Los tatuadores se enfrentan con Sanidad por los controles sobre la seguridad de las tintas
España exige a los fabricantes que demuestren que sus productos son inocuos y cumplen la normativa europea antes de salir al mercado, algo que no hacen otros países y molesta al sector
La escritora inglesa Alice Snape describe en la introducción del libro Tatuaje: una nueva generación de artistas (Phaidon, 2024) la trepidante transformación que ha vivido esta forma de expresión en las dos últimas décadas. Desde los límites de la sociedad y la práctica marginalidad, los tatuajes se han convertido en un auténtico fenómeno social y artístico que también ha revolucionado al propio sector. “Era una industria misógina y racista en la que ahora hay sitio para todos”, celebra Snape.
La popularidad de estos dibujos permanentes en la piel —más de un tercio de los españoles de 20 a 40 años luce al menos uno— ha hecho crecer también la conciencia sobre la seguridad y regulación de las tintas. Y en la aplicación de esta normativa, las cosas no van del todo bien en España, con buena parte del sector enfrentado a la autoridad que debe velar para que los materiales utilizados no causen daños a los usuarios, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), dependiente del Ministerio de Sanidad.
“Existe una normativa europea que deben cumplir todas las tintas. Pero España, además, exige un control previo antes de su salida al mercado para homologarlas otra vez, algo que no hace ningún otro país. Es algo repetitivo, burocrático y sin mucho sentido. Al final, el resultado es que lo que se vende en Francia e Italia no puede venderse en España”, se queja Fidel Prieto, secretario de la Unión Nacional de Tatuadores y Anilladores Profesionales (UNTAP).
Este profesional del sector, con estudio abierto en Madrid, lamenta que este control previo desincentiva a algunas empresas a sacar los productos en España. “Para ellas es un engorro, no les sale a cuenta porque el mercado español no deja de ser relativamente pequeño. Esto reduce la oferta de tintas y, en la práctica, acaba incentivando el uso de algunas sin homologar”, añade.
La respuesta de la AEMPS pone en evidencia discrepancias sobre el modelo, pero también algunos malentendidos sobre unos controles que no son nuevos y se aplican desde hace años. “No es cierto que las tintas ya homologadas en Europa tengan que volver a serlo en España. De hecho, no existe una homologación europea. Existe un reglamento, llamado REACH, que establece las sustancias químicas que no pueden ser utilizadas en las tintas, según la evidencia científica. Y, luego, cada país establece los mecanismos para comprobar una adecuada composición y otras cuestiones relacionadas con la seguridad, como la esterilidad, estabilidad, información toxicológica...”, explica Carmen Ruiz-Villar, jefa de departamento de productos sanitarios de la Agencia.
Y es en este punto donde surgen las diferencias entre España y el resto de países europeos. “En España pedimos una autorización previa antes de que las tintas salgan al mercado. Otros países las revisan una vez ya han salido, con inspecciones en los establecimientos de tatuaje. Consideramos que nuestro modelo es más garantista. Preferimos que la población española que vaya a tatuarse lo haga con productos que nosotros hayamos comprobado que son seguros y cumplen la normativa europea”, añade Ruiz-Villar.
Una de las razones esgrimidas por la agencia son las frecuentes alertas existentes en el mercado europeo para retirar tintas que las inspecciones en uno o más países han detectado que incumplen la normativa o contienen sustancias consideradas peligrosas. El problema en estos casos es que“cuando salta la alerta y se procede a la retirada, las tintas ya han sido utilizadas en cientos o miles de usuarios, y esto puede suponer un riesgo para su salud”, reitera la agencia.
La AEMPS, sin embargo, admite que existe “cierta confusión” o “desconocimiento de la normativa”, por lo que ha convocado una sesión informativa online este miércoles 2 de octubre. Al encuentro está previsto que asistan asociaciones de tatuadores, profesionales y también comunidades autónomas y ayuntamientos, que son los que llevan a cabo las inspecciones sobre los establecimientos de tatuaje en España. El objetivo de la reunión, añade la agencia, es “clarificar la normativa, resolver dudas y escuchar al sector”.
Miriam Rodríguez, de 32 años y que vive en Madrid, conoce bien el mundo de los tatuajes. Ella misma luce más de una docena y ha trabajado en el sector, como responsable de comunicación y redes sociales de un estudio. Opina que muchos usuarios no conocen bien la normativa. “Lo normal es que la gente vaya un poco a ciegas y se fíe más de lo que le dicen las personas de su entorno que ya se han hecho un tatuaje. También es muy importante la confianza que tengas con el estudio. Si tu entorno te dice que es bueno, te fías y te pones en manos del tatuador. Das por hecho que todo está bien y en regla”, cuenta.
La confianza en el estudio de tatuajes también es lo más importante para Yolanda Alarcón. Peluquera de 42 años, vive en Valdemorillo (Madrid) y bromea diciendo que lleva “una millonada” en el cuerpo. “Hay gente que se va a hacer los tatuajes en pisos particulares o lugares que ya se ve que muy de fiar no son. Yo siempre me tatúo en estudios donde notas de entrada la calidad de los diseños, pero también todas las medidas higiénicas y cuidados que utilizan. Es gente con una reputación y si te están cobrando 350 euros la sesión, es obvio que está todo en orden”, cuenta.
Esta confianza puede llegar a ser un problema si lleva al usuario a descuidar algunas prevenciones, opina el dermatólogo Dionís Muñoz, uno de los mayores expertos en tatuajes de España y autor de una guía que ha bautizado como Las 10 reglas de oro para un tatuaje responsable. El usuario, insiste, siempre debe comprobar que el centro de tatuajes esté homologado por la comunidad autónoma, al igual que las tintas por la AEMPS. “También recomiendo, siempre que sea posible, tomar con el móvil una foto del frasco de las tintas en la que se vea marca, lote y color índice, que indica la composición exacta del pigmento. La foto debe guardarse por tiempo indefinido, ya que las reacciones alérgicas o de rechazo, aunque poco frecuentes, se dan y pueden producirse muchos años después”.
En su opinión, el hecho de que España tenga “una de las normativas más restrictivas de Europa y del mundo” no siempre ayuda y puede incrementar los recelos de algunos tatuadores a dejar fotografiar los productos que utilizan por temor a sanciones: “A muchos profesionales, españoles y de otros países, les resulta difícil de entender que aquí no se permitan tintas legales en otros países desarrollados como Estados Unidos y de la UE”. En su opinión, como el Consejo de Europa ya solicitó en 2008, la mejor solución sería la elaboración de un listado de sustancias seguras —la llamada “lista positiva”— a usar por los fabricantes, en lugar del actual marco de sustancias prohibidas —o “lista negativa”— que sigue manteniendo la legislación europea y que obliga a constantes revisiones. “Solo con restricciones es muy difícil avanzar”, concluye Muñoz.
Uno de los problemas a los que se enfrenta ahora el sector —en toda Europa, no solo en España— es la ausencia en el mercado de algunas tintas azules y verdes con tonos brillantes, del gusto de tatuadores y usuarios. La última revisión del reglamento REACH, aprobado en 2006 pero que se va actualizando a medida que surgen nuevas evidencias, limitó por seguridad el uso de determinados componentes que daban a estos colores la fuerza buscada.
“Esta revisión es de 2020 y entró en vigor en 2023. Afectó a algunas tintas azules y verdes, y también a un compuesto de las tintas que es el alcohol isopropílico. A las empresas les está costando encontrar la vía de reformular las tintas, porque estéticamente quedan menos brillantes y bonitos”, explica Ruiz-Villar.
Según datos de la AEMPS, desde la última revisión del reglamento REACH y hasta el pasado 24 de septiembre, los fabricantes han presentado 457 nuevas solicitudes de comercialización de tintas para tatuaje y maquillaje permanente y 274 modificaciones de la autorización en vigor, de las que han sido autorizadas 343.
La denegación del resto se debe a la “falta de cumplimiento con la normativa aplicable o bien por no presentar las garantías suficientes”. El listado de todas las tintas de tatuaje y maquillaje permanente autorizadas en España es público y está disponible en la página web de la AEMPS. Además, entre 2023 y 2024, han sido retiradas del mercado 57 presentaciones, “siendo la causa más frecuente la presencia de alcohol isopropílico en su composición en una concentración superior a la aceptada en el citado reglamento”, concluye la agencia.