La lucha de un padre y su hija contra el cáncer que padecieron a la vez: “A veces, la realidad supera la ficción”

Isabel Guerrero Feijóo, de 11 años, logra sobrevivir a un rabdomiosarcoma gracias a la nueva aplicación de un medicamento en la unidad de terapias avanzadas de la Fundación CRIS contra el cáncer

Daniel Guerrero López y su hija Isabel Guerrero Feijóo, ambos operados el pasado 3 de octubre de un cáncer, cerca del Hospital Materno Infantil de La Paz en Madrid.Andrea Comas

―Lo primero que piensas es que hay un guionista, ahí arriba, que está haciendo una película con tu vida.

Esto dice Daniel Guerrero López (46 años), sentado en una cafetería de Fuencarral (Madrid), a metros de la estación del metro de Begoña. Fuera, en la plaza donde se ubica el Hospital Materno Infantil de La Paz, decenas de personas entran y salen del edificio bajo la lluvia. Él y su hija, Isabel (11), salieron hace unos minutos. En otros tantos, volverán a entrar. Este hospital es una segunda casa para ellos. En 2014, cuando apenas contaba seis meses, Isabel fue diagnosticada de una...

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―Lo primero que piensas es que hay un guionista, ahí arriba, que está haciendo una película con tu vida.

Esto dice Daniel Guerrero López (46 años), sentado en una cafetería de Fuencarral (Madrid), a metros de la estación del metro de Begoña. Fuera, en la plaza donde se ubica el Hospital Materno Infantil de La Paz, decenas de personas entran y salen del edificio bajo la lluvia. Él y su hija, Isabel (11), salieron hace unos minutos. En otros tantos, volverán a entrar. Este hospital es una segunda casa para ellos. En 2014, cuando apenas contaba seis meses, Isabel fue diagnosticada de una leucemia mieloblástica aguda. Gracias a la donación de médula ósea de su padre y a la investigación realizada por la Fundación CRIS contra el cáncer, un innovador trasplante haploidéntico la salvó. El 23 de junio del año pasado, el calendario marcó una década desde la intervención, lo que los oncólogos consideran tiempo suficiente para dar un caso por curado. Pero Laura Feijóo Hidalgo, madre de Isabel, pareja de Daniel, insiste en la idea del guionista: “Una amiga productora dice que si a alguien se le ocurriese hacer una película de nuestra vida, no sería tan enrevesada“, ríe al teléfono, “a veces, la realidad supera a la ficción”.

El año pasado, a Daniel le diagnosticaron un carcinoma de vejiga. El 3 de octubre, en una cirugía de ocho horas, le reemplazaron la vejiga y la próstata por una fabricada con su propio intestino delgado. Pasado el verano, y a un mes de la operación de su padre, a Isabel le encontraron dos tumores , uno en el pulmón y otro en la cabeza. El primero era benigno. Tras una punción con aguja fina, descubrieron que lo que tenía en el cráneo era un rabdomiosarcoma de partes blandas: un cáncer del que solo hay registrados 25 casos en todo el mundo. En España, es el primero. “Paradojas del destino, ¿qué día le dan cita para la operación?”, dice Daniel, levantando las cejas. La pregunta es retórica: el mismo día que a él, el 3 de octubre.

El rabdomiosarcoma de partes blandas se origina por la sobreexpresión de una proteína del gen ALK. En otras palabras: durante el proceso de expresión genética —mediante el cual la información contenida en los genes se pone en funcionamiento— se genera, a causa de una mutación, una sobreproducción de una proteína específica, que es la que forma el tumor. Identificar esa proteína, explica Guerrero López, es encontrar una aguja en un pajar. A finales del verano, los dolores de su hija no cesaban. Isabel, sentada a su lado, los enumera: “Me dolía la cabeza, la sien, los ojos, las cervicales, sentía pinchazos en el oído”. Y agrega, con una sonrisa tímida: “Pero me dieron la pastilla y entonces ya se me quitó el dolor”. Su papá lo repite, como quien no puede creerlo: “¡En 12 horas se le quitaron todos los síntomas!”.

La pastilla es el medicamento lorlatinib, que inhibe la proteína sobreexpresada. Quien descubrió que la aplicación de este funcionaba para este caso fue Antonio Pérez, director de la Unidad de Terapias Avanzadas CRIS, en la octava planta del Hospital Materno-Infantil La Paz. Gracias al medicamento, las células tumorales ya no se desarrollan en el cuerpo de Isabel. Hecha la cirugía y con la dosis diaria del medicamento, solo queda hacer chequeos de control periódicos. “No sabemos ni cuánto tiempo ni cómo, porque es la primera niña en España que lo ha tenido”, subraya su padre. “Es punta de lanza, otra vez”, agrega en referencia a la leucemia que sufrió hace diez años.

Entonces, la familia Guerrero también acudió a la Fundación CRIS, dedicada a la financiación de proyectos y unidades estratégicas dentro de hospitales públicos. Fue con su apoyo que los médicos consiguieron desarrollar el trasplante haploidéntico, una intervención en la que se utiliza un tejido con una compatibilidad del 50%, y no del 100%, como suele aconsejarse. El caso de Isabel ha servido para que se protocolice este tratamiento, que ya ha salvado a muchos otros niños en estado de urgencia. Daniel conoce a varios de ellos.

Daniel Guerrero López y su hija Isabel Guerrero Feijóo a la salida del Hospital Materno Infantil de La Paz, en Madrid.Andrea Comas

Desde el 2014, Guerrero López es patrono de la fundación. Cuando habla de ella, lo hace en primera persona: “En el 2018 conseguimos el primer sueño, que era esta unidad de terapias”. La unidad de tratamientos avanzados en el Hospital La Paz, donde han intervenido a Isabel para quitarle el rabdomosiarcoma, existe gracias al esfuerzo que él y otra centena de padres y especialistas hacen, y que ya ha beneficiado a más de 8.350 pacientes en los últimos 14 años. “Vamos a por ese 20% de casos que no admite tratamientos convencionales, como es el caso de Isabel”, cuenta. Y recuerda lo que le dijo el médico cuando descubrieron el medicamento para inhibir las células tumorales de su hija: “Gracias a lo que has hecho estos últimos diez años, nuestros genetistas han conseguido encontrar esa aguja en el pajar”.

Dentro de lo que cabe, Daniel e Isabel ya hacen una vida normal. Van juntos a las revisiones, a las que Laura suele acompañarlos. Luego los tres se van a desayunar. “Tenemos otra peque y tienes que hacer vida, tienes que llevarla al cole, darle también sus atenciones”, explica Guerrero López. Isabel nunca ha dejado de ir a clase, y está a la espera de poder retomar su curso de danza. Daniel, en pocos días, retomará el trabajo en su empresa de eventos deportivos, en los que siempre ha participado con su hija, incluso llevándola en cochecito, cuando era una bebe. Todos los años, corren juntos la San Silvestre, pero en 2024 ninguno de los dos ha podido. Este año, volverán a correrla: “Está saliendo todo bien. Al final la vida es así. Tú no decides lo que va a pasar, tienes que aceptar lo que te toca vivir. Si no, no vivas”.

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