Europa fracasa con las emisiones del transporte: los coches nuevos expulsan de media más carbono

La irrupción de los SUV o todoterrenos, más pesados y menos eficientes, provoca el incremento de este gas que sobrecalienta el planeta

Un atasco en la Gran Via de Barcelona, en una imagen de archivo.Massimiliano Minocri

El transporte por carretera cada vez aparece con más claridad como el principal problema al que se enfrenta Europa en la lucha contra el cambio climático. Porque, lejos de apreciarse una tendencia a la baja, las emisiones de efecto invernadero de los coches nuevos que se venden siguen creciendo de media. Así lo ha expuesto este viernes la Agencia Europea del Medio Ambiente (Aema), que apunt...

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El transporte por carretera cada vez aparece con más claridad como el principal problema al que se enfrenta Europa en la lucha contra el cambio climático. Porque, lejos de apreciarse una tendencia a la baja, las emisiones de efecto invernadero de los coches nuevos que se venden siguen creciendo de media. Así lo ha expuesto este viernes la Agencia Europea del Medio Ambiente (Aema), que apunta claramente como responsable al incremento de las ventas de los conocidos como SUV o todoterreno, vehículos mucho más pesados y menos eficientes que el resto de turismos.

En 2019 las emisiones medias de dióxido de carbono ―el principal de los gases de efecto invernadero— de los 15,5 millones de turismos nuevos matriculados en los 27 países miembros de la UE además de Islandia, Noruega y Reino Unido alcanzaron los 122,4 gramos por kilómetro recorrido, lo que supone 1,6 gramos más que el año anterior. Entre 2010 y 2016 estas emisiones medias se redujeron considerablemente; pero esa tendencia se rompió en 2017.

En un principio, muchos achacaron este fenómeno al aumento de las ventas de motores de gasolina en detrimento de los de diésel, una tendencia que comenzó con el escándalo del dieselgate. En 2019, el 63% de todos los turismos vendidos en Europa fueron gasolina, frente al 32% de diésel. Históricamente, los diésel han emitido menos dióxido de carbono que los de gasolina por kilómetro recorrido. Pero este viernes la Aema ha empezado a desmontar ese relato: “De media, las emisiones de dióxido de carbono de los automóviles diésel (127,0 gramos por kilómetro) ahora están muy cerca de las de los automóviles de gasolina (127,6 gramos por kilómetro)”. Eso sí, los diésel siguen siendo más contaminantes ―la contaminación no es lo mismo que el cambio climático― que los de gasolina ya que expulsan más óxidos de nitrógeno.

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Por el contrario, la Aema ha señalado directamente a los SUV como responsables de que las emisiones de efecto invernadero de los turismos no se consigan encauzar: “Alrededor del 38% de las matriculaciones de automóviles nuevos fueron SUV”. “En comparación con otros automóviles en el mismo segmento”, explica esta agencia, “los SUV suelen ser más pesados y tienen motores más potentes y frontales más grandes”. Todas estas características hacen que consuman más combustible y, por lo tanto, emitan más gases de efecto invernadero. “La mayoría de los SUV nuevos registrados funcionaban con gasolina, con emisiones promedio de 134 gramos de dióxido de carbono por kilómetro”, añade la Aema. Además, todos los coches, no solo los todoterreno, son cada vez más pesados.

La irrupción de los vehículos eléctricos y de los híbridos enchufables sigue sin ser suficiente para romper con la tendencia del incremento de las emisiones de dióxido de carbono, que están asociadas a los motores de combustión. En total, estos dos tipos de coches supusieron el 3,5% de todas las ventas de turismos, frente al 2% de 2018. Pero la mitad de todos los eléctricos se vendieron solo en tres países: Noruega, Alemania y los Países Bajos.

El incremento de las emisiones de dióxido de carbono en los últimos años va en contra de las metas que ha fijado la Unión Europea para los fabricantes de automóviles. El conjunto de los coches que venda una firma al año a partir de este 2020 no podrá superar de media los 95 gramos por kilómetro recorrido, una meta que parece inalcanzable si se tienen en cuenta los datos que acaba de hacer públicos la Agencia Europea del Medio Ambiente. Los fabricantes que incumplan serán sancionados.

Estos datos de emisiones también llegan en un momento en el que están en debate ayudas al sector automovilístico debido a la pandemia de la covid-19. En algunos países, como Alemania, el Estado va a apoyar fuertemente a este sector, pero las ayudas para particulares para la compra de vehículos se circunscribirán solo a los vehículos eléctricos. En España, sin embargo, el Gobierno ha puesto sobre la mesa un paquete de 250 millones de euros que también incluye los motores de gasolina y diésel.

Contaminación

Los motores de combustión de los coches no solo contribuyen al calentamiento global al emitir dióxido de carbono. También son responsables de una parte importante de los problemas de contaminación del aire, otro de los grandes problemas medioambientales a los que se enfrenta Europa. La Comisión ha difundido este viernes también su evaluación de los planes que tienen los Estados para cumplir con las metas de reducción de este tipo de contaminantes a medio y largo plazo. Y la conclusión de Bruselas es que la mayoría de países no están bien encaminados para cumplir con las metas de 2030.

Según el informe de seguimiento de la Comisión Europea, solo siete de países —Bélgica, Bulgaria, Chequia, Grecia, Francia, Croacia y Holanda― tienen aprobados ahora planes de acción que les permitirán cumplir en 2030 con las reducciones necesarias de dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, metano, amoniaco y partículas finas que exige la normativa europea. “Los demás Estados miembros deberán adoptar medidas adicionales para cumplir sus compromisos de reducción de emisiones”, advierte el documento.

Virginijus Sinkevičius, comisario europeo de Medio Ambiente, ha advertido a través de un comunicado este viernes de que “demasiados ciudadanos siguen estando en riesgo debido al aire que respiran”. Ha pedido “medidas más eficaces para reducir la contaminación” especialmente en “la agricultura, el transporte y la energía”. “Nunca ha habido un momento más propicio para efectuar estos cambios: invertir en un aire más limpio significa invertir en la salud de los ciudadanos, en nuestro clima y supone el impulso que necesita nuestra economía”, ha resaltado Sinkevičius.

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