El alcalde de 65 años, su esposa adolescente y el matrimonio infantil en Brasil
Un regidor causa una gran polémica al casarse con una chica de 16 y contratar a su suegra en un caso que pone el foco en un fenómeno muy extendido
Fue una boda discreta, con familiares próximos y poco más. Pero, en cuanto trascendieron la fotografía de la feliz pareja y los detalles del matrimonio, el enlace del alcalde de Araucária (Brasil) con su quinta esposa fue noticia en toda la ciudad y, en un suspiro, todo Brasil se había enterado. Creó controversia por motivos variados. Porque el enlace se celebró cuatro días después de que la novia cumpliera los 16 años, la edad mínima para casarse legalmente con permiso familiar o del juez; porque él tiene 6...
Fue una boda discreta, con familiares próximos y poco más. Pero, en cuanto trascendieron la fotografía de la feliz pareja y los detalles del matrimonio, el enlace del alcalde de Araucária (Brasil) con su quinta esposa fue noticia en toda la ciudad y, en un suspiro, todo Brasil se había enterado. Creó controversia por motivos variados. Porque el enlace se celebró cuatro días después de que la novia cumpliera los 16 años, la edad mínima para casarse legalmente con permiso familiar o del juez; porque él tiene 65 años y porque, la víspera de sellar su amor ante notario, el regidor le dio un cargo en el Ayuntamiento a su futura suegra. La nombró concejala de Cultura. El escándalo estaba servido, pero sorprendentemente —o no— indignó más por el flanco del nepotismo que por la abismal diferencia de edad entre la pareja, casi medio siglo.
Pero este caso, aunque tiene elementos singulares, de ninguna manera es excepcional. El año pasado, los notarios brasileños registraron 12.509 matrimonios en los que al menos uno de los cónyuges tenía 16 o 17 años. Es decir, 34 novias adolescentes cada día. Novias, con a, porque la inmensa mayoría son de género femenino.
La foto de la sonriente pareja mientras ella, Kauane Rode Camargo, le coloca la alianza a él, Hissam Hussein Dehaini, el día de la boda voló en internet. El partido del alcalde, Ciudadanía, renegó rápidamente de él. Y, ante la furia popular contra la designación de su suegra, poco tardó en destituirla, aunque antes defendió que 26 años de funcionaria avalaban su valía.
Cuando están a punto de cumplir el primer mes casados, la boda y la formidable polémica posterior son aún el asunto más comentado entre los vecinos de Araucária. Lo confirma al teléfono desde allí E. T., un hombre que pide identificarse con iniciales para hablar con libertad del caso que ha revolucionado esta ciudad de 140.000 habitantes ubicada en el Estado de Paraná que fundaron inmigrantes polacos hace 130 años.
“Como en cualquier lugar, hay gente a favor y en contra”, explica, “pero sí noto que, como es un excelente gestor, sus partidarios no miran el lado negativo, que [el matrimonio] es legal, pero inmoral. Muchos les felicitan, les desean buena suerte”. Este vecino conoce al regidor; a ella, solo de vista. Cuenta E. T. que Dehaini es un empresario de éxito con negocios hoteleros, en gasolineras y de aerotaxi que ha creado mucho empleo (y que estuvo detenido por sospechas de vínculos con el narcotráfico hace dos décadas, según la web G1, del grupo Globo). En lo personal, estuvo casado otras cuatro veces y tiene 16 hijos. Algunos, sin duda, mayores que su actual esposa, que hace poco quedó finalista en Miss Araucária Teen 2022. Ciudad conservadora, acoge también un concurso de belleza para niñas al estilo Little miss sunshine.
Quizá la diferencia de edad no chocó tanto porque Brasil está bien acostumbrado a las bodas de señores mayores con mujeres mucho más jóvenes. Basta repasar los últimos presidentes y primeras damas: Lula da Silva tiene 21 años más que su esposa, Janja; Jair Bolsonaro le lleva 27 años a Michelle, pero el récord en este club es para Michel Temer, que le saca 43 años a su mujer, Marcela, a la que conoció cuando él era ya un veterano político y ella una joven de 19 años recién coronada miss.
Pero la controversia en torno al alcalde de Araucária y su esposa adolescente, más allá de desatar sorpresa e indignación, ha tenido un efecto colateral positivo. Ha contribuido a poner el foco en el matrimonio infantil, que aún es una extendida práctica en Brasil. La novia requirió el permiso de sus padres (o de un juez) para casarse, como exige la ley.
Pero esas uniones formalizadas ante las autoridades son solo la punta del iceberg, alerta Ana Nery Lima, especialista en género de la ONG Plan Internacional: “En Brasil las uniones informales están muy normalizadas. ‘Me junté’ o ‘nos fuimos a vivir juntos’ es de lo más habitual”, explica en una entrevista. La ONU estima que el 26% de las brasileñas vive en pareja antes de cumplir los 18; incluido un 6% que no tenía siquiera los 15. Obedece, en parte, a motivos culturales. “En Brasil cuando la gente oye la expresión matrimonio infantil, suele pensar en niñas novias de 9 o 10 años en la India, pero no piensa en personas que conocen, como esa vecina, esa tía o su abuela, casadas a los 14″, dice la experta.
Y con el ritmo y el tono de quien repite mucho una frase, da la definición: “Para la ONU, el matrimonio infantil es una unión formal o informal en la que al menos una de las partes tiene menos de 18 años”. Es decir, incluye a los protagonistas de esta polémica.
Su boda es singular por esos 50 años que se llevan, por la repercusión, pero también porque esta pareja difiere radicalmente del perfil clásico, que no único, del matrimonio infantil en Brasil. Ella es rubia, ambos son blancos, del sur del país y de clase acomodada, lo cual contrasta, recalca Lima, con la estadística que apunta a que es un fenómeno que se ceba sobre todo con niñas negras de familias pobres que viven en el norte y el noreste de Brasil.
Comparado con el resto del mundo, Brasil es, con 2,2 millones de afectadas, el quinto país en números absolutos; pero en porcentaje queda fuera de la lista de los 20 peores, que encabeza Níger con un 76% de menores conviviendo en pareja antes de los 18.
Las causas de este fenómeno en Brasil son tanto socioeconómicas como culturales. La experta de Plan Internacional detalla: “Cuando dos menores se casan, suele ser porque ella está embarazada y la familia quiere proteger la reputación de la chica. Pero también existe el caso de familias pobrísimas que tienen muchos hijos y que piensan: ‘Mira, por lo menos [en otra familia] tendrá qué comer, qué vestir’. Luego está esa arraigada cultura machista de que las mujeres jóvenes son más atractivas”. Detalla Lima que en las bodas con menores de 16 y 17 años, la diferencia de edad entre los cónyuges suele rondar los 15 años, “y eso significa una desigualdad de poder muy grande”.
Si más de 12.500 matrimonios legales al año en Brasil —o 34 novias adolescentes al día— parece una cifra elevada, conviene tener en cuenta que han caído un 30% desde 2019, cuando el Congreso reformó el Código Civil para prohibir totalmente el matrimonio antes de los 16 años.
Cerraban así sus señorías una brecha que, en último término, permitía que un adulto que había violado a una menor se casara con ella en vez de ir a la cárcel y que ella tuviera acceso al aborto al que por ley tiene derecho. Esa brecha quedó cerrada. Cualquier relación sexual con alguien menor de 16 años, consentida o no, es delito en este país. Y ningún menor de 16 años puede casarse lo bendiga su familia o no. Para la ONG Plan Internacional eso supone un avance, pero sigue en la batalla para que el matrimonio antes de los 18 sea ilegal.
Tras la descomunal controversia, la Fiscalía abrió una investigación sobre el matrimonio del alcalde de Araucária y las sospechas de nepotismo. Como la esposa es menor de edad, el caso es secreto.