Francia entra en su segundo confinamiento porque “no hay otra solución”
El país entra en la medianoche del jueves al viernes en un nuevo confinamiento que obligará a cerrar 200.000 comercios, pero no los colegios
La entrada en un nuevo confinamiento nacional ha sumido a Francia en una nueva oleada de angustia —reforzada por la también renovada amenaza terrorista tras un brutal atentado en Niza— que el Gobierno intenta calmar asegurando que, esta vez, las restricciones están más ajustadas para impedir u...
La entrada en un nuevo confinamiento nacional ha sumido a Francia en una nueva oleada de angustia —reforzada por la también renovada amenaza terrorista tras un brutal atentado en Niza— que el Gobierno intenta calmar asegurando que, esta vez, las restricciones están más ajustadas para impedir un frenazo total de la economía y evitar un desbarajuste familiar, motivo por el cual los niños volverán a clase la semana que viene. Eso sí, con mascarilla a partir de los seis años y no ya solo los mayores de 11, como venía siendo hasta ahora, en un nuevo refuerzo de los protocolos sanitarios.
Pese a la dureza de la decisión, que el Gobierno francés había tratado de evitar a toda costa, “no hay otra solución” ante la rápida y brutal expansión del virus, ha reiterado el primer ministro, Jean Castex, este jueves, en el que la cifra de contagios volvió a rozar los 50.000.
Sin embargo, hay cambios sustanciales respecto al confinamiento nacional de mediados de marzo hasta el 11 de mayo. Guarderías y escuelas de primaria y secundaria seguirán abiertas, para impedir que los alumnos más vulnerables vuelvan a correr riesgo de quedar retrasados y para permitir que sus padres puedan trabajar con más calma. Eso sí, no solo deberán llevar ahora mascarilla todos los mayores de seis años, también se ha endurecido el protocolo de limpieza y ventilación de las aulas, así como las medidas para reducir las aglomeraciones en los pasillos y patios de las escuelas, ha dicho el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.
Del mismo modo, aunque numerosos sectores, especialmente la hostelería y restauración, la cultura y espectáculos, vuelven a tener que cerrar sus puertas, la lista de comercios indispensables se ha alargado para poder permitir que un máximo de trabajadores, todos aquellos cuya presencia física se requiere, puedan continuar sus actividades. Todos aquellos que tengan esa capacidad, podrán además ofrecer servicios de envío y recogida de productos. En total, unos 200.000 comercios se verán afectados por la nueva orden de cierre, aunque recibirán una vez más ayudas estatales, que le costarán al Estado unos 15.000 millones de euros suplementarios por mes, dijo el ministro de Economía, Bruno Le Maire.
“La economía francesa tiene bases sólidas. Hoy afrontamos una nueva prueba sanitaria, pero la superaremos, como superamos las consecuencias del confinamiento. Hay que creer en la economía francesa, es potente y ágil, y lo logrará”, confió Le Maire en una comparecencia con el resto del gabinete para explicar detalles del confinamiento anunciado la víspera por el presidente, Emmanuel Macron.
Desde la medianoche del jueves al viernes y al menos hasta el 1 de diciembre, toda salida de casa deberá estar justificada y refrendada por una declaración jurada que especifique el motivo de abandono del domicilio. Salvo para ir a trabajar —los que no puedan teletrabajar— o a acompañar a sus hijos a clase, motivos que contarán con un justificante propio, los franceses deberán volver a rellenar un documento, como durante el primer confinamiento de la primavera, cada vez que salgan para hacer una compra, ir al médico, acompañar a una persona dependiente, efectuar una gestión oficial o acudir a una convocatoria judicial. También se podrá salir, durante una hora máximo y solo en un radio de un kilómetro de casa, para “tomar el aire”, pasear a la mascota o hacer ejercicio individual y al aire libre, como el jogging. El fútbol o el baloncesto vuelven a estar prohibidos, ha precisado Castex.
Tampoco estará permitido viajar entre regiones, ni siquiera para desplazarse hasta un segundo domicilio. Tal como adelantó Macron la víspera, las fronteras interiores europeas se mantendrán abiertas, no así las exteriores.
Aunque las medidas entrarán de inmediato en vigor —y bajo amenaza de multa de 135 euros por incumplimiento—, habrá una cierta laxitud hasta el fin de semana, para permitir que las decenas de miles de franceses aún en vacaciones escolares por Todos los Santos regresen a sus domicilios a tiempo para la vuelta a clase, salvo para los universitarios, que deberán continuar sus cursos a distancia.
El confinamiento fue sometido este jueves a un voto parlamentario no vinculante que se vio interrumpido por el atentado de Niza. Mientras que en la Asamblea Nacional, donde el Gobierno tiene mayoría, la medida pasó sin problemas con 399 votos a favor contra 27 en contra, en el Senado, dominado por la oposición de derecha indignada por la falta de consultas para decidir las nuevas restricciones, el reconfinamiento fue rechazado por 178 votos en contra, frente 130 a favor y 27 abstenciones.
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