Cristina García Rodero: “La fotografía es hablar con gente de todo el mundo sin palabras”
La reportera ha ganado el premio Ortega y Gasset de 2024 por su trayectoria
Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 74 años) es premio Ortega y Gasset de 2024 por su trayectoria, pero desde EL PAÍS no hay manera de contactar con ella a primera hora para comunicarle la noticia. No para. Ha salido a hacer recados mañaneros con motivo de su próxima exposición y se ha olvidado el móvil. Cuando por fin responde por teléfono este martes estalla de alegría. “Estoy francamente orgullosa y feliz. Me voy de Semana Santa con más fuerza a fotografiar. Aún no lo he decidido, pero será a cua...
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Cristina García Rodero (Puertollano, Ciudad Real, 74 años) es premio Ortega y Gasset de 2024 por su trayectoria, pero desde EL PAÍS no hay manera de contactar con ella a primera hora para comunicarle la noticia. No para. Ha salido a hacer recados mañaneros con motivo de su próxima exposición y se ha olvidado el móvil. Cuando por fin responde por teléfono este martes estalla de alegría. “Estoy francamente orgullosa y feliz. Me voy de Semana Santa con más fuerza a fotografiar. Aún no lo he decidido, pero será a cualquier lugar de España, Europa o América Latina”, dice con un entusiasmo que contagia.
El premio le llega en un momento especial, cuenta por teléfono. Acaba de cumplir 50 años de trayectoria y el reconocimiento supone un homenaje a su trabajo dedicado a la fotografía documental. Si echa la mirada atrás, le vienen a la memoria sus primeros años de carrera. Coqueteó con la fotografía como una disciplina más mientras estudiaba Bellas Artes, pero pronto se dio cuenta de que quería dedicar su vida a ella, a pesar de su pasión por la pintura. Cuenta que su gran oportunidad llegó tras cursar la beca de fotografía Juan March. Fue entonces cuando comenzó su periplo de viajes y aventura, para retratar esa tradición que acabaría por definir su obra y su mirada.
Premio Nacional de Fotografía en 1996, la primera española en ingresar en la prestigiosa agencia Magnum, ganadora de dos premios World Press Photo, miembro de la Academia de Bellas Artes y autora del ya clásico libro de fotografía España oculta (Lunwerg,1989), Rodero es el reflejo de la fotografía humanista por concepto. “Para mí la fotografía es la posibilidad de hablar con gente de todo el mundo sin palabras. Es contar historias, transmitir emociones y conocimiento. Hablar de las necesidades del ser humano, de las alegrías, las tristezas, de la forma de celebrar y de estar juntos”, relata.
Una constante en su obra ha sido captar los rituales y costumbres, la fe y la religión. Hoy es para muchos la figura más importante de la historia de la fotografía en España y un referente mundial en el reportaje fotográfico documental. En 2023 se estrenó Cristina García Rodero. La mirada oculta, el primer documental sobre su trabajo itinerante en fiestas y tradiciones populares, pero no el único tema en el que ha puesto el foco.
Es difícil para ella destacar un escenario o momento en su carrera. “De Haití saqué fuerzas para dejar atrás el miedo. Ese país me transmitió sus creencias ancestrales. No podría quedarme con uno solo sitio: me impactaron también Venezuela, Etiopía, India o México”.
Pero si hay un país que le definió como reportera fue España y sus retratos costumbristas de ese mundo rural a punto de extinguirse. De ahí nació su emblemático libro España Oculta, que la catapultó y le granjeó buenas críticas a nivel internacional. “Me sorprendió el reconocimiento que tuvo mi trabajo en muchos países porque al final hablo de cosas eternas, que todo el mundo siente”. Precisamente, y ahora que se cumple medio siglo de la trayectoria de esta también maestra de maestros, Rodero dedica estos días a la exposición que la Fundación Juan March prepara de España oculta. Será una muestra itinerante sobre sus grandes proyectos y que se estrenará en mayo de este año.
A sus 74 años, Rodero conversa con una pasión desbordante sobre su disciplina. Reconoce la evolución de la fotografía en las últimas décadas y valora cómo los móviles la han democratizado. “Ya no es solo de los ricos. Los teléfonos acercan la fotografía. Ahora se arriesga más en las composiciones, la gente tiene más cultura de la imagen sin procurarlo. Pero eso es una cosa y otra es tener una trayectoria sabiendo lo que quieres contar, poniendo tu criterio y tu estilo, tu forma de entender la vida”. Por eso dice que seguirá construyendo todas las exposiciones que pueda hasta que las fuerzas le acompañen: “No soy una chavala, pero como decía Lina Morgan, me he quedado en los 30 y tantos”.