Las muertes por sobredosis caen en Estados Unidos por primera vez en cinco años

La disminución del 3,7% invita a la cautela a los expertos, que consideran que es pronto para hablar de un cambio de tendencia en la crisis de los opiáceos agravada por el fentanilo

Ambiente en las calles de Kensington (Filadelfia), zona cero de la crisis de fentanilo en Estados Unidos.Carlos Rosillo

El número de muertes por sobredosis en Estados Unidos cayó el año pasado por primera vez desde 2018. No es una reducción demasiado significativa (107.543 fallecidos en 2023, frente a los 111.029 contabilizados en 2022), pero al menos apunta a un posible cambio de tendencia, que venía dibujando una terrorífica trayectoria ascendente gracias a la extensión de las drogas sintéticas por las calles del país, especialmente del fentanilo, una sustancia a la que se considera responsable de tres cuartas partes de las sobredosis fatales y, según la DEA (autoridad federal en materia de narcóticos),...

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El número de muertes por sobredosis en Estados Unidos cayó el año pasado por primera vez desde 2018. No es una reducción demasiado significativa (107.543 fallecidos en 2023, frente a los 111.029 contabilizados en 2022), pero al menos apunta a un posible cambio de tendencia, que venía dibujando una terrorífica trayectoria ascendente gracias a la extensión de las drogas sintéticas por las calles del país, especialmente del fentanilo, una sustancia a la que se considera responsable de tres cuartas partes de las sobredosis fatales y, según la DEA (autoridad federal en materia de narcóticos), también de la peor crisis de drogas de la historia del país. Es la segunda vez que los números remiten en las últimas tres décadas, desde el comienzo de la pandemia de los opiáceos, con la introducción de ciertas farmacéuticas en el mercado de potentes medicamentos como el OxyContin.

Los datos, proporcionados este miércoles por la agencia gubernamental CDC (siglas en inglés para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades), aún son provisionales, pero registran un 3,7% menos de muertes, cifra que está aún lejos de contrarrestar los incrementos porcentuales de años anteriores: los caídos crecieron un 30% entre 2019 y 2020, y un 15% entre 2020 y 2021. Por eso, los primeros análisis apuntan más a un aplanamiento de la curva que al comienzo del fin de una epidemia que es la primera causa de mortalidad entre los jóvenes estadounidenses.

¿Y cuáles podrían ser las razones para ese descenso? La estadística de la CDC no las ofrece, pero podría deberse a un aumento de la conciencia sobre la peligrosidad del fentanilo, que se ha colocado en el centro del discurso público en este país, el endurecimiento en el control de las vías de entrada de la droga (enviada, en su mayor parte, por el narco mexicano a través la frontera Sur) o las nuevas políticas de prevención puestas en marcha por la Administración de Joe Biden para hacer frente a la crisis. Hay otra posibilidad, tal vez demasiado macabra: es posible que el fentanilo haya matado tanto hasta ahora que los candidatos a caer en su trampa son cada vez menos.

Entre las medidas ensayadas este año figura la puesta a disposición sin receta del Narcan, nombre comercial más habitual de la naloxona, el antídoto más exitoso contra las sobredosis del potente opiáceo, que se calcula que es unas cincuenta veces más fuerte que la heroína. Forma parte de la política de “reducción de daños” adoptada por la Administración de Biden, que aboga por considerar a los adictos como enfermos a los que, más que perseguir, hay que cuidar, además de con Narcan, distribuyendo jeringuillas que previenen la propagación de enfermedades contagiosas, facilitando tiras reactivas para detectar sustancias como el fentanilo o la xilazina [conocida como tranq o droga zombie, que potencia los efectos del fentanilo y agrava sus efectos nocivos] en la cocaína o la metanfetamina, dos drogas que han crecido en número de muertes en 2023.

Geográficamente, el descenso general recayó sobre todo en la Costa Este, en Estados en los que, como Pensilvania —un barrio de cuya capital, Kensington, en Filadelfia, se considera la zona cero del fentanilo en Estados Unidos—, llevan años enfrentándose a este problema. Allí bajaron un poco más del 9%, aunque fue Nebraska el que mejores datos registró, con un 24,66% menos.

Tres Estados del Oeste, Washington, Nevada y Oregón, se llevaron peores porcentajes, con aumentos cercanos al 30%, mientras que en Alaska subieron más de un 44%. Y en California, otro de los símbolos de la crisis, gracias, sobre todo, al barrio de Tenderloin, en San Francisco, las sobredosis crecieron moderadamente: un 4%.

Se calcula que en 2023 se distribuyeron 22 millones de dosis de naloxona en Estados Unidos y Canadá. En cuanto a las incautaciones de fentanilo, un estudio publicado esta semana calcula que en 2023 se intervinieron 115 millones de píldoras del opiáceo, frente a los 49 millones de 2017.





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