Por qué Elon Musk quiere comprar Twitter
Las teorías oscilan entre las ganas de entretenerse del magnate a hacer negocio o convertirla en una plataforma distinta
Este abril ha sido muy complicado en la sede de Twitter. Elon Musk, fundador de Tesla, anunció primero que se había convertido en el mayor accionista de la compañía. Al día siguiente dijo que se unía a su consejo de administración. El domingo renunció a entrar en el consejo. Y este jueves ha anunciado que ...
Este abril ha sido muy complicado en la sede de Twitter. Elon Musk, fundador de Tesla, anunció primero que se había convertido en el mayor accionista de la compañía. Al día siguiente dijo que se unía a su consejo de administración. El domingo renunció a entrar en el consejo. Y este jueves ha anunciado que quiere comprar la compañía entera.
Hay tantas teorías y suposiciones sobre estos movimientos de Musk que es difícil entender los porqués. Pero hay pistas. La cifra por la que Musk quiere comprar cada acción de Twitter es 54,20 dólares. En 2018, quizá en el tuit que más problemas le ha causado, anunció que iba a comprar todas las acciones de Tesla, su compañía, a 420 dólares cada una para sacarla de Bolsa. Las acciones se dispararon, lo que le hizo aún más rico.
La cifra 420 está ligada desde hace años a la marihuana. Su obsesión por ese número es destacable. El troleo definitivo hubiera sido el anuncio el 20 de abril (4/20):
Ese anuncio irreal de recomprar Tesla le ha provocado desde 2018 un conflicto grave con la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, en sus siglas en inglés). Musk debe dejar que sus tuits sobre Tesla sean revisados por abogados de la compañía, pero no está claro que eso ocurra. Ante las repetidas infracciones y troleos de Musk (que incluyen una acusación poco disimulada a que las siglas SEC en inglés significan Suck Elon’s Cock, o “chupad la polla de Elon”), una de las opciones extremas que tiene la SEC era limitar la capacidad de Musk de tuitear. Si se llegara a ese punto, el equipo de seguridad de Twitter recibiría una notificación para controlar la cuenta de su propietario. Sería la troleada definitiva a una institución básica de los mercados de EEUU.
Ese juego de cifras podría ser menor, pero Musk es el rey de Twitter desde la salida de Trump, más allá de sus 81 millones de seguidores. Los memes y los troleos son parte esencial de su actividad. Su primer tuit sobre el anuncio fue “oh hi lol”, que roza el millón de likes. En otro tuit tres días después salía fumando un porro con este titular: “El próximo consejo de administración de Twitter será guapo”. Reírse del mundo y el shitposting son básicos para Musk. Shitposting es decir algo solo para liar, confundir, relativizar y reírse de la audiencia. Es una especie de troleo sofisticado.
¿Puede haber Musk liado este follón solo para reírse del mundo? Por supuesto. En tuits ahora borrados, Musk propuso quitar la “w” a Twitter para convertirlo en una variante de “tit”, “teta” en inglés. También tuiteó la pregunta “¿se está muriendo Twitter?” Alguien que se sienta en un consejo de administración está obligado a defender los intereses de la compañía.
La gran pregunta de fondo hoy es si Musk quiere realmente comprar Twitter. Es imposible de responder y es probable que sea hasta secundario. Si su oferta es rechazada, Musk dice en su carta que se planteará qué hacer con las acciones que adquirió. Han subido mucho desde que las compró en marzo. El nuevo anuncio ha provocado otra subida. Con una venta ganaría unos cientos de millones de dólares y dejaría esta etapa atrás. Es una hipótesis posible.
En su carta con la oferta Musk dice que cree en el potencial de Twitter para ser “la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo”. Esa frase es sinónimo de muchas cosas, pero sobre todo de permitir la vuelta de Donald Trump a la plataforma. En Twitter hay un grupo de empleados que llevan años tratando de convertir la red en un espacio sin desinformación, acoso ni odio. Rumman Chowdhury, una de sus representantes principales como directora de Ética de machine learning, Responsabilidad y Transparencia, tuiteó tras la renuncia de Musk a entrar en el consejo de Twitter: “Me he mantenido en silencio desde el anuncio porque quería darles a los líderes de Twitter la oportunidad de hacer lo correcto por sus empleados, y así lo hicieron. Gracias”.
Se ha demostrado también otras veces en la historia de internet que es una estrategia perdedora: al final el horror de la libertad de expresión total es enorme y vuelve algún tipo de moderación.
Aun así, si la compra fuera aceptada, Musk ha elogiado un camino para Twitter que tanto su cofundador Jack Dorsey, como su actual presidente ejecutivo, Parag Agrawal, han defendido: la descentralización de la plataforma. Ya hay un equipo dentro de la compañía que trabaja en ello. Su intención es evitar que sea la empresa quien decida cómo moderar la red y que esa decisión pase a cada usuario: ahora la red suspende cuentas y ordena los tuits con un algoritmo.
En la opción descentralizada, el protocolo sería abierto y los usuarios podrían organizarse sus cronologías y decidir quién y qué aparece. Sería seguro el salvaje oeste, pero la libertad de expresión sería mayor y quien quisiera limitar ver según qué contenido, podría hacerlo. Es algo aún verde y con pocos detalles.
“Twitter tiene un potencial extraordinario. Lo desbloquearé”, escribe Musk en su oferta. La respuesta no depende de él y ahora parece que puede estar abierto a cualquier opción. Aunque sea por las risas.
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