Alemania para la desescalada y anuncia un estricto confinamiento en Semana Santa ante una situación “muy grave”
La mayoría de los comercios cerrarán del 1 al 5 de abril. Merkel avanza que se exigirá una PCR negativa a los viajeros desde cualquier país, aunque no sea de riesgo
La situación que atraviesa Alemania es “muy grave”, ha dicho la canciller, Angela Merkel, en la madrugada de este martes, tras una reunión de casi 12 horas con los líderes regionales del país para decidir qué medidas tomar ante el avance del coronavirus. El Gobierno federal y los Estados acordaron parar la tímida desescalada que había empezado hace dos semanas porque “el número de casos está aumentando exponencialmente y l...
La situación que atraviesa Alemania es “muy grave”, ha dicho la canciller, Angela Merkel, en la madrugada de este martes, tras una reunión de casi 12 horas con los líderes regionales del país para decidir qué medidas tomar ante el avance del coronavirus. El Gobierno federal y los Estados acordaron parar la tímida desescalada que había empezado hace dos semanas porque “el número de casos está aumentando exponencialmente y las camas de cuidados intensivos se están llenando de nuevo”, aseguró Merkel. El país se paralizará casi por completo en Semana Santa: entre el 1 y el 5 de abril permanecerán cerrados todos los comercios, salvo las tiendas de alimentación, que solo podrán abrir el día 3, y se prohibirán las reuniones al aire libre.
La canciller compareció ante la prensa pasadas las tres de la madrugada para anunciar que el confinamiento que lleva vigente en Alemania desde noviembre tiene que prolongarse hasta el 18 de abril. Bares, restaurantes, gimnasios y museos seguirán cerrados hasta entonces. Hace dos semanas, Merkel y los presidentes de los 16 länder acordaron empezar a abrir poco a poco la vida pública. Permitieron, por ejemplo, que el comercio no esencial pudiera abrir con cita previa y se preveía la apertura de la hostelería en el exterior. El aumento de la incidencia lo ha hecho imposible, según la canciller. Las reuniones privadas, que se habían relajado para permitir el encuentro de más personas, vuelven a quedar restringidas a una sola unidad de convivencia, además de la propia, y a un máximo de cinco personas.
El país obligará a todos los viajeros a presentar un test PCR negativo cuando lleguen de cualquier país del mundo, aunque no sea considerado de riesgo. Hasta ahora, en la mayoría de casos solo se exigía una cuarentena de 10 días a la vuelta de zonas de riesgo, que podía reducirse a cinco tras un test negativo. Hace unos días, el Instituto Robert Koch, competente en la materia, eliminó a las islas Baleares y a otros territorios del listado de zonas de riesgo, lo que en la práctica equivalía a permitir el turismo al no ser necesaria la cuarentena a la vuelta. La decisión provocó protestas del sector turístico alemán y de los Estados federados donde este sector es más pujante, ya que dentro de Alemania está prohibido pernoctar en hoteles si no es por motivos laborales.
Los nuevos contagios llevan tres semanas subiendo. Este martes la incidencia acumulada está en 108 casos por 100.000 habitantes en siete días, cuando a mitad de febrero este indicador rondaba los 60 casos por 100.000 habitantes. En España la incidencia a siete días está en 62,5. En Baleares, en 26,4. Alemania va notando cómo la presión vuelve a incrementarse en las unidades de cuidados intensivos, donde actualmente hay ingresadas más de 3.000 personas.
Merkel y los líderes regionales tuvieron que interrumpir su reunión por videoconferencia horas después de su inicio, pasadas las tres de la tarde. Según publicó la prensa alemana, no conseguían ponerse de acuerdo en las medidas. La canciller abogaba por endurecer las restricciones mientras algunos Estados federados presionaban para permitir el turismo interior y para seguir desescalando. Finalmente, pasadas las tres de la madrugada, Merkel salió acompañada del alcalde de Berlín, Michael Müller, y del presidente de Baviera, Markus Söder.
Alemania, advirtió la canciller, sufre “una nueva pandemia” que es “claramente más letal, claramente más infecciosa y contagiosa durante más tiempo”. La penetración de las nuevas variantes del coronavirus ya es muy elevada en el país. Según los últimos datos del Instituto Robert Koch, hasta un 75% de los nuevos casos están provocados por la variante británica.
Las restricciones de Semana Santa son las más duras que se han impuesto en el país desde el inicio de la pandemia. Merkel y los líderes regionales acordaron alargar las vacaciones oficiales, de forma que también se considerarán días festivos el jueves 1 y el lunes 5. En ese periodo las tiendas de alimentación solo podrán abrir el sábado 3 y todo el resto del comercio permanecerá cerrado. Tampoco podrán celebrarse misas y otros actos religiosos de forma presencial.
La vacunación avanza muy despacio en Alemania, como en el resto de la Unión Europea. Hasta ahora se han administrado 11,1 millones de dosis, de forma que un 9,2% de la población alemana ha sido inmunizada al menos con una dosis de la vacuna. Los mayores de 80 años han sido considerados grupo prioritario desde el primer día, al contrario que en España, donde se vacunó primero a personas jóvenes que trabajan en el sector sanitario. El 60% de los ciudadanos alemanes de más de 80 años tienen al menos una dosis. En España se desconoce este porcentaje.