Alerta por violencia machista: una asesinada cada 24 horas
Los últimos cinco crímenes desde el domingo convierten diciembre en el mes más letal y elevan la alarma. En la mitad de los casos existían denuncias previas
Una niña de 13 años marca el 112 para avisar de que su padre acaba de acuchillar a su madre embarazada de nueve meses en el jardín de su casa en Escalona, en Toledo. Mientras, un hombre de 37 está junto a un cadáver en un piso del barrio de Puente de Vallecas, en Madrid, el de la mujer a la que había apuñalado horas antes, la hija de su expareja y con la que mantenía una relación. Ella aún no había cumplido los 21. Y 22 t...
Una niña de 13 años marca el 112 para avisar de que su padre acaba de acuchillar a su madre embarazada de nueve meses en el jardín de su casa en Escalona, en Toledo. Mientras, un hombre de 37 está junto a un cadáver en un piso del barrio de Puente de Vallecas, en Madrid, el de la mujer a la que había apuñalado horas antes, la hija de su expareja y con la que mantenía una relación. Ella aún no había cumplido los 21. Y 22 tenía la que unas horas después, en Benidorm (Alicante), caía al vacío desde un sexto piso en el que la policía había estado dos horas antes, alertada por un vecino que escuchó la discusión que se estaba produciendo entre ella y su novio, de la misma edad. No es morbo, es la realidad en menos de 24 horas —entre el mediodía del miércoles y la madrugada de este jueves—, la de la violencia machista, que se ha extendido este diciembre en una concatenación de asesinatos, e intentos, que hacen de este mes el peor desde que se registran cifras, en 2003. Y el repunte ―una concentración de crímenes― más extendido en el tiempo.
Un caso en investigación y 13 asesinadas en 28 días; 12 de ellas parejas o exparejas de sus asesinos y 11 de estas confirmadas ya oficialmente como víctimas de la violencia machista dentro de ese ámbito. Dos intentos de homicidio. En al menos seis casos existían denuncias previas. Este goteo incesante desde hace dos semanas, sobre todo la concatenación desde el domingo, que supone una muerte cada 24 horas, y esa cifra de asesinatos en los que existía alguna denuncia, cuando la media de crímenes con alerta previa a las autoridades suele rondar el 20%, ha provocado la alarma del Gobierno. El Ministerio de Igualdad, de Interior y de Justicia, junto a las autonomías en las que se han producido los asesinatos, se reunieron el miércoles en la primera sesión del comité de crisis sobre violencia de género. Este jueves, Fernando Grande-Marlaska compareció en una rueda de prensa de urgencia para hablar sobre lo que estaba ocurriendo.
Tanto desde Igualdad como desde Interior ha habido dos mensajes claros. Uno, que aunque España cuenta con la ley contra la violencia de género y algunos de los los protocolos más avanzada del mundo, son sistemas en continua evolución que a veces presentan grietas que hay que reparar de forma urgente. El otro, que la violencia sobre las mujeres es un problema de Estado y de todas sus instituciones, pero también de la sociedad.
“Lo más importante es este mensaje de alerta no solo para las instituciones, sino para la ciudadanía. [Ante] cualquier mínima situación, por muy leve que nos parezca, es mejor llamar. Llamemos al 016, al 112, descargad Alertcops [una app que envía una señal a las fuerzas de seguridad con geolocalización], es la única manera de llegar a tiempo”, decía la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, este miércoles. Un mensaje que, de distintas formas, han repetido también Grande-Marlaska, la ministra de Igualdad, Irene Montero, o el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en las últimas horas.
Este repunte negro de diciembre, no es el primero. En febrero de 2017, cinco mujeres fueron asesinadas en cuatro días. En septiembre de 2018 fueron tres mujeres y dos menores en 48 horas. En mayo del año pasado, otros cinco hombres asesinaron a sus parejas o exparejas en poco más de 72 horas. Sin embargo, el de este mes es el que más se ha extendido en el tiempo. Nunca, desde que se registran datos, ha habido tantos asesinatos sucesivos durante tantos días. Y no existe una explicación ni técnica ni científica que dé respuesta a por qué está dándose esta espiral de violencia, a qué responde que diversos hombres, de distintas edades, nacionalidades, trabajos y circunstancias decidan matar a la mujer con la que viven o vivían o con la que compartían la vida aunque fuese sin convivencia.
Factores facilitadores
Sí existen, sin embargo, factores facilitadores e hipótesis de distintos expertos. Uno, controvertido, y del que hay estudios que lo reafirman y lo desmienten, es el llamado “efecto acumulación”, que no es ni un efecto llamada ni de contagio, sino “el refuerzo de la intención a partir de un caso previo”, explica Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno contra la Violencia de Género y médico forense. Insiste en que no es un factor definitivo ni mucho menos el de más peso, pero es uno más entre todos los factores de riesgo: “No considerarlo es de una cierta imprudencia. Los humanos funcionamos con confirmaciones y refuerzos. Sería la primera conducta humana en la que otra previa o similar a la que tú buscas no influye en lo que estás pensando, en lo que vas a decidir”. Tampoco se da en todos los probables asesinos, añade: “Es algo que puede influir un poco en algunos”.
Entre los informes cuyos resultados no han podido confirmar esa tesis —aunque algunos matizan que tampoco se puede probar que no haya ninguna probabilidad de que esto suceda— , el último es del pasado año, encargado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y realizado por un equipo investigador y multidisciplinar del Instituto de Salud Carlos III, que llevó a cabo un análisis temporal de los asesinatos machistas entre 2003 y 2017.
Concluyó que no se había encontrado “evidencia” sobre la existencia de ninguna agrupación de asesinatos ni “de que la ocurrencia de un asesinato por violencia de género en un día cualquiera conlleve un incremento del riesgo en los días consecutivos”. Aunque sí se habían “observado episodios llamativos, con un número de asesinatos inusual para lo breve de su duración”, que achacaban a “un reflejo del efecto derivado de la mayor frecuencia de asesinatos en determinados años, meses y, muy especialmente, en determinados días de la semana”.
Esos periodos son los meses de verano o las semanas de Navidad, y los días festivos, los domingos o los lunes. En este último repunte, el 75% se concentra en algunos de esos días. Graciela Atencio, experta en violencia machista y directora de Feminicidio.net, se refiere a ellos cuando resume algunos de esos efectos facilitadores. Los llama la “tormenta perfecta”.
Es por ejemplo el factor estacional, que los datos reflejan con un aumento de los asesinatos en periodos vacacionales como el verano o las navidades, “donde las parejas pasan más tiempo juntas y aumenta el riesgo”; las relaciones sociales, que también crecen en estos días y que pueden disparar el objetivo de control y dominación de los agresores; “también la situación de las pospandemia, en la que estamos viendo cómo las cifras de violencia vuelven a 2019 o a años previos, debido a multivariables que también pueden afectar”. Análisis y estudios han corroborado en los últimos años que hay una larga lista de elementos que pueden influir en la violencia, como la precariedad laboral, el consumo de alcohol o drogas o, ahora, cómo han afectado a la salud mental estos dos años de crisis sanitaria.
Ninguno es un factor único. Todos pueden tener que ver con cada una de las situaciones de violencia en mayor o menor grado. Pero cada caso es distinto. Teresa Peramato, la fiscal de sala delegada de Violencia sobre la Mujer, insiste en lo específico que es cada caso. Hacer valoraciones en general, dice la fiscal, “puede llevar a conclusiones equivocadas”, y el hecho de que más de la mitad de las víctimas de este diciembre hubiese interpuesto una denuncia “ha de ser estudiado” de forma individualizada.
“Hay asesinatos, tanto en los últimos como en toda la serie histórica [1.182 desde que hay cifras oficiales, en 2003, y 49 en lo que va de año dentro de la pareja o expareja, y 19 feminicidios fuera de ese ámbito], en los que había antecedentes de violencia; algunos eran muy antiguos, en algunos las condenas se habían extinguido, en otros habían existido órdenes de protección sin vigencia a petición de la víctima, en otros había habido sentencias absolutorias porque la mujer no había querido ratificar” su denuncia, explica.
Un tipo delictivo con características muy específicas
Matiza e insiste en que la responsabilidad no es de las víctimas, “es cuestión de saber que se trabaja sobre un tipo delictivo muy específico que se desarrolla en ámbitos estrictamente privados y en los que a veces la única prueba es la declaración de estas mujeres, que se asoman al sistema denunciando pero luego se retiran, por muchos motivos, entre ellos la dependencia emocional, a veces la económica o el miedo por ellas o por sus hijos. Así funciona esta violencia. Es un fenómeno muy difícil y muy complejo y la única forma de seguir avanzando es con coordinación entre todas las instituciones”, añade.
Lo que sí ha dejado claro esta última oleada de asesinatos, asegura Peramato, es que “no hay un perfil de víctima” y que además del “hecho de ser mujer, que es lo único en común, es que hay otros riesgos que tenemos que tener en cuenta y que suman”. La discapacidad que sufría la mujer que pasó cinco días tirada en el suelo del pasillo y a la que su marido dejó morir, “una más drogodependiente o mujeres en situación irregular administrativa o de edad avanzada”, lista la fiscal, refiriéndose a la última octogenaria asesinada, esta semana, en Santa Pèrpetua de Mogoda, en Barcelona.
“Esto pone de relieve que se tiene que hacer un estudio y dar atención desde el primer momento desde esa perspectiva interseccional, porque no todas las mujeres se encuentran en la misma situación. Las instituciones implicadas tenemos que ampliar el foco y la mirada, empezando por todos los recursos sociales que prestan atención a estas mujeres especialmente vulnerables y hasta las más altas instancias para ser capaces de detectar cada situación de abuso y cada situación de violencia. Si hay un sitio donde hay que poner más carne en el asador, ese es el de la prevención”.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 52 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.