Espronceda, su turbulento romance con Teresa y tecnologías para aprovechar hasta la última gota

Un laboratorio financiado por la UE en Almendralejo, ciudad natal del poeta romántico, utiliza bacterias luminiscentes y luz ultravioleta para regenerar y reutilizar las aguas residuales

El ingeniero de la EDAR de Almendralejo Andrés Cid señala el reactor de luz ultravioleta para depurar el carbón activo en el laboratorio del 'Proyecto Ô' el pasado 1 de septiembre.PACO PUENTES

Difícilmente podría imaginar el romántico José de Espronceda que, 214 años después de su nacimiento, sus orígenes y su obra tuvieran un vínculo con uno de los mayores problemas de España, la sequía, y una innovación tecnológica que puede paliar la escasez de agua. Pero así es el azar. El Ayuntamiento de Almendralejo (Badajoz), con sede en la casa natal del poeta, y la empresa concesionaria del servicio de aguas, Socamex, forman parte de un plan de investigación de la UE, denominado Proyecto Ô, para crear fórmulas que permitan au...

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Difícilmente podría imaginar el romántico José de Espronceda que, 214 años después de su nacimiento, sus orígenes y su obra tuvieran un vínculo con uno de los mayores problemas de España, la sequía, y una innovación tecnológica que puede paliar la escasez de agua. Pero así es el azar. El Ayuntamiento de Almendralejo (Badajoz), con sede en la casa natal del poeta, y la empresa concesionaria del servicio de aguas, Socamex, forman parte de un plan de investigación de la UE, denominado Proyecto Ô, para crear fórmulas que permitan aumentar los recursos hídricos. El laboratorio español desarrolla un sistema para reaprovechar las aguas residuales generadas por sus 33.400 habitantes, empresas y campos para darles una nueva oportunidad en limpieza viaria, parques, riegos y usos industriales. El experimento cuenta con bacterias luminiscentes que actúan de centinelas y luces ultravioletas regeneradoras del carbón activo para añadir un eslabón más al ciclo del agua y reutilizar parte de los ocho millones de litros depurados cada día.

Espronceda describió el ciclo del agua. No era su intención. Su canto A Teresa, el extraordinario poema que escribió sobre 1839, recurre en una estrofa a una alegoría para referirse a una de las fases del turbulento amor entre el escritor y la hija del coronel Epifanio Mancha:

Y llegaron en fin… ¡Oh! ¿Quién impío / ¡ay! agostó la flor de tu pureza? / Tú fuiste un tiempo cristalino río, / manantial de purísima limpieza; / después torrente de color sombrío, / rompiendo entre peñascos y maleza, / y estanque, en fin, de aguas corrompidas, / entre fétido fango detenidas

La respuesta a la pregunta de Espronceda, si se aísla del contexto de su amor, es la población, la industria y los campos, que convierten, con el uso del agua, “el manantial de purísima limpieza” en “torrente de color sombrío”. Este llega finalmente al “estanque, en fin, de aguas corrompidas entre fétido fango detenidas”, la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Almendralejo.

Y aquí comienza el Proyecto Ô europeo, que cuenta con 23 socios de 10 países. En el laboratorio de Almendralejo, según relata el gerente de Socamex, Francisco José Obreo, una de las líneas de actuación es el desarrollo de un sistema de “control avanzado de contaminación”. Las aguas residuales llegan a un lecho biológico, donde empieza su tratamiento. Pero si alguno de los “impíos” altera las condiciones de esas aguas con elementos contaminantes para los que no está preparado el sistema, “puede atacar al lecho biológico e inutilizar la planta”.

El sistema de control avanzado utiliza bacterias luminiscentes desarrolladas en Israel e, inicialmente, pensadas como sistemas de defensa. “Si, por ejemplo, el agua presenta una mayor conductividad por la presencia de sales [la salmuera es un desecho habitual de la industria agroalimentaria local], las bacterias se iluminan y se deriva esa agua a un tanque especial”, explica Andrés Cid, ingeniero de la EDAR.

Obreo resalta que este sistema ahorra costes de mantenimiento de los sensores convencionales y evita depender de tecnologías que, en caso de avería, pueden tardar meses en ser repuestas o reparadas.

El segundo sistema es un tanque de carbón activo que reduce la contaminación y turbidez del agua. El carbón genera enlaces que retienen las partículas contaminantes. Pero tiene una capacidad limitada y llega a saturarse. Ahí entra el otro elemento de la tecnología empleada por el laboratorio de Almendralejo. El agua con el carbón pasa por un reactor de luces led (siglas en inglés de diodo emisor de luz) ultravioletas para limpiar el mineral que, una vez filtrado y decantado, vuelve a estar operativo.

Tanque de depuración con carbón activo (derecha) y reactor de limpieza con luz ultravioleta (izquierda) instalados en el laboratorio de la EDAR de Almendralejo.Paco Puentes

“Hasta ahora”, explica Cid, “ese proceso de limpieza del carbón activo, que proviene principalmente de China y es caro, se hacía en pocos sitios y mediante hornos. Si conseguimos aumentar los ciclos de vida útil del material, se pueden reducir los costes hasta en un 40%”.

El agua tratada con este sistema permitiría reutilizar una gran parte de las aguas residuales depuradas al conseguir que los parámetros de las mismas sean compatibles con la normativa para usos agrícolas, industriales o urbanos (baldeo y riego de jardines). Obreo explica que no todos los 8.000 metros cúbicos diarios se podrían reutilizar, porque es preciso reintegrar una parte a los caudales ecológicos de los sistemas hidrográficos, pero cree que, en las condiciones óptimas, se podría recuperar hasta el 80% del agua que llega a la EDAR.

¿Por qué Almendralejo? La influencia de Espronceda es casual, porque nació en lo que hoy es la sede del Ayuntamiento, donde se gestó el proyecto, y por la oportuna estrofa de su obra. Pero las motivaciones fueron otras. Antolín Trigo, concejal de Urbanismo y responsable del servicio de aguas, explica que la zona es seca y está muy afectada por la sequía. “Es muy difícil encontrar agua”, lamenta. Pese a esa deficiencia, la pujante industria agrícola (vid y aceituna de mesa, principalmente) cada día demanda más.

Uno de los tanques de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Almendralejo,PACO PUENTES

“La concesionaria [Socamex] nos hizo la propuesta de presentarse al programa europeo y consideramos que era muy importante regenerar un recurso básico, y más en tiempo de sequía y en una zona agrícola y urbana. Teníamos las condiciones propicias y una EDAR reciente, construida en 2014 tras una inversión de 14 millones de euros. Estamos intentando evolucionar”, explica el edil.

El proyecto europeo cuenta con 10 millones de euros, de los que se ha utilizado un 10% en la primera fase de gestación, laboratorio y testeo. Pero este sistema está solo probado para un caudal diario de 20 metros cúbicos y los resultados finales estarán cuando acabe el año o a principios del próximo. De ahí se pasará a una nueva fase crítica: escalar el modelo para aplicarlo a los caudales de ciudades medias como Almendralejo y, si todo va bien, a cualquier EDAR.

El uso del agua reciclada residual está restringido para consumo humano, por razones de seguridad y mientras exista suministro de agua potable suficiente, según el Real Decreto 1620/2007. No obstante, sí se permite utilizarla para fines que admitan límites de calidad inferiores al exigido para beber, como el riego y limpieza de entornos urbanos.

Sin embargo, Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española De Abastecimientos de Agua Y Saneamiento (AEAS), considera que “es más económico producir agua potable desde el agua residual que potabilizar el agua del mar”, según afirma a Efe. Andrés Sánchez Yagüe, responsable del Comité de Comunicación de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) añade: “Cualquier agua es apta para beber si se tiene la certeza de que el proceso de tratamiento es seguro”.

El municipio de Almendralejo no está solo en el Proyecto Ô. Puglia (Italia), Eliat (Israel) y Omis (Croacia) están ensayando otros sistemas. Giulia Molinari, ex gerente del programa explica: “Estamos tratando de utilizar muchas tecnologías diferentes a pequeña y mediana escala para adaptar la calidad a las necesidades de cada uso. No toda el agua tratada necesita ser potable”.

Laboratorio del 'Proyecto Ô' en Almendralejo. PACO PUENTES

En Puglia se ensaya un módulo que integra un desalinizador y técnicas avanzadas de oxidación mediante pulsos electromagnéticos de alto voltaje para eliminar microbios y descomponer los contaminantes. En una fábrica textil de Croacia, se ha desarrollado un sistema que utiliza la luz solar para eliminar los compuestos orgánicos tóxicos y desinfectar el agua. En Israel, el laboratorio recupera nutrientes del agua salada.

Tanto el Proyecto Ô como el denominado Hydrousa buscan cómo tratar el agua y reutilizarla en lugares donde se precisan soluciones singulares.

Hydrousa se está probando en tres islas griegas. “Se trata de abordar los problemas de escasez de agua en regiones remotas pequeñas y descentralizadas del Mediterráneo”, explica a Horizon, la revista de investigación e innovación de la UE, Simos Malamis, especialista en sistemas de agua de la Universidad Técnica Nacional de Atenas (Grecia) y coordinador del programa.

El objetivo, según explica, es “duplicar su tasa de uso de material circular en la próxima década”, lo que implica identificar el valor de productos que tradicionalmente se han considerado residuos, como el fósforo o las sales.

Módulo para la recuperación de biogás (derecha) y silos para la reutilización de fangos ya tratados (a la izquierda) en la EDAR de Almendralejo.Paco Puentes

El proyecto griego guarda muchas similitudes con el español. En Lesbos, también utilizan un lecho biológico para depurar, el biogás generado (como en Almendralejo) y un humedal artificial que actúa de filtro complementario. El agua resultante se expone a la luz ultravioleta de alta energía para matar patógenos y se entrega a los agricultores, según explica Malamis.

De forma paralela, en Mykonos, las tecnologías Hydrousa cosechan y almacenan agua de lluvia bajo tierra, para que el agua no se evapore y luego se distribuye a los hogares. En la isla de Tinos, un albergue ecoturístico recicla aguas residuales y de lluvia para regar y fertilizar los huertos de alimentos con los que se abastecen turistas y residentes del pueblo cercano.

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