Sara López, ginecóloga: “Hay que visibilizar a las mujeres que no quieren tener hijos”
La experta en reproducción asistida cree que la mujer “acepta una donación de óvulos mejor que el hombre una de esperma”
Cuando Sara López (Barcelona, 44 años) se especializó en reproducción asistida en el Hospital del Mar de Barcelona aún no sabía los retos que tendría que afrontar en su carrera profesional. Con el tiempo, esta médico especialista en Ginecología y Obstetricia que trabaja en el Centro de Infertilidad y Reproducción Humana (CIRH) en Barcelona comprendió que para muchos de sus pacientes no conseguir un embarazo suponía un desgaste físico y emocional y que muchos de ellos pasaban por algo llamado “duelo genético”, que ...
Cuando Sara López (Barcelona, 44 años) se especializó en reproducción asistida en el Hospital del Mar de Barcelona aún no sabía los retos que tendría que afrontar en su carrera profesional. Con el tiempo, esta médico especialista en Ginecología y Obstetricia que trabaja en el Centro de Infertilidad y Reproducción Humana (CIRH) en Barcelona comprendió que para muchos de sus pacientes no conseguir un embarazo suponía un desgaste físico y emocional y que muchos de ellos pasaban por algo llamado “duelo genético”, que se da cuando a una pareja o a una madre sola se les dicen que tendrán que recurrir a gametos ajenos: “La mayoría de los pacientes no contempla ese escenario”. Con esta perspectiva en mente y consciente de que el 17% de la población española es estéril ha escrito Quiero quedarme embarazada. Claves para entender la reproducción asistida (Alba), un manual en el que explica conceptos básicos que comprender antes de emprender el largo camino de la reproducción asistida.
Pregunta. El duelo genético, además de una cuestión emocional, ¿es un asunto moral relacionado con los valores de cada uno?
Respuesta. Yo no diría que es necesariamente moral. Para muchas persona es un impacto pensar: este bebé no va a llevar mis genes, no se va a parecer en nada a mí. Ahí yo les muestro las probabilidades de éxito con un cambio de gametos y les explico que el genoma de una persona a otra varía muy, muy poco. Que la idea de tener un hijo no es tener una réplica de uno mismo, sino cuidarlo, educarlo, darle una vida. Se trata de hacerles reflexionar sobre lo que es importante para ellos.
P. ¿Le cuesta más a los hombres aceptar la donación de semen que a las mujeres?
R. Históricamente está ahí esa idea de masculinidad vinculada al macho alfa, que es una construcción social. Yo creo que la mujer va viviéndolo todo más físicamente, en primera persona y, como ha ido viviendo todas las fases en su propio cuerpo acepta una donación de óvulos más racionalmente. Al hombre le cuesta más.
P. En su libro explica que las causas de la esterilidad están repartidas de manera equitativa: un 30% de las veces son femeninas, otro 30% masculinas. Sin embargo son mayoritariamente las mujeres las que se someten a tratamientos de fertilidad…
R. A principios de los 80, la edad de la mujer para tener el primer hijo era 25 años. Ahora ya estamos casi en 33 años. Esta evolución, debida a factores sociales, económicos y laborales nos penaliza negativamente porque un hombre con 50 años todavía va produciendo espermatozoides pero a esa edad ella ya no tiene óvulos o, si los tiene, son de mala calidad. En una mujer de 37 o 38 años la búsqueda de un embarazo natural es más complicada.
P. Pero los datos apuntan que, en condiciones de igualdad, con la misma edad, las causas de la infertilidad se reparten de forma absolutamente igual entre sexos.
R. Es cierto que he tenido parejas de pacientes de 30 años en las que ellas no son las que tienen el problema, pero se han tenido que hacer una fecundación in vitro porque el seminograma estaba alterado. Cuando hay alteraciones en el seminograma, sí o sí es la mujer la que tiene que hacer el tratamiento. Es decir, la persona que no está enferma, entre comillas, es decir, la que no tiene la afectación, es la que tiene que hacer el tratamiento.
P. ¿Vivimos en una sociedad que obliga a las mujeres a obsesionarse con la fecundidad y los embarazos?
R. Aquí hay un poco de todo. Hay mujeres que quieren ser madres pero porque no han alcanzado una estabilidad económica o no han encontrado la pareja adecuada llegan a una edad en que se convierte en algo difícil. Pero luego está la que no quiere ser madre y yo creo que a esa hay que visibilizar más. Sobre ellas recae una presión social, el famoso “se te pasa el arroz” sobre el que la sociedad tendría que trabajar, empatizar y cambiar.
P. El libro está dirigido a parejas heterosexuales, parejas de mujeres y mujeres solas. ¿Para cuál de los tres modelos supone mayor reto psicológico la reproducción asistida?
R. Para las parejas heterosexuales, sin duda. Muchas vienen con la mochila emocional y el desgaste físico de no concebir en su casa, de la forma “romántica”. La pareja de chicas o la mujer sin pareja a priori no tienen el diagnóstico de esterilidad, no han estado buscándolo. Veo más tocados a los miembros de la pareja heterosexual a los que todo el mundo les dice: “¿Y vosotros, para cuándo?”