Ucrania está ganando la guerra (en Twitter)
Tuits, memes y vídeos han ayudado a reforzar la imagen de Putin como un invasor imperialista
La invasión de Ucrania quizás sea el primer conflicto bélico que todo el mundo sigue en redes sociales, igual que la guerra del Golfo de 1991 fue la primera en seguirse en directo en televisión. Y a Rusia no se le está dando muy bien este frente: si uno pasa un rato en Twitter puede constatar que una mayoría de sus usuarios está a favor de los ucranios y en oposición clara a Putin. Por supuesto, hay muchísimas cuentas y tuits ...
La invasión de Ucrania quizás sea el primer conflicto bélico que todo el mundo sigue en redes sociales, igual que la guerra del Golfo de 1991 fue la primera en seguirse en directo en televisión. Y a Rusia no se le está dando muy bien este frente: si uno pasa un rato en Twitter puede constatar que una mayoría de sus usuarios está a favor de los ucranios y en oposición clara a Putin. Por supuesto, hay muchísimas cuentas y tuits que defienden la ocupación rusa, pero la mayoría prefiere ponerse de parte de los invadidos y no de los invasores.
Todos estos mensajes quizás no sirvan de nada frente a los bombardeos, pero no son tan inútiles como puede parecer: la propaganda ya no son solo pasquines, carteles y discursos en televisión; también son memes y tuits. Y estos son algunos de los factores que están influyendo en la ventaja de Ucrania en este terreno:
1. Los discursos de Zelenski y los memes de @Ukraine. La corresponsal de EL PAÍS, María Sahuquillo, calificaba al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, de “inesperado héroe”. Así le ven también muchos en Twitter, a juzgar por el impacto de sus discursos, que se comparten, subtitulados, miles de veces, o de sus vídeos desde Kiev. No es solo una anécdota: según el New York Times su discurso del 24 de febrero ayudó a convencer a los países europeos más reticentes a aprobar las sanciones duras contra Rusia.
Además, su imagen se contrapone a la de Putin, como recordaba Andrea Rizzi en su reciente análisis... O como resumía en un tuit la cuenta oficial de Ucrania. La publicación comparaba imágenes de Zelenski (en familia, con su ministro de Defensa y en Kiev) con la soledad del presidente ruso, que se está ganando la imagen de un autócrata aislado de la realidad y alejado de sus ministros, generales y asesores, en este caso también literalmente. Por cierto, @Ukraine tiene 1,5 millones de seguidores. Antes de los ataques, eran unos 300.000, según datos de Socialblade. La cuenta ha compartido memes comparando a Putin con Hitler y recordando que están en clara desventaja militar.
Zelenski se ha llevado otra ración de buena prensa por su pasado de cómico. Estos días se ha recordado para bien, y no con el menosprecio habitual, rescatando vídeos que recordaban que dobló al oso Paddington y que ganó la versión ucrania del concurso Mira quién baila.
2. La resistencia y los ‘cócteles molotov’. El papel de Ucrania como víctima de una agresión por parte de un Ejército mucho más poderoso ha dejado escenas de resistencia y heroísmo, como la de los soldados de la isla de las Serpientes que se negaron a rendirse a un buque de guerra ruso y que además se permitieron el lujo de mandarlo a la mierda. El audio se ha compartido miles de veces en decenas de tuits. Hay además una posible buena noticia: se creía que todos murieron, pero según la agencia rusa Tass y la guardia fronteriza de Ucrania, sobrevivieron y fueron apresados.
La invasión también ha dejado momentos de guerrilla urbana, como el de un tractor llevándose un tanque, ciudadanos desarmados enfrentándose a vehículos acorazados, o civiles recogiendo armas y aprendiendo a hacer cócteles molotov para defender sus ciudades. Incluso el perfil oficial del Ministerio de Defensa ha publicado tutoriales explicando a dónde hay que apuntar.
A estas imágenes heroicas se puede sumar el vídeo del ucranio que se cruzaba con un tanque que se había quedado sin gasolina: “Si queréis, os remolco de vuelta a Rusia”. Este vídeo mostraba a un Ejército peor preparado de lo que se creía y una operación militar que se encontraba con más problemas de los previstos, lo que también podía dar ánimos a los combatientes ucranios y a sus aliados: no hay para tanto. Y como ejemplo más surrealista tenemos el vídeo de TikTok en el que una mecánica e influencer rusa nacida en Ucrania enseña a arrancar un vehículo armado, por si alguien encuentra alguno que los rusos hayan tenido que dejar atrás.
3. Víctimas y refugiados. Rusia ni siquiera puede enorgullecerse del rápido avance de sus tropas en el país. Las imágenes de bombardeos y ataques solo provocan indignación, horror y tristeza. Además, y como se trata de una invasión, todas las víctimas civiles son ucranias: tanto las que fallecen en los bombardeos como los 300.000 refugiados que han salido del país y que ya han llegado a la UE. Rusia lo tiene muy difícil para imponer su relato de liberación de unos líderes supuestamente nazis cuando las imágenes que nos llegan son de familias huyendo de sus ataques, con problemas añadidos para los que vivían en Ucrania y procedían de África y Asia central. Además, la amenaza de usar la bomba atómica no ha ayudado a sumar partidarios a su causa, precisamente.
4. La desinformación sigue siendo rusa. La UE ha prohibido la emisión en Europa a las televisiones internacionales rusas, las estatales Russia Today y Sputnik TV, en una decisión muy cuestionada al ser una forma de censura. Facebook e Instagram han restringido el acceso de estos medios a su plataforma y Twitter ha añadido una etiqueta a sus publicaciones, y ha anunciado que lo hará con otras cadenas públicas. También ha añadido esta advertencia a las cuentas personales de algunos colaboradores, aunque no trabajen en exclusiva para estos medios. Rusia ha respondido limitando a sus ciudadanos el acceso a Facebook y a Twitter.
Seguro que hay propaganda ucrania, más allá de los memes. Pero hay que recordar que Rusia lleva años siendo objeto de críticas por la difusión de desinformación y noticias falsas fuera de sus fronteras, incluyendo las acusaciones de injerencia en las elecciones estadounidenses de 2016.
La poca confianza en los medios rusos se nota también en otro ámbito: las publicaciones de Zelenski y de la cuenta de Ucrania, por ejemplo, se reciben con más aplausos que críticas. Ocurre lo contrario cuando quien tuitea es algún representante público ruso. Por ejemplo, la Embajada de Rusia en España está en modo de guerra desde hace días, igual que el resto de embajadas del país. Pero solo deja responder a las cuentas que menciona expresamente en sus publicaciones: para buscar respuestas a sus publicaciones, la mayoría poco elogiosas, hay que cotillear en los retuits con comentario.
Como decíamos, todo esto puede parecer poco importante en el contexto de una guerra. Pero hay que recordar que las publicaciones en redes también son mensajes políticos y propaganda. Como escribe la experta en comunicación An Xiao Mina en su libro Memes to Movements, los memes no son solo muestras de humor, sino que también son (o pueden ser) “microacciones semipúblicas y simbólicas” que contribuyen a cambiar la opinión pública y a llamar la atención de medios y otros usuarios de redes.
Por supuesto, esta victoria tuitera puede quedar en nada o casi nada si Rusia ocupa el país y coloca a un gobierno títere. Pero, de momento, la invasión no está siendo el paseo triunfal que muchos temían. Putin se ha encontrado con la resistencia de los ucranios, con la oposición frontal de gran parte del mundo y con una batalla mediática que se libra también en redes sociales y que resulta imposible de controlar. De momento, la está perdiendo.
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