Alemania alarga su confinamiento hasta el 14 de febrero y considera cerrar fronteras si otros países no toman medidas
La hostelería, el comercio no esencial y los colegios seguirán cerrados y se exigirán mascarillas más eficaces, según han acordado el Gobierno federal y los estados, para evitar el impacto de la variante británica
Los alemanes llevan dos meses y medio de cierre prácticamente total de la vida pública, y aún van a tener que seguir dos semanas más de lo previsto, hasta el 14 de febrero. Así lo ha acordado este martes el Gobierno de Angela Merkel en una reunión celebrada con los líderes de los 16 Estados federados. Una cita prevista para el día 25 pero adelantada ante la evolución de la pandemia en Alemania y el miedo al ...
Los alemanes llevan dos meses y medio de cierre prácticamente total de la vida pública, y aún van a tener que seguir dos semanas más de lo previsto, hasta el 14 de febrero. Así lo ha acordado este martes el Gobierno de Angela Merkel en una reunión celebrada con los líderes de los 16 Estados federados. Una cita prevista para el día 25 pero adelantada ante la evolución de la pandemia en Alemania y el miedo al efecto que pueda tener la variante británica en el crecimiento de los contagios.
Con una situación mucho mejor que la de España (donde la incidencia es de 384 casos por 100.000 habitantes en siete días frente a los 132 de Alemania), la canciller y los presidentes de los Länder quieren evitar la posible expansión de la variante más contagiosa del coronavirus. “Tenemos que actuar ahora”, dijo Merkel en una rueda de prensa casi a las diez de la noche, tras una reunión de más de siete horas. Según la televisión pública ARD, a los políticos les costó ponerse de acuerdo sobre si es necesario endurecer alguna de las medidas actuales o imponer nuevas, como el toque de queda nocturno, que fue considerado pero finalmente no se aprobó. Antes de empezar todos estaban de acuerdo en prolongar las restricciones actuales, que debían acabar el 31 de enero, dos semanas más.
Entre las nuevas medidas destaca la de exigir mascarillas “médicas” en los comercios y el transporte público, donde ya no se podrá entrar con cubrebocas de tela. Los ciudadanos podrán usar mascarillas FFP2, NK95 o las quirúrgicas, más baratas que las anteriores pero también con buena protección. “Es necesario reducir los contactos”, señaló Merkel, que también avanzó que el ministro de Trabajo, Hubertus Heil, ya está preparando una nueva norma que regule que solo los trabajadores cuya presencia física en la empresa sea necesaria se desplacen. Todas las empresas que puedan teletrabajar deberán hacerlo.
A pesar de las restricciones, los contagios diarios se mantienen en Alemania en una meseta de entre 15.000 y 20.000, muy por encima de lo que el Gobierno considera aceptable. Bares y restaurantes, además del ocio, el deporte y la cultura, cerraron a principios de noviembre y no han vuelto a abrir. En diciembre se sumaron los comercios no esenciales. Los colegios también permanecen sin clases desde mediados de diciembre. Merkel aseguró que la variante parece ser más contagiosa en niños y jóvenes y dijo ser consciente de las “increíbles restricciones” que están sufriendo los padres.
Cierre de fronteras
La Comisión Europea reclamó este lunes que se mantengan abiertas las fronteras entre los Estados miembros, en un momento en el que algunos se están planteando poner trabas a la movilidad entre países. Uno de ellos es Alemania. Merkel aseguró ante los periodistas que quizá haya que considerar el cierre fronterizo si otros países europeos no toman medidas ante el avance del coronavirus y especialmente de la nueva mutación. “Da igual lo que hagamos, pero no tendremos éxito si los otros no trabajan en paralelo”, señaló.
El lunes el portavoz de Merkel, Steffen Seibert, ya había avanzando esta postura del Gobierno al señalar que la canciller espera que los vecinos trabajen “juntos y con medidas comparables”. El próximo jueves los líderes europeos se reúnen por videoconferencia en una cumbre temática sobre la pandemia y Alemania, que tiene frontera con nueve países, pondrá sobre la mesa la necesidad de tomar medidas homogéneas.
La ligera caída de las infecciones y de la presión hospitalaria en las UCI no tranquiliza a los científicos que asesoran al Gobierno alemán, que han comunicado la necesidad de tomar medidas todavía más restrictivas como “precaución”, dijo Merkel, ante la variante británica. Los virólogos, epidemiólogos y bioinformáticos con los que consulta la canciller creen que, si no se actúa con firmeza y a tiempo, podría reproducirse la situación que vive el Reino Unido, que este martes ha comunicado 1.610 muertes, la cifra más alta de toda la pandemia.
El confinamiento alemán no es como el que vivió España en marzo y abril —siempre se ha permitido salir a la calle a pasear o hacer ejercicio— pero a efectos prácticos es muy similar: excepto por la actividad laboral, no hay ningún sitio a cubierto adónde ir, salvo las tiendas de alimentación, farmacias y librerías, que se consideran esenciales.
El máximo de contagios en Alemania se registró el 18 de diciembre con 33.777 nuevos casos diarios y el de fallecidos, el jueves pasado, con 1.244. Este martes se han comunicado casi 989 muertes y 11.369 contagios. El ministro de Sanidad, Jens Spahn, sugirió el lunes en la cadena ARD que las restricciones se prolongarían. Explicó que las cifras indican una mejoría, pero que no puede bajarse la guardia por el riesgo que suponen las variantes del virus detectadas en el Reino Unido y Sudáfrica. La incidencia acumulada a siete días (132 casos por 100.000 habitantes) es casi el triple de la que el Instituto Robert Koch considera aceptable (50). Reducir los casos por debajo de ese umbral es también el objetivo que se ha marcado el Gobierno, recordó Merkel.
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