estás pensando, percibiendo o sintiendo no es real. Te hacen dudar de aquello que tú crees, de aquello que tú ves, de lo que te está pasando”, según la psicóloga. Se caracterizan en redes cuestionando permanentemente a la otra persona, descalificándola, para manipularla y minar su autoestima. WhatsApp es su instrumento favorito.
Desaparición. El término inglés más popular es ghosting. En una primera instancia, esta conducta tóxica comienza en redes sociales comentando, compartiendo o valorando las publicaciones de una persona. “De repente, un día, parece como si la tierra se lo hubiera tragado. Deja de escribirte, de contestar”, comenta la autora. La víctima piensa que ha hecho algo mal y socava la autoestima.
Bombardeo de amor. Es el comportamiento que pasa de 100 a cero en cuestión de días. Se caracteriza por saturar en la etapa inicial de mensajes a la otra persona para pasar después a mantener la relación al mínimo o incluso desaparecer. Igual que en el anterior caso, la víctima se culpa por una reacción cuyas causas no sabe identificar, pero que se atribuye.
Sobrevuelo. También se le conoce como hoovering y se produce principalmente entre exparejas. Cuando una persona empieza a pasar página, la otra parte resurge en su vida de forma directa o a través de contactos compartidos en redes sociales para recuperar el acceso. Pueden llegar a crear perfiles falsos para reestablecer la relación y evitar los bloqueos.
Rueda de repuesto. La psicóloga recurre a la palabra inglesa cushioning (efecto almohada) para referirse a las personas que utilizan a otras como red de seguridad, como rueda de repuesto por si fallan sus relaciones actuales. Manda mensajes que te hacen creer que tiene interés en ti para que estés ahí cuando se acabe su relación o su pareja le deje. “Te utiliza como almohada para amortiguar el golpe, para tener donde caer y que sea blandito, para no quedarse solo o sola”, explica Congost. La víctima está pendiente de recibir los mensajes, que llegan a cuentagotas, pero generan ilusión sobre una posible relación, aunque la otra persona no tiene interés alguno de dejar su relación actual.
Suplencia. También se le conoce por el término inglés benching. “Es lo que llamamos tenerte en el banquillo”, comenta la psicóloga. Son personas que rompen una relación, pero no de forma definitiva. Recurren a la relación de forma esporádica y con conductas que hacen dudar a la víctima sobre las posibilidades de recuperar los lazos afectivos. “En realidad”, advierte Congost, “se están aprovechando de la vulnerabilidad para tenerte siempre disponible. Es un bucle peligroso porque impide cerrar las historias, pasar página”. En redes nunca cortan el hilo y están permanentemente intentando mantener la relación valorando tus comentarios o imágenes de forma positiva.
Migajas. Son las personas que escriben por redes o por mensaje para hacer seguimiento de eventos personales o familiares. Cada mensaje hace pensar a la víctima que el interés por ella continúa, pero el objetivo es hacer pensar que el emisor sigue pensando en la otra persona. Sin embargo, el efecto que se consigue es reabrir heridas o impedir que se cierre un capítulo. “Si tu mente sigue estando unida a esa persona, que en realidad pasa de ti y a la que, en realidad, no le importas, tu vida no avanza, no evolucionas”, aclara la autora de Personas tóxicas.
La psicóloga advierte que estos comportamientos no son evidencias claras de trastorno, pero sí demuestran, en su opinión, una clara falta de empatía y de compasión: “No se les pasa por la cabeza el daño que causan. Solo se mueven por sus propios impulsos, por lo que desean en cada momento y para satisfacer sus propias necesidades afectivas”.
Y estos comportamientos no son exclusivos de parejas. También se dan entre amigos y familiares cercanos o en el ámbito laboral. E insiste: “Es importante saber identificar cuando, a través de mensajes o actitudes en redes, no nos están tratando bien para apartarnos y protegernos. Si una pareja o un amigo son claramente tóxicos, recomiendo sin ninguna duda cortar de raíz esa vía de comunicación. La otra persona va a seguir viva, no le va a pasar absolutamente nada porque nosotros le bloqueamos y es lo más sano para nosotros. Si se trata de un de un familiar directo, por lo menos, hay que intentar interactuar menos, poner límites. Si la relación tóxica es con el jefe o algún compañero de trabajo, hay que empezar a buscar otras opciones laborales. Si no te valoran es que no tienes escapatoria”.
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