Navarra paga las “no fiestas” y el ocio en locales privados

El Ejecutivo de Chivite deja abiertas opciones más duras si el confinamiento no invierte la curva de la epidemia

Una pareja pasea por la calle de la Estafeta, este martes en Pamplona.JESUS CASO
Pamplona -

La plaza del Castillo de Pamplona late bajo la lluvia como si no pasara casi nada. Apenas hay señales en el corazón de la capital que permitan atisbar la gravedad de la situación. Y eso que los navarros siguen recibiendo malas noticias en plena cuenta atrás para cerrar la comunidad. Los últimos datos suman 578 nuevos contagios después de realizar 4.156 pruebas PCR y test de antígenos, ...

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La plaza del Castillo de Pamplona late bajo la lluvia como si no pasara casi nada. Apenas hay señales en el corazón de la capital que permitan atisbar la gravedad de la situación. Y eso que los navarros siguen recibiendo malas noticias en plena cuenta atrás para cerrar la comunidad. Los últimos datos suman 578 nuevos contagios después de realizar 4.156 pruebas PCR y test de antígenos, un 13,9% de positivos cuando el umbral para considerar controlada la pandemia es del 5%. Navarra será la primera autonomía en cerrarse al exterior para intentar frenar la transmisión del coronavirus en la segunda ola de las transmisiones. A las 00.00 de este jueves no se podrá entrar ni salir debido a que la incidencia acumulada triplica la media del resto de España.

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Esa falsa normalidad solo la altera un grupo de hosteleros pamploneses que protesta con una cacerolada por el cierre de la hostelería a partir del jueves. “Si con eso se arreglara”, dice un camarero en uno de los locales históricos del centro mientras en la radio el alcalde de la ciudad, Enrique Maya, apunta como los auténticos responsables a los jóvenes: “El problema está en los botellones y en los pisos”, acusa. Sin embargo, la pregunta de por qué le pasa esto a la comunidad Navarra sigue siendo el dilema de muchos de sus vecinos. El Gobierno sabe que están ante la última oportunidad de revertir la curva antes de tener que afrontar decisiones mucho más duras como cierre de barrios o el toque de queda.

El catedrático de microbiología de la Universidad Pública de Navarra Gerardo Pisabarro cree que no hay un solo factor que explique la situación de Navarra, pero está convencido de que la manera de disfrutar del ocio de muchos jóvenes y cuadrillas de mediana edad, a puerta cerrada, en lugares con poca ventilación y en los que hay que hablar más alto por el nivel de la música, como en las bajeras (locales) o las sociedades gastronómicas, es uno de ellos, que se suma a la celebración de las llamadas “no fiestas” desde julio hasta mediados de octubre. “Ese concepto del txoko no es imaginable en otros lugares con mejor clima, en los que se vive y se disfruta más en la calle, y hay un factor psicológico muy peligroso y es que en familia o entre amigos no te puede pasar nada, y eso no es cierto”, advierte.

Hay datos que lo avalan. Por edad, el grupo mayoritario de contagios en esta segunda ola es el de 45 a 59 años, con el 25%, y el de 30 a 44 años, con el 22% del total. Pero si sumamos el grupo de menores de 15 años y el de 15 hasta 29, resulta el 35% de los nuevos infectados en la segunda ola. Pasa lo mismo en los colegios mayores, o incluso en los colegios, aunque la tasa de positividad colegial en Navarra ha sido solo del 8%. “Navarra es una ciudad universitaria a la que viene mucha gente y con una dimensión reducida, como Granada, en la que ha habido datos muy altos y también es una ciudad universitaria, y es posible que algunos de los casos llegan para quedarse y aquí se extienden”.

Manifestación de hosteleros por las nuevas medidas restrictivas en Navarra, este martes en Pamplona. JESUS CASO

“Es cierto que hay un estadístico en el que Navarra hace tiempo presenta niveles preocupantes por encima del 5% que se pone como umbral para tener controlada una pandemia”, reconoce el investigador del centro público Navarrabiomed Julián Librero, en referencia a las PCR positivas del conjunto de las realizadas. Pero advierte de que para interpretarlo hay que saber que el sistema de alerta montado en la atención primaria y hospitalaria es muy efectivo y aumenta la probabilidad de que se detecten positivos. “Un segundo aspecto es que no se han utilizado demasiado los test masivos que diluyen la tasa de positividad”, advierte. Navarra es la comunidad autónoma que más pruebas diagnósticas de covid-19 realiza respecto a su población: 480,39 por cada mil habitantes cuando la media estatal se sitúa en las 247,05 por cada mil habitantes, lo que en opinión de los especialistas hace que la fotografía de la pandemia sea mucho más nítida que en aquellas que se hacen cribados generales. Todos los especialistas consultados aseguran que en Navarra la pandemia no está descontrolada y que fruto de ello es que la presión sobre el sistema hospitalario todavía es baja, aunque creciente, semana a semana.

La calma del centro de Pamplona no tiene nada que ver con la actividad del complejo hospitalario de Navarra. Las ambulancias entran y salen sin descanso. Jesús Castilla, investigador del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra, especialista en vigilancia epidemiológica, sostiene que la difusión de la gripe puede dar pautas de por qué Navarra tiene esas altas cifras de coronavirus. En su opinión la temperatura y la humedad ambiental es otro factor. “Un navarro va a pasar a lo largo de su vida de media unas 10 gripes mientras un ciudadano de Sevilla no tendrá más de seis. Y eso es en parte por las condiciones ambientales, las mismas que hacen que la gente organice parte de su ocio de otras maneras y les obliga, en las zonas más frías, a meterse en lugares cerrados y por lo tanto más expuestas al contagio”, explica. “Cuando hay picos de gripe aquí también son más altos, y ahora vamos por delante, como antes fue Madrid o Cataluña”, reflexiona.

De entre los datos estadísticos que maneja Navarrabiomed y que explica el investigador Julián Librero destacan los que advierten de que un porcentaje significativo de los contagios se dan en el interior de las viviendas, algo preocupante cuando nos enfrentamos al invierno y más todavía cuando el 10% de la población vive en unidades convivenciales de cinco miembros o más. También describen en el caso de los navarros, la incidencia que está teniendo la enfermedad en la población en relación con sus recursos. “Los parados, sin ingresos, renta mínima, etcétera, tienen un riesgo 390% mayor de contraer el virus que quienes tienen rentas entre 18.000 y 100.000 euros anuales”.

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