El número de abortos crece ligeramente en España por tercer año consecutivo
En 2019 se practicaron 99.149 interrupciones, un 3,37% más que el año anterior
A lo largo de 2019 se practicaron 99.149 abortos en España, 3.232 más que en 2018. Es el tercer año consecutivo en el que crece el número de interrupciones voluntarias de embarazo, según indica el informe anual elaborado por el Ministerio de Sanidad, cuya nueva edición ha sido publicada este martes. El alza en el número de abortos es moderada (3,37%), pero superior a la que reflejó el informe del año pasado (1,91%) y el del anterior (1,07%). La tasa de abortos por cada 1.000...
A lo largo de 2019 se practicaron 99.149 abortos en España, 3.232 más que en 2018. Es el tercer año consecutivo en el que crece el número de interrupciones voluntarias de embarazo, según indica el informe anual elaborado por el Ministerio de Sanidad, cuya nueva edición ha sido publicada este martes. El alza en el número de abortos es moderada (3,37%), pero superior a la que reflejó el informe del año pasado (1,91%) y el del anterior (1,07%). La tasa de abortos por cada 1.000 mujeres es de 11,53, el dato más alto desde 2013. “No es una subida preocupante. Tiene que ver con factores demográficos, no con cambios sustanciales en el acceso al aborto o a anticonceptivos”, dice Isabel Serrano, ginecóloga y portavoz de la Federación de Planificación Familiar.
Ese factor demográfico es, principalmente, el crecimiento de la población inmigrante. En 2019, año que analiza el informe de Sanidad —así que la pandemia no ha tenido incidencia en los datos—, había 239.658 mujeres extranjeras más en España que en 2016. Y las mujeres inmigrantes abortan más que las nacidas en España: las extranjeras representan el 10,42% de las mujeres, pero en ellas se practica el 37,44% de los abortos. “Ha crecido la población inmigrante en los últimos años, lo que implica un número mayor de mujeres en edad reproductiva. Es el principal motivo de la subida que muestra el informe de Sanidad”, reflexiona Francisca García, presidenta de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo. Antes de estos tres años consecutivos de subidas en el número de abortos se encadenaron cinco de caídas, en el periodo de 2012 a 2016: “Entonces, la crisis económica hizo que muchas mujeres en edad reproductiva emigrasen o dejasen de venir a España”, añade García.
Las dos expertas coinciden en la importancia de que las Administraciones públicas consigan que todas las mujeres, en especial las extranjeras, accedan a métodos anticonceptivos y a una mejor educación sexual. “Se debe desarrollar una estrategia común con las comunidades autónomas, como contempla la legislación aunque no se está haciendo, y se debe desarrollar con igualdad en todos los territorios”, dice García. Por autonomías, Cataluña es en la que se practican más abortos (14,72 por cada 1.000 mujeres), seguida de Islas Baleares (13,88) y la Comunidad de Madrid (13,05). Las que menos son La Rioja (6,18), Galicia (6,41) y Extremadura (6,43). Las diferencias tienen una raíz demográfica: en las primeras hay más población joven que en las últimas.
Más allá del crecimiento a nivel nacional, Serrano cree que el informe de Sanidad consolida tendencias “positivas”. La mayoría de los abortos son tempranos: el 70,97% se realizan en las primeras ocho semanas de gestación y el 23,63%, entre la novena y la decimocuarta semana. “Cada año se consolida más el hecho de que las mujeres intentan evitar abortos avanzados”, comenta la portavoz de la Federación de Planificación Familiar. A partir de la semana 14, la mujer debe declarar riesgos para su salud (hasta la semana 22) o malformaciones fetales (sin plazo) para abortar. Así, solo el 5,4% de los abortos se practican pasado ese plazo. “En España las mujeres acceden con facilidad y seguridad al aborto antes de la semana ocho y la 14, lo que muestran que nuestras leyes —la normal en vigor es la ley de plazos de 2010— garantizan poder elegir sobre la maternidad”, añade García.
El 90,9% de los casi 100.000 abortos se realizaron sin que la mujer alegase un motivo concreto, un porcentaje que crece ininterrumpidamente desde 2014. “Esto indica una normalización y un amplio conocimiento sobre el aborto entre las mujeres”, comenta Serrano. De los restantes, el 5,85% se practicó por grave riesgo para la vida o la salud de la embarazada y el 2,93% por riesgo de graves anomalías en el feto. La alusión a estos dos motivos para la interrupción del embarazo lleva seis y cinco años cayendo, respectivamente. El 0,32% de los abortos se realizaron por anomalías fetales incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable.
Cambios en el perfil de la mujer que aborta
El grupo de mujeres que más interrumpe el embarazo es el de 20 a 24 años (18,71 por cada 1.000 mujeres de esas edad), seguido del de 25 a 29 años (17,49) y de 30 a 34 años (14,50). Después se encuentran las de 35 a 39 (10,08), las de 19 o menos (9,19) y las de 40 o más (4,18). Es un panorama con diferencias sustanciales respecto a 2010: entonces, la tasa entre mujeres de 19 o menos era mucho mayor (13,05) y era el tercer grupo de edad con mayor valor en este índice, mientras que ahora es el quinto. “Se restringe cada vez más el embarazo adolescente. Estas mujeres cada actúan con más responsabilidad”, dice García. En la última década también ha caído esta tasa entre las mujeres de entre 20 y 24 años y, a la par, ha subido en todos los rangos a partir de los 30 años.
Por nivel de estudios, el mayor porcentaje de mujeres que abortaron en 2019 se da entre las que terminaron sus estudios una vez graduadas en ESO (32,71%) y en bachillerato y ciclos de FP (32,37%). El 17,79% tenían estudios universitarios y el 13,88% habían dejado los estudios al terminar primaria. Cabe destacar que con el paso de los años cae el porcentaje de abortos sobre el total de las mujeres con menos estudios y crece entre las mujeres más formadas: en 2011, las mujeres cuyos estudios terminaron en ESO o antes representaban el 60,11% de los abortos y, en 2019, el 48,38%. De forma paralela, las mujeres con estudios de bachillerato o universitarios eran el 36,78% en 2011 y en 2019, el 50,16%.
Serrano considera que esta evolución se puede deber a dos cambios estructurales: “El acceso a métodos anticonceptivos y a la educación sexual ha mejorado muchísimo en los últimos años, de manera que es normal que haya menos embarazos no deseados entre las mujeres con menor formación académica. Y los bajos salarios de la juventud pueden justificar el hecho de que haya crecido la proporción de mujeres mayores de 30 que deciden abortar.