El sueño artístico de Laura Luelmo roto por su asesinato
La familia de la joven docente víctima de violencia machista expone sus pinturas y fotografías
Laura Luelmo Hernández pintaba infinitos y vivía para el arte hasta que Bernardo Montoya la asesinó el 12 de diciembre de 2018. La joven llevaba apenas tres días en El Campillo, un pueblito de Huelva, cuando Montoya, que vivía enfrente, la mató. Tenía 26 años y era profesora de educación plástica en Nerva, a pocos kilómetros. Este crimen machista segó los sueños de la zamorana, creativa desde que trazaba tiernas escenas navideñas a lápiz. Las pinturas, fotografías y diseños de Luelmo se pueden ...
Laura Luelmo Hernández pintaba infinitos y vivía para el arte hasta que Bernardo Montoya la asesinó el 12 de diciembre de 2018. La joven llevaba apenas tres días en El Campillo, un pueblito de Huelva, cuando Montoya, que vivía enfrente, la mató. Tenía 26 años y era profesora de educación plástica en Nerva, a pocos kilómetros. Este crimen machista segó los sueños de la zamorana, creativa desde que trazaba tiernas escenas navideñas a lápiz. Las pinturas, fotografías y diseños de Luelmo se pueden apreciar ahora gracias a una plataforma digital de arte visual que su familia, que no ha respondido al contacto de EL PAÍS, ha publicado para mostrar la gran pasión que Laura labró desde la infancia. El recorrido se llama Laura Luelmo: Arte visual.
La web recoge el recorrido artístico de la castellanoleonesa, quien desde pronto tuvo unas marcadas inquietudes culturales. La muestra digital repasa sus composiciones incluso antes de cursar el Bachillerato en la escuela de Arte y Superior de Diseño de su ciudad. De allí pasó a Salamanca, donde se graduó en Bellas Artes en 2014. Su compañera Inés de Arribas la define en la web como “todo color” y rememora las “risas y fascinación por el arte” de esta “creadora incansable”.
La plataforma recoge, entre muchos otros, un dibujo que combina modelos y maniquíes en blanco, negro y gris, que su profesor Servando Vicente había conservado para que sirviera de ejemplo para futuros cursos. Durante su último año de formación universitaria hizo un intercambio con la universidad mexicana de Puebla, donde realizó dos exposiciones, una individual de pintura y fotografía y otra colectiva.
Luelmo completó su formación en Valencia, Madrid y Elche para adaptar sus conocimientos a la docencia, tanto artística como en idiomas, con el añadido de diseño. Amparo Alonso, que la tuvo como alumna en las aulas valencianas, la cataloga como “mujer valiente y dispuesta a seguir sus sueños”. Luelmo, abiertamente feminista, compuso logos animados en reivindicación de las mujeres y contra la violencia machista de cara a los actos del 8 de marzo. También se prodigó con la pintura japonesa y obtuvo el título de monitora de ocio y tiempo libre. “Era capaz de cruzar a cualquier lugar del planeta para dedicarse al arte y la educación artística”, aprecia Alonso.
La profesora, oriunda de Villabuena del Puente (700 habitantes), desarrolló sus capacidades para asociaciones de Santander y participó en talleres de retratos y caricaturas en la Biblioteca Nacional de España en los días de puertas abiertas del museo en 2016. La joven zamorana, muy activa y deportista, se desplazó a Lanzarote y a Cádiz para trabajar como fotógrafa en una empresa entre julio de 2016 y noviembre de 2017 hasta que pidió la excedencia para opositar a docente de Secundaria. Su gran objetivo. Una vez superó las pruebas impartió clase en Palencia y en Zamora durante unos meses antes de recalar en Huelva, donde fue “víctima de un brutal episodio de violencia contra la mujer”, tal y como recuerdan los suyos.
Una exposición colectiva conmemoró el año pasado en Zamora, apenas unos meses tras su asesinato, el arte de las mujeres bajo el lema Femenino y plurales, dos temas predilectos para Luemo. Los autorretratos, las fotos de desnudos y la presencia de cuerpos no normativos e interraciales abundaban en sus composiciones, algunas de las cuales preparaba en el caballete que tenía en su casa familiar.
El último proyecto en el que se hallaba inmersa trataba los musgos y líquenes de los Arribes del Duero, que marcan la frontera natural entre Salamanca, Zamora y Portugal. El crimen impidió que prosiguiera con la documentación gráfica que recogió por estas comarcas. El legado de la joven ha quedado grabado en el centro multifuncional de El Campillo, que lleva su nombre. La Unidad de Igualdad de la Universidad de Salamanca creó también el Premio Laura Luelmo de arte contemporáneo por la igualdad de género y contra la violencia sobre la mujer. La primera edición fue el año pasado para recordar sus aspiraciones arrebatadas y denunciar que mujeres como Laura no puedan salir a correr sin miedo.