La jurista que amenaza el reinado de las grandes tecnológicas
Lina Khan se hizo célebre por un artículo en el que argumentaba cómo aplicar a Amazon las viejas leyes antimonopolio. Ahora el presidente Joe Biden la ha elegido para reforzar al regulador de EE UU
Hay nombres capaces de provocar el silencio con solo ser pronunciados. Lina M. Khan causa ese efecto en los despachos de las big tech. La joven jurista es bien conocida en el sector gracias a un artículo que publicó en 2017, con solo 29 años. Su título habla por sí mismo: Amazon’s Antitrust Paradox (La paradoja antimonopolio de Amazon). Dicen los expertos que sus 100 páginas cambiaron la forma de enfocar las leyes antimonopolio en una industria tan escurridiza para los legisladores como es la tecno...
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Hay nombres capaces de provocar el silencio con solo ser pronunciados. Lina M. Khan causa ese efecto en los despachos de las big tech. La joven jurista es bien conocida en el sector gracias a un artículo que publicó en 2017, con solo 29 años. Su título habla por sí mismo: Amazon’s Antitrust Paradox (La paradoja antimonopolio de Amazon). Dicen los expertos que sus 100 páginas cambiaron la forma de enfocar las leyes antimonopolio en una industria tan escurridiza para los legisladores como es la tecnológica. Ahora, a los 32 años, la profesora de Derecho de la Universidad de Columbia está a punto de ocupar uno de los cinco asientos del consejo del regulador de Estados Unidos, la Federal Trade Comission (FTC).
El presidente Joe Biden anunció el pasado 23 de marzo su nominación para ocupar el único puesto vacante en el consejo de esta influyente agencia, integrado por cinco juristas de reconocido prestigio por mandatos de siete años. Su nombramiento se hará efectivo en cuanto el Senado lo ratifique, algo que previsiblemente no tardará en suceder en tanto que ya ha recibido el visto bueno del Comité de Comercio de la cámara baja. Con Khan serán tres los comisarios propuestos por el Partido Demócrata, lo que le da la mayoría en el órgano.
El Wall Street Journal definió esta semana a Khan como alguien que quiere “transformar la política antimonopolio en un baluarte contra el poder de las grandes empresas bloqueando las fusiones, atacando las prácticas monopolísticas y, quizás, desmembrando algunas de las mayores compañías del país”. Esa es la lectura que se ha hecho en el país de su nombramiento.
La senadora demócrata Elizabeth Warren, conocida defensora de fragmentar a las grandes tecnológicas, dijo algo parecido en febrero, pero con un tono totalmente distinto: desde que publicó su famoso artículo, opina la veterana política, Khan ha sido la intelectual que ha liderado el nuevo movimiento antimonopolio que amenaza las aguas de Silicon Valley. “Su trabajo ha animado a académicos, abogados, activistas y funcionarios a pensar diferente sobre las big tech”, escribió Warren en la revista Time.
La idea de que hay que limitar de alguna forma el tremendo poder amasado por compañías como Amazon, Alphabet (la matriz de Google), Facebook, Microsoft o Apple está ganando adeptos en el Capitolio. Y no solo entre los demócratas: el senador republicano Ted Cruz, una figura de peso en su partido, le dijo a Khan durante su comparecencia en el Comité de Comercio que tiene ganas de empezar a trabajar con ella.
El ‘antimonopolio hípster’
Nacida en Londres de padres paquistaníes, ella y su familia se mudaron a Estados Unidos cuando tenía 11 años. Tras graduarse en el Williams College, consiguió una beca para doctorarse en Yale. Fue precisamente en el Yale Law Journal donde publicó el artículo que le dio la fama. Su tesis es que los fundamentos tradicionales de la legislación antimonopolio no sirven en el caso de las tecnológicas. Hasta ahora las autoridades se limitaban a actuar cuando alguna empresa subía tanto los precios de sus productos o servicios que surgía la sospecha de que estuviera controlando el mercado.
En el caso de Amazon, sostiene Khan, sucede lo contrario: mantiene artificialmente los precios significativamente bajos, pero lo hace a costa de edificar un poder estructural que le ha granjeado una influencia excesiva en varias esferas de la economía estadounidense. Se ha convertido en parte de la infraestructura necesaria para el funcionamiento de miles de negocios y aprovecha su posición para competir contra todos ellos a la vez. Su conclusión: hay que aplicar medidas antimonopolio o revisar los derechos y obligaciones de la compañía.
Los críticos de Khan bautizaron el movimiento que abandera como el antimonopolio hípster. El término alude intencionadamente a la juventud de sus defensores, entre los que se cuentan Tim Wu (48 años), asesor de competencia de Biden, o Rohit Chopra (36 años), también consejero de la FTC y muy crítico con el poder amasado por Facebook o Google. Hay quien establece de hecho paralelismos entre la prometedora carrera de Khan y la de la congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez. Ven en ellas a dos jóvenes de orígenes humildes que han llegado a lo más alto por méritos propios, bien formadas y con el empuje necesario para tratar de cambiar las cosas de verdad.
Quienes conocen a Khan no escatiman elogios en cuanto a su valía profesional. “Creo que es brillante, la mejor elección posible para el puesto. Sin duda, es una de las académicas antimonopolio más importantes de su generación”, comenta por email a EL PAÍS Frank Pasquale, experto en derecho de la inteligencia artificial y en regulación tecnológica y fellow del Information Society Project de la Universidad de Yale. Ahí estudió Khan, que de hecho cita al profesor Pasquale en los agradecimientos del artículo que la encumbró. “Tiene una visión muy clara de cómo debería ser una economía justa y equitativa. Complementa su trabajo sobre competencia con un profundo conocimiento sobre las industrias reguladas”, señala sobre la joven el autor de The Black Box Society.
Khan no aterrizará en el sector público sin experiencia. Ha sido hasta el año pasado asesora para los demócratas en el subcomité de Prácticas Antimonopolísticas de la Cámara de Representantes. Allí contribuyó a redactar un informe en el que se concluye que Amazon, Apple, Facebook y Google tienen un poder de mercado tan grande que perjudica a los consumidores.
Más que un gesto
Poner a Khan en la FTC es un mensaje directo de la Administración Biden a las big tech. Uno más. En marzo, el presidente anunció el fichaje de Tim Wu para llevar el área de Tecnología y Competencia en el Consejo Económico Nacional de la oficina de la Casa Blanca. Conocido en la academia por ser el padre del concepto de neutralidad de internet, que propone que todo el tráfico de la red debe ser tratado y facturado de igual forma, Wu ha escrito en contra de la adquisición de Instagram por parte de Facebook y aboga por trocear la empresa dirigida por Mark Zuckerberg.
Fundada en 1914 por el presidente Woodrow Wilson, la FTC se creó para ponerle coto a los grandes monopolios del siglo XIX. Su misión es prevenir posibles prácticas desleales, frenar las fusiones y adquisiciones de empresas que provoquen desequilibrios de mercado y promover las buenas prácticas empresariales. Como consejera del organismo, Khan no tendrá competencias para dictar políticas, pero sí derecho a voto sobre nuevas regulaciones y medidas dirigidas a proteger los derechos de los consumidores y salvaguardar la libre competencia. Khan ya dijo el año pasado que, además de iniciar procesos antimonopolio, la FTC debería usar su autoridad para regular los métodos de competencia injusta. En otras palabras, meterle mano al exceso de poder de compañías como Amazon, a la que Washington acaba de demandar por prácticas monopolísticas.
“Tengo mis dudas de que pueda cambiar grandes cosas en su nuevo puesto, entre otras cosas porque no está claro que la FTC sea suficiente para regular a las grandes tecnológicas: han crecido muchísimo y los poderes del regulador son limitados”, cuenta por teléfono a EL PAÍS la filósofa Carissa Véliz, que ha estudiado extensamente la forma en que las big tech interfieren en la privacidad de las personas.
¿Se adaptará a su nuevo cargo? ¿Sabrá pasar de la teoría a la práctica? “Khan es una auténtica intelectual y ha demostrado ser capaz de trabajar estrechamente tanto con funcionarios del poder ejecutivo y del legislativo”, destaca de ella Pasquale. “Esa es una virtud muy rara entre los académicos”.
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