Sanidad advierte del papel de los hogares en la difusión de la pandemia

En 130.000 de los casi 170.000 casos diagnosticados se ignora el lugar del contagio. El protocolo para la macroencuesta epidemiológica en los domicilios no está listo

Rueda de prensa virtual ofrecida por el ministro de Sanidad, Salvador Illa (a la izquierdai), y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. En vídeo,declaraciones de Illa.Vídeo: EFE | EUROPA PRESS
Madrid -

Desde el inicio de la alarma sanitaria, este lunes ha sido el día con menos nuevos casos de infección (3.477, según ha precisado el ministro de Sanidad, Salvador Illa). En la mayoría de los contagios —tanto los diarios como los 169.496 acumulados hasta el momento— sigue sin haber una explicación precisa sobre el lugar en que se produjeron. Del total solo parece bastante clara una cifra: unos 25.000 sanitarios (de ellos, 31 fallecidos) infectados en sus lugares de trabajo, seña...

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Desde el inicio de la alarma sanitaria, este lunes ha sido el día con menos nuevos casos de infección (3.477, según ha precisado el ministro de Sanidad, Salvador Illa). En la mayoría de los contagios —tanto los diarios como los 169.496 acumulados hasta el momento— sigue sin haber una explicación precisa sobre el lugar en que se produjeron. Del total solo parece bastante clara una cifra: unos 25.000 sanitarios (de ellos, 31 fallecidos) infectados en sus lugares de trabajo, señaló el ministro. Sindicatos y asociaciones profesionales de los cuerpos policiales calcularon la semana pasada que sumaban 14.000 afectados. Sobre el resto, unos 130.000 infectados, no hay una explicación clara del lugar de infección. Sigue sin haber datos detallados de las residencias de mayores, tanto de su personal infectado como de sus usuarios. Pero Illa ha puesto el foco en otra “importante” vía de contagio: los hogares.

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Si se tiene en cuenta que los casos que se identifican ahora corresponden, aproximadamente, a los contagios producidos hace entre 10 y 15 días (el tiempo promedio desde que una persona se infecta hasta que manifiestan los síntomas y son tan graves que le llevan a consulta o a urgencias, que es cuando entran en el cómputo), eso quiere decir que ahora se está viendo el efecto de los contagios tras decretarse la primera fase del confinamiento, pero antes del parón económico de finales de marzo.

“Habiéndose reducido la movilidad mucho, pensamos que puede darse un contagio en los propios domicilios”, ha dicho Illa, quien ha recordado a quienes tengan síntomas que deben contactar con su médico, tomar “estrictas medidas de higiene” y evitar al máximo los contactos con otras personas en su casa. Los hogares “son un foco importante”, ha afirmado.

“El conocimiento impresionístico [lo que se aprecia] es que ha habido transmisión dentro y fuera de casa y en los centros asistenciales”, afirma Miquel Porta, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Ha habido transmisión en casa y transmisión en residencias. También en actividades esenciales que han estado funcionando, como servicios de salud, supermercados, etcétera”, dice José Martínez Olmos, secretario general de Sanidad entre 2005 y 2011, durante los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero, y profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. El abanico es tan amplio que los dos coinciden en que sigue habiendo transmisión en todos los ámbitos, aunque esta se haya reducido al mínimo en las últimas cuatro semanas (pese a que el 31 de marzo se registraron 9.222 nuevos casos, el récord) porque “el confinamiento funciona”, explica Martínez Olmos. “Las cadenas de transmisión que había entre el 9 y el 15 de marzo [muchas silenciosas], más la transmisión muy alta en residencias y centros sanitarios explican lo que ha pasado estas semanas”, afirma Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología.

Joan Ramon Villalbí, director de Calidad de la Agència de Salut Pública de Barcelona, afirma que “es probable que muchos casos recientes sean los convivientes de los casos leves que se dejaron aislados en su domicilio cuando no había mascarillas, etcétera”. “Pero tenemos relativamente poca información sobre esto”, añade.

La queja por la falta de datos y la deficitaria calidad de los que se dan es general entre los especialistas. Ni siquiera el de los fallecimientos es exacto, y el Ministerio de Justicia pidió la semana pasada a los registros que le enviaran la información correspondiente sin que haya podido hacer públicos los resultados de momento. Ante este desconocimiento, “es muy importante, y no solo para los técnicos, que quede claro que el conocimiento más válido y más cuantitativo solo vendrá del estudio de seroprevalencia” (el porcentaje de afectados), dice Porta.

Se refiere a que el ministerio anunció que esta semana empezarían las pruebas, previstas para unas 62.000 personas de 30.000 hogares, y que están diseñando el Instituto Nacional de Estadística y el Instituto de Salud Carlos III, pero los protocolos correspondientes todavía no están listos. Se sabe que se harán un mínimo de 600 pruebas por provincia, y que, según su ficha técnica, el muestreo se ha organizado para detectar con una exactitud del 95% cuántas personas están o han estado en contacto con el virus si estas son más del 5% la muestra. Eso quiere decir que si en la realidad hubiera menos de ese porcentaje de contagiados, el estudio perdería validez. Por tanto, el ministerio espera detectar al menos ese 5% (unos 2,3 millones de afectados), muy por encima de los 170.000 registrados ahora.

Esta falta de datos contrasta —y explica— las diferencias con Corea del Sur, un país de aproximadamente la misma población que España que, pese a ser de los primeros afectados después de China, este lunes solo contabilizaba 10.537 casos con 217 muertos. Una de las razones es que desde el principio se efectuaron test masivos, lo que permitió aislar a los infectados y cortar la transmisión, ayudado por aplicaciones de móvil que facilitan su seguimiento y la detección de sus contactos.

Vinculado al resultado del estudio epidemiológico, el ministerio ya ha pedido a las comunidades una relación de infraestructuras con posibilidad de albergar a las personas que den positivo y no puedan mantener el aislamiento en sus domicilios. Villalbí insiste por eso en “la importancia de los espacios para aislar a enfermos leves que no pueden hacerlo en casa” (hoteles, albergues, etcétera), ya que ayudaría a cortar la transmisión domiciliaria.

Los mejores datos desde la alarma

Los últimos datos que ha dado este lunes el ministro de Sanidad, Salvador Illa, son los mejores desde que hace cuatro semanas entró en vigor el decreto de alarma. Los 3.477 nuevos casos y las 517 defunciones son los menores registrados desde el 20 de marzo. Pero con una diferencia: si entonces ambas cifras estaban aumentando casi al 15% y al 30%, respectivamente, ahora lo hacen al 2,09% los diagnosticados y al 3,05% los fallecimientos. En total se han contabilizado 169.496 infectados y 17.489 decesos. La mejoría es general en todas las comunidades, aunque destacan los casos de Murcia (menos del 1% de aumento en los diagnosticados) y Madrid (una subida del 1,25%). Esta última comunidad ha sido de las más castigadas por la pandemia (con un 14% de la población total, acumula casi el 28% de los casos), pero probablemente se esté beneficiando de que ya una parte importante de la población susceptible se ha infectado y el virus tiene menos posibilidad de expandirse.


En el extremo opuesto, Castilla y León y Asturias, ambas con poblaciones muy envejecidas a las que el virus llegó después, lideran las subidas de casos (un 4,21% y un 3,49% respectivamente) en el último día.


Si se comparan los datos con los del lunes de la semana pasada, el aumento del registro de positivos y el de muertes crece ahora prácticamente la mitad que entonces. Todavía las curvas de afectados y fallecidos no han entrado en su fase de descenso, pero subidas de alrededor del 2% en casos registrados y del 3% en muertes indican que se está llegando a su pico, y que si la tendencia no se altera pronto iniciará el descenso.


Illa también ha dado el dato de que ya se han infectado 25.000 sanitarios, de los que han muerto 31. Ello arrojaría una tasa de mortalidad del 0,12%, muy alejada de la que darían las cifras de la población general (el 10,3%), pero más cerca de la que dan países como Corea del Sur (el 2%), teniendo en cuenta que se trata de un colectivo más joven como media.


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