Una falsa enfermedad de la madre, el señuelo mortal que llevó a las hermanas de Terrassa a Pakistán
Arooj y Aneesa Abbas aterrizaron en el país solo un día antes de ser asesinadas por sus familiares, según la policía
Arooj y Aneesa Abbas, las hermanas de Terrassa (Barcelona) asesinadas en Pakistán, cayeron en una trampa urdida por sus parientes. Las jóvenes, de 24 y 21 años, se habían casado contra su voluntad con unos primos del distrito de Gujrat, en el este del país, pero desde hacía años llevaban su vida, lejos de sus maridos, en Cataluña, donde habían iniciado otras relaciones sentimentales. Ante sus reticencias para facilitar la l...
Arooj y Aneesa Abbas, las hermanas de Terrassa (Barcelona) asesinadas en Pakistán, cayeron en una trampa urdida por sus parientes. Las jóvenes, de 24 y 21 años, se habían casado contra su voluntad con unos primos del distrito de Gujrat, en el este del país, pero desde hacía años llevaban su vida, lejos de sus maridos, en Cataluña, donde habían iniciado otras relaciones sentimentales. Ante sus reticencias para facilitar la llegada de los esposos a Europa gracias a su condición de residentes, según la policía de Gujrat, la familia las conminó a viajar a Pakistán con el pretexto de que su madre, Azra Bibi, estaba gravemente enferma. No era cierto.
“Fue un crimen intencionado. La familia lo planificó todo. Les tendieron una trampa”, explica a este diario un portavoz de la policía del Gujrat, el distrito del que proceden Arooj y Aneesa y buena parte de los migrantes paquistaníes residentes en Cataluña. El diario paquistaní Dawn avanzó que la familia se puso en contacto con las chicas para comunicarles que la madre estaba en su lecho de muerte y deseaba verlas en persona.
Uno de los indicios que lleva a concluir que había un complot en marcha es que apenas transcurrieron 24 horas, según la policía, desde que Arooj y Aneesa aterrizaron en Pakistán hasta que intentaron estrangularlas y finalmente las asesinaron de sendos disparos mientras dormían. Las chicas llegaron al país el jueves y el crimen se produjo el viernes, una vez que ambas comunicaron que no solo no pretendían traer a los maridos a Europa, sino que querían separarse de ellos y casarse con otras personas en España.
Su rechazo a las exigencias de la familia les costó la vida. Como ocurre a menudo en este tipo de “crímenes de honor” —de los que solo en 2021 se contabilizaron en Pakistán casi 500—, los verdugos fueron sus familiares más cercanos. Los dos principales acusados son Mohammad Hanif —tío de ambas y suegro de Aneesa— y Shehryar Abbas, su propio hermano.
Shehryar ya se había mostrado controlador en el tiempo en que vivieron todos juntos en Terrassa, cuando el padre, Ghulam Abbas —instalado en España desde hace 13 años—, logró reunirlos. Tras ser llevada a Pakistán para su enlace con un primo a los 18 años, Aneesa, la hermana pequeña, empezó a salir con otro chico paquistaní en Barcelona. Según diversos familiares, Shehryar agredió al chico, lo que motivó que el padre interviniera y le pidiera que dejase a su hermana vivir su vida. Más que proteger a Aneesa, indican esas fuentes, quería evitar que el hijo acabara en prisión.
Tanto Arooj como Aneesa, de hecho, habían abandonado el domicilio familiar por los conflictos con el hermano y por las desavenencias con el padre. Azra Bibi, la madre, seguía viviendo en el domicilio familiar, un pequeño piso junto a la tienda de alimentación donde trabaja Ghulam.
Hace unas semanas, Azra y dos de sus hijos —Shehryar y Asfandyar, que es otro de los seis detenidos por el doble feminicidio— viajaron a Pakistán. El motivo de ese viaje es una de las grandes incógnitas de este caso y, de hecho, está siendo investigado por la Fiscalía de Terrassa, que ha ordenado a los Mossos d’Esquadra la toma de declaración de diversos familiares que residen en España; entre ellos, el padre.
Fuentes cercanas al padre, que no se sumó a ese viaje y permanece en Terrassa, sostienen que la familia quería pasar una temporada de vacaciones. Fuentes policiales, sin embargo, sospechan que ese movimiento formaba ya parte del plan para presionar a las hermanas y conseguir que, gracias a sus permisos de residencia de larga duración, trajeran a sus maridos a Europa.
Según Dawn, nada más llegar a Pakistán la madre fue encerrada en una habitación y no se le permitió mantener contacto alguno con el exterior. Los hijos, mientras, confraternizaban con los vecinos y jugaban a voleibol, como muestran vídeos de TikTok que ellos mismos publicaron. En un momento dado, se lanzó el señuelo. El padre asegura que no sabía nada y que solo le informaron de que las hijas se presentaron por su cuenta en Pakistán.
El doble feminicidio ha conmocionado a la comunidad paquistaní. Diversas entidades sociales y religiosas de ese país instaladas en Cataluña expresaron el martes, en un comunicado, su “condena enérgica” ante el “asesinato de dos mujeres”, que calificaron como un “acto cruel” que “ninguna religión ni sociedad apoya”. Las entidades recuerdan que los matrimonios forzados “están totalmente prohibidos tanto en la religión islámica como en la Constitución pakistaní”.
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