El ‘influencer’ misógino Andrew Tate y su hermano salen de Rumanía en un vuelo privado a Estados Unidos
Los fiscales levantan la orden que les retenía en el país, acusados de formar un grupo criminal organizado, tráfico de personas, de menores, relaciones sexuales con una menor y blanqueo de dinero
El influencer misógino británico-americano Andrew Tate y su hermano Tristan, acusados en Rumanía de tráfico de menores, entre otros delitos, han abandonado el país en un vuelo privado con destino a Estados Unidos en la madrugada del jueves, según ha informado el sitio web de noticias G4media.ro citando fuentes aeroportuarias.
Los hermanos Tate, que han negado las acusaciones contra ellos, están siendo investigados por formar, presuntamente, un grupo criminal organizado, tráfico de personas, tráfico de menores, relaciones sexuales con una menor y blanqueo de dinero.
Mientras continúa la investigación penal, los Tate están bajo control judicial, una medida preventiva leve que les obliga a presentarse regularmente ante la policía. Hasta esta semana, también tenían prohibido salir de Rumanía, una restricción que los fiscales informaron que habían levantado.
“La solicitud para modificar la obligación de no salir de Rumanía fue aprobada. Se mantienen todas las demás obligaciones, incluida la necesidad de presentarse ante las autoridades judiciales cada vez que sean convocados”, afirmaron los fiscales en un comunicado el jueves.
La semana pasada, el Financial Times informó de que miembros de la administración del presidente estadounidense Donald Trump presionaron a las autoridades rumanas para levantar las restricciones de viaje impuestas a los Tate, ex luchadores de kickboxing con doble ciudadanía estadounidense y británica.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rumanía, Emil Hurezeanu, declaró que los Tate fueron mencionados durante su breve encuentro en los pasillos con el enviado especial de Trump, Richard Grenell, en la Conferencia de Seguridad de Múnich a principios de este mes.
El primer caso penal contra los hermanos Tate fracasó en diciembre, cuando un tribunal de Bucarest decidió no iniciar el juicio y devolvió los expedientes a la fiscalía debido a fallos en la acusación.