Crece la presión por el fin de las mascarillas en interiores mientras Sanidad reclama paciencia: “Paso a paso”
Los partidos del Gobierno rechazan las iniciativas de Cs y Vox contra los tapabocas. Carolina Darias defiende la “prudencia” tras decir la semana pasada que se daría el paso “más pronto que tarde”
Los bares están llenos, no hay restricciones en las reuniones, los hospitales no sufren de forma desmedida y cada vez se habla menos del coronavirus en los medios. Sin embargo, hay un elemento que nos recuerda cada día que la pandemia sigue entre nosotros: la obligatoriedad de la mascarilla en interiores. El presidente Pedro Sánchez anticipó a principios de marzo que “muy pronto” caería este muro de contención contra la transmisión de la covid-19,...
Los bares están llenos, no hay restricciones en las reuniones, los hospitales no sufren de forma desmedida y cada vez se habla menos del coronavirus en los medios. Sin embargo, hay un elemento que nos recuerda cada día que la pandemia sigue entre nosotros: la obligatoriedad de la mascarilla en interiores. El presidente Pedro Sánchez anticipó a principios de marzo que “muy pronto” caería este muro de contención contra la transmisión de la covid-19, pero aún no hay plazos concretos. Este martes por la mañana, los partidos del Gobierno rechazaron una propuesta de Vox en la comisión de Sanidad del Congreso que exigía su final inmediato y anticiparon la misma postura a una proposición de Ciudadanos parecida en el pleno por la tarde. El partido naranja insistirá en el mismo tema este miércoles con una pregunta directa al presidente del Ejecutivo.
Fue el 5 de marzo cuando Sánchez señaló al comité federal del PSOE que el fin de esta medida estaba cerca. Matizó que la decisión se tomaría cuando lo considerase oportuno el Ministerio de Sanidad. La responsable del departamento, Carolina Darias, no dio plazos este martes cuando se le preguntó por el tema: “Será cuando las personas expertas que nos asesoran así lo propongan. Vamos a ir paso a paso, tomando medidas desde la prudencia”. Tampoco especificó si será cuestión de días o de semanas. “Paso a paso”, insistió, adoptando una posición más conservadora que la semana pasada, cuando dijo que llegaría “más pronto que tarde”.
La incidencia del coronavirus en España es de 466 casos en las últimas dos semanas por cada 100.000 habitantes, muy por encima de lo que los expertos consideran una transmisión controlada (en torno a 50). La caída de la incidencia era sustancial cuando el debate se instaló en la opinión pública hace unas tres semanas, pero en los últimos días se ha ralentizado. En la última semana este valor, el principal para medir la evolución de la pandemia, ha decrecido 30 puntos. Entre el 1 y el 8 de marzo, cayó casi un centenar de casos. Por otro lado, la presión asistencial está en valores más asumibles: los pacientes covid ocupan el 5,4% de las camas de las unidades de cuidados intensivos. Y en esta fase de la pandemia, con la inmensa mayoría de la población vacunada y con cuadros más leves que en etapas anteriores, los expertos coinciden en que la incidencia no es el factor clave a la hora de tomar decisiones.
Otros países sí han dado el paso para el que Darias pide paciencia, muchos con una situación epidémica peor que la de España y con tasas de vacunación inferiores. El Reino Unido dejó de exigir el cubrebocas en enero y Francia lo hizo hace dos semanas, en línea con Estados Unidos o la mayoría de países europeos. Pero no todos siguen esta vía. Austria, que eliminó la exigencia del cubrebocas en edificios, la recuperó hace 10 días por el repunte de contagios. Italia mantiene la imposición de su uso en interiores.
Ciudadanos ya llevó el fin de las mascarillas al Congreso el 10 de marzo, cuando fue rechazado por casi toda la Cámara. “Vamos tarde con este asunto. Ahora la enfermedad cursa leve en un altísimo porcentaje de la población. Hicimos propaganda de las mascarillas cuando eran necesarias, pero gracias a las vacunas la situación es muy diferente [el 92,4% de la población mayor de 12 años está inmunizada]”, dice Guillermo Díaz, diputado de la formación naranja e impulsor de la iniciativa, en conversación con este periódico. Considera que la mascarilla obligatoria, ahora mismo, tiene más perjuicios que beneficios: “Hay niños de dos años que no han visto la cara de su profesor, que los únicos gestos que han visto son los de sus padres”. Cree que, además, la permanencia de esta obligatoriedad afecta a la salud mental de la población.
En la comisión de Sanidad, este martes por la mañana, solo Ciudadanos votó a favor de la propuesta de Vox respecto a las mascarillas. “Nuestros compatriotas y los residentes que viven entre nosotros lo que precisan son recomendaciones que se adapten a la realidad cambiante de la epidemia. Lo que precisamos en España, y ustedes lo hurtan, en el momento actual es información continua para dotar al ciudadano de conocimiento suficiente para que tome sus propias decisiones con libertad para proteger su salud y su economía”, comentó el diputado de Vox Juan Luis Steegmann. La socialista Josefa Andrés defendió la capacidad de las mascarillas para evitar contagios y ha reivindicado que el Gobierno ha ido modulando su posición respecto a esta protección según ha avanzado la pandemia.
El PP se abstuvo en la votación sobre la propuesta de Vox y votó en contra cuando Ciudadanos llevó el tema al Congreso el 10 de marzo. En el debate sobre la propuesta del grupo naranja (que se vota el jueves), la diputada Ana Pastor fue muy crítica: “No hay un informe científico que diga que las mascarillas hay que eliminarlas. Ese efecto barrera es fantástico para la salud”. Sin embargo, varios de los cargos públicos del PP han manifestado que pronto estarán de acuerdo con retirar la obligación. Por ejemplo, este lunes, el consejero gallego de Sanidad, Julio García Comesaña: “Yo creo que es pronto todavía, y si en el entorno de la Semana Santa, antes o después, puede darse ese paso Galicia desde luego no se opondrá”. Otros, como el responsable del área en la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, defienden el final de las mascarillas en interiores desde principios de marzo.
José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y ex secretario general de Sanidad (2005-2011), rechaza la idea de abandonar las mascarillas en interiores: “Sinceramente, creo que no toca todavía. Tenemos tasas de incidencia muy altas. Son mayores de lo que pensamos, ya que se ha relajado la vigilancia. Para ir liberando restricciones deberíamos estar en una incidencia por debajo de 50 y de forma sostenida en el tiempo”. Recuerda que los que se infectan “pueden acabar en el hospital”, especialmente los vulnerables, aunque estén inmunizados, y que sigue habiendo un grupo de personas que no están vacunadas.
“Hubo un momento”, continúa el epidemiólogo Salvador Peiró, “en que pensé que era el momento de preparar el final de las mascarillas en interiores, cuando parecía que ahora íbamos a tener una incidencia por debajo de 100”. Se refiere a hace semanas, cuando los contagios caían en picado. Pero ahora, con casi medio millar de puntos de incidencia, asegura: ”Creo que deberíamos esperar, es lo más sensato”. “La ministra ha pasado del ‘más pronto que tarde’ a ‘vamos a esperar’. Me parece prudente”, añade. Cree que las administraciones deben aguardar a ver cómo afecta el cambio en la política de cuarentenas y, en torno a “finales de abril, según vayan los datos”, volver a valorarlo. “Las reducciones de aforos te quitan caja, pero la mascarilla no. Es solo una molestia. Podemos mantenerla con poco daño”, finaliza.