Se abre el telón para los mayores inmunizados: “Salir de la residencia nos ha devuelto la esperanza”
170 ancianos que ya han sido vacunados contra la covid acuden al teatro en su primer día fuera de sus centros sociosanitarios en Madrid
Los nervios han asaltado este miércoles a Inmaculada Arévalo nada más despertarse. No podía creer que fuera a salir de la residencia Los Nogales Pacífico, de Madrid, donde llevaba encerrada casi un año, para ir al teatro. A punto ha estado de cancelar su asistencia. “No me veía preparada, pero al final me he puesto mis mejores galas”, afirma esta mujer de 65 años mientras señala su poncho verde. La ocasión lo merecía. El Tea...
Los nervios han asaltado este miércoles a Inmaculada Arévalo nada más despertarse. No podía creer que fuera a salir de la residencia Los Nogales Pacífico, de Madrid, donde llevaba encerrada casi un año, para ir al teatro. A punto ha estado de cancelar su asistencia. “No me veía preparada, pero al final me he puesto mis mejores galas”, afirma esta mujer de 65 años mientras señala su poncho verde. La ocasión lo merecía. El Teatro EDP Gran Vía ha celebrado este miércoles un espectáculo para los mayores de residencias de Madrid que ya han recibido la vacuna contra el coronavirus. Ha sido su primera salida desde el confinamiento.
Los asistentes han llegado con antelación en coches, minibus o paseando por la Gran Vía. Muchos han aparecido con abrigos largos y corbata, la mayoría de ellas enfundadas en joyas e incluso algunas iban envueltas en abrigos de piel. Entre conversaciones y risas, han entrado a la sala donde disfrutaron de un monólogo sobre la tercera edad del actor y humorista Santi Rodríguez. El nuevo protocolo aplicable a las residencias de ancianos de la Comunidad permite la libre salida y entrada de residentes vacunados.
“Hoy era nuestra oportunidad de compensarles todo el esfuerzo que han hecho”, dice Santi Rodríguez, quien cree que la cultura y el humor son la mejor solución para apoyar a los mayores. A la función acudieron 170 residentes y 50 trabajadores sociosanitarios de siete centros.
Juan González, un residente, confiesa estar “muy emocionado” por acudir al teatro. A veces se le olvidan las cosas, como su edad, pero nunca la soledad que ha sentido desde que empezó la pandemia. “He echado mucho de menos a mi familia. Solo quería ver a mi tía, a mi sobrino, comer con ellos y pasear”, cuenta entre lágrimas. Recibió la vacuna en enero.
El aislamiento ha tenido importantes consecuencias para la salud de los mayores, según Miriam Aranda, directora de la residencia Las Azaleas. “Les ha afectado mucho a nivel funcional y cognitivo. Al principio estaban desorientados y se han sentido muy tristes”, afirma. Cree que salir de la residencia va a tener efectos muy positivos en su estado de ánimo. “No había más que verles hoy, incluso se han levantado antes de tiempo por la ilusión”, añade.
Algunas risas desatadas inundaron la sala durante la función. Inmaculada seguía sin creérselo. “Estoy muy sorprendida por haber podido salir”, confiesa. Esta mujer, que llevaba “mucho tiempo” sin ir al teatro, es una férrea amante de la cultura, la poesía y el rock. “Estos meses he pasado los días leyendo y escuchando música para no pensar en lo demás”, cuenta.
Marcial Gómez, residente de Orpea Las Rosas, también se ha refugiado en la lectura. Estos meses han sido más que duros para este hombre de 81 años, que padece cáncer y en abril estuvo hospitalizado por covid. “Me dieron 48 horas y lo que más me afectaba era preocupar más a mis hijas” recuerda. “Salir de la residencia nos ha devuelto la esperanza”, asegura. Jesús Cubero, de la Asociación Estatal de Servicios Residenciales de la Tercera Edad (Aeste), celebra esta primera salida. “Ahora debemos flexibilizar las medidas, pero siempre con sentido común para no volver a lo que hemos vivido”, añade.
Juan alza sus brazos y aplaude con efusividad al terminar el espectáculo. Su celebración se funde con los vítores de sus compañeros.
Ayuda entre los ancianos y sus cuidadores
Cristina Varela, cuidadora en la residencia Los Nogales Pacífico, recuerda el miedo que sentía de contagiar a los residentes. A veces intentaba ocultar su malestar a los ancianos. “Al final se daban cuenta, aunque yo llevara mascarilla, pero siempre me animaban”, afirma. La pandemia también ha puesto contra las cuerdas al profesional sociosanitario de las residencias, no solo a los de los hospitales. “Estos trabajadores han estado sometidos a grandes niveles de estrés”, según Jesús Cubero, de la Asociación Estatal de Servicios Residenciales de la Tercera Edad (Aeste). La ayuda mutua entre residentes y cuidadores ha mantenido con fuerza a Varela. Además, la vacuna y esta primera salida de los mayores le da esperanza. “Ahora solo nos queda recordarles que queda menos para que recuperen su vida”, afirma.